CAPÍTULO III: La verdad en sus propias palabras parte 1

Año 2012….

Era el martes 03 de julio de 2012 y acababa de cumplir 29 años de edad, siempre me caractericé por ser un hombre alto, de contextura muy delgada, mi cabello oscuro lo usaba un poco largo y de forma descuidada y todos insistían en que tenía un aspecto muy hípster, usaba unas distintivas gafas porque tengo una avanzada

miopía, las mujeres solían decirme que era atractivo porque tengo un hermoso rostro, aunque nunca me esforcé por agradarles, ya que después de todo era un hombre casado, siempre vestía camisetas de mis personas de animé favoritos, jeans y zapatos para hacer skateboard, debido a que soy un ingeniero en electrónica de

profesión, y trabajo en el área de mantenimiento de la compañía eléctrica de la isla en la cual vivo no necesito usar trajes muy elegantes.

-¡Llegué a casa! – Dije sin recibir respuesta.

Sabía que Melina, mi esposa desde hace cuatro años, aún no se encontraba en casa debido a que su auto no se estaba aparcado en el lugar de siempre, pero ambos teníamos la costumbre de anunciarnos al llegar a nuestro

hogar.

-Supongo que tengo que preparar la cena para los dos nuevamente – Dije encogiéndose de hombros

Yo estaba acostumbrado a hacer las labores del hogar por mí mismo, debido a que ocurrió una tragedia personal cuando tenía 10 años que me convirtió en un huérfano y desde entonces soy una persona muy independiente, esperé por más de una hora mientras recogía el desorden esparcido por todo el lugar, aunque sé que las labores del hogar deben ser compartidas, últimamente soy el único que las hace, decidí llamar a Melina porque estaba muy preocupado de que le hubiera ocurrido algo de camino a casa.

-¿Melina cuando vas a llegar a casa? – Le pregunto con impaciencia

Melina Vargas era mi esposa, ella es una sexy pelirroja de 28 años, trabajaba como agente de bienes raíces para una de la más importante agencias inmobiliaria de la isla, me tenía fascinado porque era una mujer muy sofisticada, sin embargo, con el tiempo descubrí también que era muy ambiciosa y otras terribles cualidades que a medida que se desarrolle mis aventuras y desventuras con ella fui descubriendo para mi horror.

-Daniel, estoy harta de decirte que sé a qué hora llego a mi trabajo, pero no a qué hora salgo – Gritó Melina con molestia

Yo comprendía que Melina se estaba esforzando para consolidar su carrera profesional en un mercado muy competitivo, pero ya eran las nueve de la noche y ella aún no regresaba a casa, además de que antes no ocurría esto, sino que era algo reciente.

-Melina tienes un empleo de bajo rango y sin tantas responsabilidades, ¿Por qué tienes que quedarte hasta esta hora en tu trabajo? – Pregunto con desconcierto

-Precisamente porque quiero que me noten y ser promovida a un cargo ejecutivo – Me respondió Melina con molestia

Las llegadas tarde debido a su trabajo por parte de Melina se convirtieron en algo cotidiano durante los últimos dos meses y era muy desesperante para mí, porque ella solía hacerme promesas que luego no cumplía.

-Melina, si sientes que no tienes oportunidad de crecimiento en esa agencia puedes buscar otro empleo – Sugirió Daniel

-¿Debes estar bromeando Daniel?, Porque esta es la mejor agencia inmobiliaria de la isla – Dijo Melina con sarcasmo

-Melina gano lo suficiente para que los dos podamos vivir sin tener problemas económicos – Argumenté intentando hacerla cambiar de opinión

-Ya hemos tenido esta discusión muchas veces y estoy harta de discutir contigo – Dijo Melina de forma tajante

 Yo estaba desconcertado porque Melina terminó la llamada de forma abrupta y no comprendía el motivo de su actitud tan grosera hacia mí, porque pensaba en que ella no necesitaba esforzarse de esa manera debido a que trabajaba largas jornadas y mis ingresos pagaban el 100% de los gastos así que no era necesario que ella se esforzara de esa manera.

-Melina, tu esposo realmente es un idiota – Dijo David con una sonrisa

David Pérez era el vecino de Melina y Daniel, un hombre muy atractivo y seductor de 28 años y analista financiero de profesión, el cual se mantenía en excelente forma física

Melina se sonrió porque consideraba a Daniel como un tonto y no sentía no respeto hacia él

-Mejor que sea un idiota o nos puede descubrir – Admitió Melina

David conocía a Daniel de la secundaria y nunca lo respeto porque lo consideraba un hombre débil debido a que no evitaba la confrontación.

-Ese imbécil no se da cuenta de nada – Dijo David

 Melina estuvo de acuerdo con David porque Daniel estaba tan concentrado en las finanzas que ignoraba lo que ocurría a su alrededor

-¿Por qué querías que viniera a tu casa esta noche? – Preguntó Melina con curiosidad

-Mi esposa se encuentra de viaje y regresa el día de mañana

Melina se sonrió con malicia, porque le gustaba mucho David, aunque este no era el primer amante que tenía desde que comenzó su relación con Daniel y no planeaba terminar con esta aventura en el corto plazo.

-¿Seguro que tu esposa no va a regresar esta noche? – Preguntó Melina con duda

David se sonrió con diversión porque ya se había asegurado que su esposa Magaly no regresaría esa noche.

-Ya tengo eso resuelto y ella regresa mañana – Dijo David con lujuria

Melina se mordió el labio con deseo y se acercó para tocar su tonificado pecho

-No me gusta que muerdas tus sexis labios – Dijo David

David la tomó de su cabello y lo jaló de forma demandante para darle un posesivo beso en la base de su cuello para luego succionar y dejarle una marca, haciendo que Melina se estremeciera de placer

-Me gusta cuando lo hacemos en la cama donde duermes con ella – Dijo Melina con picardía.

David se sonrió y a pesar de que sabía que era la mayor falta de respeto hacia su esposa, no le importó tener sexo con Melina en su lecho conyugal.

-Me gusta más cuando me dejas acabar en ti – Dijo David

-David no quiero arriesgarme y quedar embarazada

-Es que así es más emocionante, además que hay un 50% de probabilidad de que sea mío - Dijo David

Melina se sonrió porque Daniel siempre usaba protección debido a que ella le negaba el sexo si no se ponía un preservativo

-No quiero tener hijos y menos de Daniel

-Si tanto te desagrada porque no te divorcias de él

-¿Vas a pagar mis gastos?

-Sabes que no puedo hacerlo o mi esposa se va a dar cuenta

-¿Por qué estás con ella?

-Es buena para mi carrera, además que mi hermana y mi tía la quieren mucho

-No tengo mucho tiempo y necesito regresar con el idiota de mi esposo

David se sonrió, volvió su cuerpo y se colocó sobre ella y con su rodilla separó sus piernas para embestirla de forma brusca sin usar un preservativo, a pesar de lo rudo a Melina le encantaba y gritaba loca de placer, al final los dos estaban sudorosos y descansaban cuando Melina recordó algo.

-¿Leíste el correo que te envié? – Preguntó Melina

-¿Cuál correo? – Preguntó David con desconocimiento

-Uno que te envié esta tarde antes de que me llamaras

-Seguramente debe estar en la bandeja de spam

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