Capítulo XVIII. RECUPERÁNDOSE.

Natasha no había dormido nada. Estaba en el hospital, le habían dado medicación para ayudar a que su cuerpo a terminar de expulsar los restos del embarazo que aún quedaban en su útero. Y también medicación para el dolor. Así que solo sentía presión de vez en cuando, en su parte baja, cuando salían fluidos.

Paso toda la noche mirando por la ventana, con los ojos llenos de lágrimas, preguntándose si había hecho algo malo, y había pagado con la pérdida de su hijo. Y entonces recordaba lo asustada que estaba cuando se enteró del embarazo. Se comenzó a culpar por la perdida.

No importaba que el médico les hubiera explicado que no era culpa suya. Que a veces eso ocurría. Que se esforzará en recuperarse. Y posiblemente en cuatro meses podrían intentar concebir nuevamente.

Natasha no quería pensar en nada de eso. Solo quería dormir y no pensar. Pero eso no sucedía. Estaba despierta reviviendo lo que había pasado en las últimas horas. Luego de que Julián la hubiera llevado al hospital.

Miró el suero que tenía conectado a su brazo. Y en eso entro una enfermera. Le sonrió, mientras revisaba el suero. Miró su historial, y procedió a colocarle un medicamento a través del suero.

* ¿Qué es eso? - preguntó Natasha en un murmuro.

* Antibiotico, para prevenir una infección. - le respondió con una sonrisa.

* ¿Sabe dónde está mi esposo? - preguntó Natasha a la enfermera.

La habían dejado sola, Raquel y Estrella habían pasado a ver cómo estaba. Pero el médico no las dejo quedarse. Y lo mismo sucedió con su hermano Edward. El resto de la familia quedó en visitarla al día siguiente. Sobre todo su madre, Rebecca, le dijo que estuviera tranquila, y se recuperará. Que todo saldría bien.

* Su esposo fue a buscar ropa para usted y a cambiarse, señora. Por la hora ya debe estar por llegar. Trate de dormir. Ya es muy tarde. Necesita descansar. - le dijo la enfermera, mirando el reloj. Eran más de las doce de la noche. - ¿Quiere que hable con el médico de guardia para que dé la orden para un calmante? - le preguntó la enfermera.

* No, gracias señorita. Esperaré a mi esposo despierta. - le respondió, volviendo a mirar a la ventana de la habitación.

La enfermera asintió con la cabeza, y colocó de nuevo el historial en su sitio. Le deseo buenas noches. Y salió de la habitación.

Veinte minutos después, llegó Julián con un bolso. Se había bañado y cambiado con una ropa deportiva. Dejo el bolso en la silla y se acercó a la cama. Ella se giró al sentir su presencia. Él se sentó en la orilla de la cama. Se veía que tampoco había dormido en la noche.

* ¿Cómo te sientes, Naty? Debes dormir. - le dijo acariciando su mejilla.

* Estoy mejor. Pero muy triste. ¿Te quedarías conmigo? No quiero estar sola. - Él la miró. La misma tristeza que se reflejaba en los ojos de Natasha, se veía en los ojos de Julián. De vez en cuando, a alguno de los dos se le escapaba una lágrima por la perdida sufrida. Al parecer, una parte del tesoro al final del arcoiris, aún estaba muy lejos de ellos.

El afirmó con la cabeza y se acomodó con cuidado, acostándose a su lado. Y pasando un brazo por sus hombros, haciendo que ella reposará su cabeza en el pecho propio. Y la mejilla de él sobre la cabeza ajena

Natasha comenzó a llorar muy bajito y el comenzó a acariciar su espalda. Dejo que ella se desahogara. No lo había hecho en todo este tiempo.

Ella lo apretaba con toda su fuerza. Y así pasaron un par de horas hasta que ella se durmió, y luego él también se quedó dormido. Ambos vencidos por el cansancio y las emociones de las últimas horas.

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Han pasado varios días desde que Máximo está con Viviana en su apartamento. Ella se desvive por atenderlo lo mejor que puede. Y ha dejado de lado la venganza y el odio que sentía hacia Natasha y Julián. Y lo había sustituido por el amor tan grande que le tiene a Máximo.

Nunca imagino amar tanto a alguien. Y ahora se daba cuenta, que el amor es ver al otro contento y con salud. Encontrar en la alegria ajena, su propia alegría. Es respeto y responsabilidad.

Lo que había sentido antes, solo era capricho, egoísmo. Había sido una tonta. Una niña mimada al no haberse dado cuenta de sus errores a tiempo. Se arrepentía de mucho y esperaba poder solucionarlo. Y que Máximo aceptará amarla, si llegaba a recordar.

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Maximo si había empezado a recordar. Pero aún no veía con claridad quien había sido el culpable de envenenarlo. Había comenzado a soñar esas escenas. Y solo veía la figura de una mujer hablando por teléfono y expresándose despectivamente de él.

No le había dicho nada a nadie sobre lo que recordaba. se había comunicado con Natasha y se había enterado de lo que había sucedido con su embarazo. Así que no quiso agobiarla más.

Mientras tanto, se enamoraba cada día más de Viviana.

**********

Pasaron los días. Ya habían dado de alta a Natasha, pero aun estaba de reposo en casa. Julián salía a las empresas de su padre, verificaba que todo estuviera en orden. No se quedaba mucho tiempo, solo lo necesario para revisar documentos, firmar, asistir a reuniones, o hablar con alguna persona que estuviera citada para los diferentes proyectos de las empresas. Asi que se desocupaba temprano, y volvia a casa con Natasha.

Naty lo acepto de nuevo con ella en su cuarto. Era la única manera que tenían ambos para conciliar el sueño, y dormir tranquilos. Cuando alguno dormia sin el otro, tenían pesadillas con su bebe. Se sentían muy culpables de lo que había sucedido con el embarazo.

Pero se repetían una y otra vez, lo que había dicho el médico, no habían tenido la culpa de lo sucedido. Era la manera de seguir adelante.

**********

Ya ha pasado un mes. Natasha volvió a trabajar como asistente del director, su antiguo empleo.

Julian había tratado de convencerla que trabajara en la empresa familiar, pero sino lo había logrado su padre Brayan, menos él.

Natasha logro hablar con Máximo, y se entero de que estaba recordando. Ahora él tenia sospechas de que quien había sido la persona que lo había envenenado. También le conto, que estaba más enamorado que nunca de Viviana. Y que Vivi le había demostrado que lo amaba inmensamente también.

* Tengo miedo, Naty. – le dijo Máximo, mientras caminaban por el parque, un dia por la tarde.

* ¿De qué tienes miedo? – le pregunto Naty mientras lo miraba, sin dejar de caminar.

* De que cuando confirme quien me estaba haciendo daño, descubra que es una persona muy querida para mi. Y no me pueda alejar de ella, solo para quedar peor que antes.- le explico en voz baja Máximo a Naty.

* No quiero perderla… - susurro Máximo con la vista fija en el lago. Habían detenido sus pasos por el parque, frente a un hermoso lago. Y había muchas aves. Naty solo lo escucho, Max necesitaba con quien hablar.

Siguieron caminando mientras conversaban, hasta que Naty le dijo,

* Si estas seguro que ella cambio, y estas seguro de confiar en ella, entonces sigue con ella. – le recomendó Naty. – pero si no confias, y le tienes miedo. Dejala ir, que encuentre alguien que la quiera. Y sigue tu adelante sin ella. – culmino Naty. – piénsalo amigo. – dijo abrazandolo.

* Debo regresar. Te llamo más tarde. – le dijo y se fue del parque. Máximo le dio las gracias y se quedo pensando.

Estaba casi seguro que todas las maldades, asi como lo que le había pasado a él, eran culpa de Viviana.

¿Cómo alejarla sino podía?

La amaba inmensamente.

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La relación entre Natasha y Julián se fortalecia enormemente. Atrás quedaba el sufrimiento por los malentendidos, y la desconfianza. Solo veian su presente. Eran felices juntos, a pesar de los momentos dolorosos, que los habían fortalecido como pareja.

Y en su futuro, ambos se veian juntos, felices y en armonía.

Decidieron comprometerse, pensando en casarse en un futuro cercano. Visitaron a sus familias un fin de semana. Todos fueron muy amables, y estaban muy alegres.

Ellos estaban encantados con la idea del matrimonio entre Natasha y Julián.

En algún momento, uno de los hermanos menores de Julián se le ocurrió darles las condolencias por la pérdida de su bebe. Esa fue la gota de desbordo el vaso entre tantas emociones ese día. Aun ellos estaban en proceso de superar la pérdida del embarazo, aun les dolía, y no hablaban abiertamente de ese tema.

Ella no le respondió a su cuñado. Pidió permiso, y sin esperar respuesta, camino rápido para alejarse de ellos. Al verse sola, comenzó a llorar. De repente había recordado la hermosa sensación de sentirse embarazada, y eso la lleno de tristeza. Julian llego a su lado, y la abrazo consolándola. Y poco a poco Naty se calmó en sus brazos.

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* ¿Y nada de nada amiga? Por que Julián, si es un mangazo. Como para chuparse los dedos. – dijo sonriendo con picardía su compañera de trabajo, mientras conversaba con Natasha, era una de las muchachas del trabajo con la que tenia más confianza.

* Quedamos de acuerdo que esperaríamos un poco, amiga. Además después de lo que nos paso, mejor es que yo prepare bien  mi cuerpo, antes de  embarazarme de nuevo. – le explicó Natasha.

" Si sabes que hay métodos anticonceptivos que te permiten tener relaciones sin embarazarte, ¿cierto? – le pregunto su amiga, con una sonrisa.

* Si, claro. – y como sino hubiera escuchado, continuo. - Pero queremos ambos estar preparados mentalmente para enfrentarnos a un nuevo embarazo. Si es que decidimos tener hijos. – dijo en un murmullo triste. La muchacha solo la miro, mientras tomaba la mano de Natasha y se la apretaba.

* Tranquila lo superaran. Estoy segura. – le dijo sonriendo. – Bueno, me voy. Ya es la hora de regresar a nuestras actividades. Nos vemos mas tarde, Naty. – dijo despidiéndose la chica. Natasha, la miro alejarse, y se quedo pensativa.

“¿Podría intentar quedar embarazada de nuevo?” pensó.

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