capitulo 8: "Inés"

Alberto se estaba levantando, cuando Constanza se despertó exaltada.

-¿A dónde vas?- le pregunto ella rápido, enderezándose en la cama.

Su esposo la miro sorprendido, pero luego sonrió.

-Llegará ganado temprano.- respondió inclinándose desde el otro lado de la cama hacia ella -vuelve a dormir, cariño, aún no ha amanecido.- susurro mientras la recostaba de nuevo entre besos -Debo marcharme.- insistió el Duque con pesar sin dejar de sonreír, se enderezó y se marchó, no sin antes voltear para verla de nuevo.

Ella lo miro hasta que se hubo ido con la felicidad reflejada en su rostro. Cerro los ojos y se volvió a dormir.

Despertó nuevamente, horas más tardes, cuando Amparo abrió las cortinas de sus ventanales. Constanza se estiró en la cama llena de placer, se sentía plena, diferente, no dejaba de recordar a las orugas, cuando en un proceso casi mágico, se convertían en mariposas.

-Buenos días.- saludo a su doncella con una sonrisa, pero esta apenas respondió.

Realmente no sabía si esa chica ya era así o ella no le caía bien. La verdad que no imaginaba despertar todos los días con esas expresiones... O faltas de ellas.

Al ver la mancha de sangre en su sábana, rápidamente se movió para ver en su camisón y también tenía. Se puso nerviosa, ahora su descortés empleada sabría que ella pasó la noche, por primera vez, con su esposo. Aunque después de meditarlo por un segundo asumió que era algo normal, ni tenía nada de que apenarse, ergio su pecho y hasta sintió orgullo, era toda una mujer ahora. Se higienizó, se vistió y fue a desayunar. Se sorprendió al ver qué en la sala estaba su esposo.

-Oh, pensé que había llegado ganado.- comento con una sonrisa.

-Y así es. Regrese solo para desayunar contigo.- respondió él ayudándola a acomodarse en su silla.

-¡Me alegro! Que bueno de que esté aquí, me gustaría pasar más tiempo con ust... Contigo.- se corrigió -Para conocernos mejor... Tal vez.- continuo con timidez.

-Hoy, lamentablemente, estoy disponible solo en este momento, pero ya he organizado un recorrido para mañana.- Albert pudo notar que ella lo miraba con un poco de pena -De verdad, quisiera acompañarte más hoy, pero algunos animales que han llegado son para alimentar al pueblo, y con Bonaparte en el trono hay que aprovechar cada oportunidad como está.-

-Entiendo.- asintió Constanza -¿Puedo preguntarle??. Preguntarte algo?- prosiguió y el Duque la miro atenta -¿Puedo cambiar mí ayudante de cámara?... Es que está no me guste pero...-

-Ya te he dicho que puedes hacer lo que quieras. Eres la Duquesa, "Mi Duquesa"- la interrumpió él tomándole la mano y besándola -No tienes que explicar nada.-

Sonaron algunas campanadas y el Duque miro el reloj de pie que había en un rincón.

-Lo siento, tengo que retirarme, cariño.- dijo limpiándose la boca.

-Está bien.- respondió Constanza, disfrazado su pena con una sonrisa.

Su esposo le beso la mano y se marchó, caminando muy de prisa.

Por la tarde, Constanza estaba sentada frente a una mesa, ubicada junto a uno de los grandes ventanales de su habitación, con sus dos fieles Rosco y Ulises a sus pies, cuando entro Inés con una bandeja de merienda en sus manos.

-¿Me ha mandado a llamar? Excelencia.- pregunto muy tímidamente la joven haciendo una reverencia.

-Claro que sí.- respondió ella con una sonrisa.

-¿Esperamos a su esposo o ya le sirvo?- pregunto la niña buscando al Duque con la mirada.

-Mi esposo estará fuera todo el día.-

-Pero... pidió merienda para dos, excelencia.- dijo confundida Inés.

-Si, lo sé.- dijo la Duquesa muy amablemente -Toma asiento.-

-Me temo... Que no entiendo, señora.-

-Hazme compañía y platiquemos un rato, por favor.- propuso Constanza.

Inés la miro extrañada, la Duquesa señalo una silla del otro lado de la mesa, lo dudo por un momento, pero accedió, al fin.

-Entonces, Inés... ¿Inés, verdad?- comenzó a decir mientras ella misma servía los pocillos, mientras la chica la miraba fijo, sin saber cómo reaccionar -Cuéntame de tu vida.-

-¿Mi vida?... No sé qué decirle... Excelencia.-

-Bueno... Que edad tienes ¿Hace mucho que estás aquí?, tus gustos... Cosas como esas.- insistió Constanza.

-Mm, bueno... cumpliré años en muy poco tiempo, 16... vivía en un pueblito no muy lejos de aquí, pero cuando mí madre murió vine a vivir aquí... Con mí tío.- finalizó con algo de pena.

A la Duquesa le llamo la atención este último acto, pero continuo.

-¿Has venido de América?, yo soy de allí, del Río de la Plata.- continuo ella.

— No, yo no... mí madre, vino como exclama o algo asi.-

-Era aborigen ¿Verdad?- pregunto y la chica bajo la mirada -Lo supuse por algunos de tus rasgos, de hecho mí bisabuela paterna lo era, así que por mía venas también corre esa sangre.-continuo e Inés levanto la mirada más animada -¿De qué...? Tu madre ¿Qué le sucedió?-

-No... No sé si deba.- dijo la chica y suspiro -Bueno, lo sabes tarde o temprano. La llevaron a la orca por... Asesinar a mí padre.-

Constanza quedó perpleja.

-Que triste.- dijo tapándose la boca.

-Lo padre era muy malo, excelencia, con ambas.- explico la chica -Ella solo trato de defendernos.-

-Entiendo completamente.- dijo angustiada -Pero... Cambiemos de tema.- y la chica sonrió -He hhecho mover la mesa hasta aquí para que podamos ver el hermoso jardín.-

-Es un bello paisaje, excelencia.- comento Inés viendo por la ventana, hasta que encontró a Cristof caminando entre los árboles con un libro en la mano. Volvió a notar esa expresión hipnótica en el rostro de su compañera, le provocó ternura la actitud de la niña y volvió a sonreír.

Inés ingresó a la cocina, con la bandeja vacía.

-¿Por qué has tardado tanto?, niña.- pregunto la cocinera.

-Es que... La señora Duquesa me ha invitado a qué la acompañe con el té.- respondió muy dulcemente Inés. La otra muchacha la quedó viendo sin saber qué decir.

-¡¿Qué has dicho?!- dijo una fuerte voz a sus espaldas. La joven se giró muy lentamente, temblando.

-Tío...- musitó casi sin aliento -Creí que estaba con los animales.-

-He venido por un poco de pan.- dijo el hombre y la tomo del brazo -Repite lo que has dicho.-

-La señora me ha invitado...- repitió con voz temblorosa.

-¿Desde cuándo tanta confianza con los señores?- pregunto muy cerca del rostro de su sobrina, quien trataba de alejarlo, pero él presionaba su delgado brazo con más fuerzas.

-¡Benavides le hace mal!- Exclamó la cocinera.

-No quiero que hagas amistades con los de arriba ¿O crees que no me doy cuenta como miras al negro?- dijo su tío refiriéndose a Cristof.

-Por supuesto que no, tío.- dijo la niña, tragando saliva.

Benavides le soltó el brazo muy bruscamente y se marchó dando grandes zancadas, mientras que la cocinera corrió hacía ella y la abrazo, ya que no dejaba de temblar.

Más populares

Comments

Maria Elena Maciel Campusano

Maria Elena Maciel Campusano

Y ese "dichoso tío" será hermano del papá seguramente y si el papá de la pobre chica era toda una monería ya me imagino este "señor" cómo ha de ser🤔🤔🤔

2024-07-03

2

Rosesvanille

Rosesvanille

Pobrecita :(

2024-06-30

2

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play