Louise
La mirada intensa de las hermanas se encontraron con la mía, y un destello de sorpresa cruzó por sus ojos. Mis pensamientos se vieron envueltos en una mezcla tumultuosa de incredulidad y preocupación. ¿Cómo era posible que, después de todos estos años, nuestros caminos se hubieran cruzado de manera tan fortuita y persistente?
Las preguntas revoloteaban en mi mente, creando un zumbido ensordecedor. ¿Había notado cada uno de esos encuentros? ¿Qué pensamientos se agitaban ahora en su cabeza? La incertidumbre se apoderó de mí mientras intentaba comprender la dimensión de estas casualidades.
Alexander llega y se desliza hacia el asiento junto a su hermana menor, y en ese instante, siento su mirada clavándose en mí. Las preguntas se acumulan en su rostro, una expresión de desconcierto que se refleja en sus ojos. La sorpresa se apodera de él cuando, al dirigir la mirada a sus hermanas, descubre que el velo de secretos ha sido levantado.
—¡Le contaron! —exclama con los ojos abiertos de par en par, su incredulidad dibujada en cada rasgo de su rostro.
La hermana mayor responde imperturbable—. Es lo mejor. Esa situación entre ustedes es demasiado extraña. Estoy cansada de tanto misterio.
El aire a nuestro alrededor se volvería denso con la tensión no dicha, y mi mirada buscaría respuestas en sus ojos. ¿Habría experimentado lo mismo que yo, o estos encuentros simplemente pasarían desapercibidos para él? En ese momento, nos enfrentaríamos a la complejidad de nuestra conexión, como si el tiempo no hubiera desgastado del todo los lazos que nos unían, recordándonos que algunas conexiones son indelebles e impredecibles.
—¿Sientes algo por mí? ¿Ha cambiado algo?
—Puede que sí, me has gustado más que antes, pero no sé si te veo de forma romántica, de esa misma forma que tú me miras —Suspiro para tomar algo de la malteada que me había comprado para iniciar la charla.
—Te diré algunos datos sobre mí —le confieso, entregándome por completo en mi último intento—. 1. Adoro a mis padres, aunque a veces sienta la presión que ejercen sobre mí. Hemos hablado, y han mejorado bastante —tomo aire antes de pasar al siguiente punto, indicándolo con mis dedos—. Tengo miedo de ser madre y de perder el interés en ello. ¿Y si no soy buena madre? ¿Y si no cuido a mi bebé correctamente? Mi única meta, además de tener dinero, es seguir viviendo correctamente —muestro con mi mano que voy al tercer punto—. Me enamoré de alguien después de ti —puedo ver cómo abre los ojos sorprendidos—. Es el hermano de Liam, un año menor que él. Lo conocí gracias a mi gran inversionista —sonrío tristemente—. Fue durante una de mis retadoras confrontaciones con varios inversionistas en un restaurante. Él era... único —me río al recordar su peculiaridad—. Tenía fe en mí, pero era más torpe que tú emocionalmente. Había nacido en cuna de oro, pero, a diferencia de su hermano, no heredaría nada. Así que empezó desde cero. Y con eso llego al siguiente punto: siempre me he defendido, porque la vida me enseñó que tenía que hacerlo en este mundo. Debía dar todo de mí. Él me enseñó que existen dos tipos de mujeres: aquellas que desean escalar de manera decente, siendo guerreras y sin imaginarse siendo madres, y las que no les importa cómo alcanzar la meta con tal de conseguir lo que quieren. No les importa ser madres, pero no siempre son las mejores para ese rol. Él me dijo que yo estaba en la mitad y era la primera en darme cuenta de ello.
—¿Por qué no estás con él? —me interrumpe, y le sonrío.
—Me encanta el sexo, lo disfruto bastante. Siempre lo he disfrutado. Sin embargo, jamás me acosté con él. A pesar de que todos notaban esa tensión entre nosotros, nunca llegamos a ese punto porque nunca fuimos nada. Por eso mi siguiente punto: no soy suficiente para nadie. Solo me quieren para una noche o simplemente para usar, pero él fue diferente, porque me quería para todo. Pero no estaba preparado —bajo la cabeza, recordando—. Antes podía soportar los conciertos, las salidas nocturnas, pero una vez fuimos a un concierto, me invitó Liam. Pensé que era una cita con su hermano, pero ese tonto llegó con una modelo. Liam no sabía qué decir, no sabía cómo reaccionar. Lo peor fue cuando los artistas quisieron ver a los hermanos y uno se me quedó mirando. Empezó a coquetearme. En ese momento me di cuenta de que un hombre celoso da miedo, porque reaccionó violento y dejó claro que yo era suya —suelto una risa al recordarlo—. La rabia que sentí fue igual a la suya. Terminamos discutiendo en plena calle porque era injusto —miro hacia otro lado—. Odio los hospitales, más específicamente las salas de urgencias, porque tuve una crisis de ansiedad cuando él tuvo un accidente.
—¿Accidente? —Alexander se acerca y apoya su mano en mi muslo. Lo veo de reojo, pero continúo contando.
—Lo amaba. Descubrirlo fue doloroso porque él me había dicho que no quería nada serio, al igual que tú. Todos notaban cómo me trataba, porque me veía de manera romántica, me deseaba. Como broma, me decía que se casaría conmigo si no fuera tan joven —mi pecho empieza a doler—. Fue doloroso cuando, el mismo día que decidí decirle la verdad, lo encontró teniendo relaciones con su amante. Cuando me vio ahí, actuó tan indiferente que me destruyó y me confirmó que jamás sería suficiente para nadie —miro hacia el techo—. Dejé de buscarlo, dejé de sonreírle, marqué distancia rápidamente, dejé de salir con Liam porque no quería nada con él.
—¿Qué sucedió, Louise?
—Ese día que discutíamos, después de humillarme tanto, me agarró con fuerza y me besó. Me confesó que lo volvía loco, que le encantaba de una forma tan intensa, pero que él no podía tener hijos, que no era capaz de verse como padre. Le dije que estaba bien, que podíamos ser felices los dos, pero dijo que deseaba hacerme feliz, incluso si eso le costaba la vida —apoyo mi rostro en mi mano—. Debemos tener cuidado con las palabras. Por eso tengo cuidado con eso. Llegó lo inevitable. Tuvimos un accidente. Digo "tuvimos" porque yo estaba con él, por protegerme. Él quedó peor.
—¿Está vivo? —Niego con la cabeza.
—No, murió hace diez meses —miro a un punto fijo—. Cuando se estaba muriendo, me dijo que deseaba lo mejor para mí, incluso si no era con él.
—¿Por qué murió?
—Muerte cerebral. Donó sus órganos —miro hacia otro lado. Lo seguía amando. Sería mi persona especial toda la vida, mi todo —Hace poco apareció en mis sueños y me dijo que debía seguir adelante y dejarlo ir. Fue entonces cuando tomé la decisión total de ser madre.
—¿En qué entro yo?
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Comments
Zuliner Chacon
Autora me dejaste en una pieza con este capítulo 😱 😭 😱 😭
2024-11-02
0
Blanca Montero Angulo
hayyy perdió la persona que amaba 😭😭😭😭😭😭😔😔😔😔😔😔😔
2024-06-10
3
Anonymus
wwaaaooo☹️😮🥺🥺sin palabras, ahora entiendo todo, no es que ella no es suficiente, ellos no se sienten suficiente para ella 🥺🥹😢😢
2024-02-01
6