Parte 18

Alexander

Desde mi infancia, siempre fui el que quedaba fuera, el que nadie elegía. No era bueno para hablar, no tenía amigos, y la soledad se volvió mi constante compañera. Mis hermanas eran mis únicas aliadas en ese mundo de más mujeres que hombres que me rodeaba, pero ninguna de ellas se fijaba en mí de la manera que anhelaba.

Nunca experimenté miradas románticas ni gestos de admiración. Era el feo, el que carecía de algo especial, siempre el último en ser seleccionado para equipos, ya fuera de fútbol, en trabajos escolares o en cualquier otra actividad.

Hasta en situaciones donde la maestra intervenía para asegurarse de que todos tuviéramos un lugar, era el último en conseguirlo. No tenía amigos, y la primera persona que mostró algún interés en mí lo hizo cuando tenía 20 años. Pensé que sería el amor de mi vida, la mujer con la que me casaría y quizás tendría hijos, aunque nunca me agradó la idea de tener cuatro hijos sin estabilidad económica. Conocía el sufrimiento que eso conllevaba y no quería pasar por ello.

Esa primera persona que se fijó en mí, creo que lo hizo más por costumbre que por amor real. Trabajábamos juntos, y salir después del trabajo era algo sencillo. Aunque muchas veces esa relación me quitó la libertad que siempre había disfrutado, especialmente porque continuaba con mis estudios universitarios. No creía que pudiera lograr muchas cosas, considerándome inservible para socializar. Sin embargo, tuve trabajo, experiencias valiosas y una carrera universitaria que me proporcionó mucho más de lo que alguna vez imaginé. Obtuve una especialización, realicé cursos adicionales, aprendí inglés y trabajé como contador en empresas extranjeras por un tiempo.

Cuando Louise entró en mi vida, era la misma mujer con la que compartía sonrisas y también aquella con la que teníamos discusiones por las restricciones que le imponían. No me esforzaba por verla con los mismos ojos con los que ella me miraba.

—¿No sueñas conmigo? ¿No te imaginas un futuro conmigo? —me preguntó un día, el mismo día que tomó la decisión de alejarse por completo.

—No, no te veo de esa manera en la que tú me ves a mí —respondí sin rodeos.

—¿No quieres estar conmigo? ¿No te importa si me voy?

—Me importa, me importa tanto que te dejaré ir para que encuentres tu camino —le dije con sinceridad. Ella cerró los ojos con fuerza mientras se mordía el labio inferior.

—¿Quieres que me vaya?

—Me gustaría conocerte más, pero no creo que sea lo mismo. Si no hubieras invertido tanto sentimiento o si estuvieras tan tranquila como yo, sería grandioso —respondí, y la expresión de dolor en sus ojos me hizo comprender que mis palabras le dolían.

—Lo siento —me dijo con una sonrisa, tratando de ocultar sus lágrimas mientras se levantaba.

—Lo siento de verdad —insistí.

Ella deseaba una relación, pero yo ya no sentía ese anhelo desde hacía años. Quería hijos, tenía metas trazadas, y era tan diferente a su generación, más centrada y decidida. No podía frenarla.

—Louise, mírate. Así como me ves a mí, así te ganarás a ti misma —le dije cuando llegó a la puerta con sus cosas.

—Me hubiera gustado ganarme a mí misma a tu lado —me dijo con lágrimas en los ojos, sin hacer nada por ocultarlas. Me dedicó una leve sonrisa antes de irse sin mirar atrás.

En estos cinco años en los que cada uno siguió su camino, me encontré con Louise en tres ocasiones. La primera vez fue en un centro comercial. Parecía estar teniendo una cita, vestida y arreglada, riéndose con un chico mientras compartían un helado. La segunda vez la vi en un restaurante elegante, lucía un vestido que realzaba su figura como una diosa. Estaba en una reunión, rodeada de otras dos mujeres vestidas de traje, junto con hombres a su lado. Solo las mujeres de traje parecían tener el control.

Louise parecía más distante que la última vez que la vi, y al escucharla hablar a lo lejos, confirmé mi impresión. Ya no era la misma. Se mostraba más calculadora y parecía no importarle nada en el mundo. Cuando alguien habló en inglés, pensé en acercarme para ayudar, pero para mi sorpresa, ella respondió con fluidez. Había olvidado que la primera vez que escuché su inglés fue cuando empecé a trabajar para ella. La diferencia ahora era que hablaba con más confianza.

—Ya tengo al principal inversionista. Si alguno de ustedes quiere unirse, mejor que lo digan ya —anunció con arrogancia, su voz transmitía una confianza excesiva.

—Hermano —mi hermana menor me jaló para volver a la mesa. Me había levantado para acompañarla al baño, y pude ver cómo Louise se daba la vuelta. Le di la espalda y seguí el camino de vuelta a la mesa, donde estaba toda nuestra familia celebrando los quince años de mi sobrina.

Esta serie de encuentros confirmaban que alejarme de Louise fue lo mejor, aunque, a decir verdad, no fue una decisión mía, sino suya. Ella estaba haciendo lo mejor para sí misma. Era demasiado para mí, una mujer con habilidades suficientes para conquistar el mundo y ponerlo a sus pies.

En la tercera ocasión, que ocurrió dos años después de nuestro último encuentro y un año antes de la entrevista, noté que su cabello estaba más largo, recogido de manera elegante. Llevaba tacones que la hacían ver más alta y estaba inmersa en una conversación con una mujer y un hombre, completamente seria. Cuando llegó otro hombre tomado de la mano de una mujer, Louise sonrió, saludó primero a la mujer de manera cordial y luego al hombre con una sonrisa burlona. Se veía feliz, a punto de entrar a algún evento. Era algo que mi empresa me había proporcionado, y como era gratis, iba a cualquier parte.

—Alexander —escuché que la mujer que me acompañaba me llamaba. Tenía que admitir que después de Louise, muy pocas mujeres podían compararse con ella, ya que siempre les faltaba algo. En cambio, esa mujer parecía lograr todo lo que se proponía, y la admiraba por su capacidad para creer que podía vencer cualquier obstáculo, algo que pocos tenían.

—Ya voy —respondí, buscando a Louise con la mirada, pero no la encontré hasta el final del evento, en la zona VIP, siempre tan especial.

Ahora mis hermanas me estaban mandando a comer mierda porque escucharon toda nuestra historia por boca de ella.

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Comments

Maris Benitez

Maris Benitez

Ojalá que encuentre su alma gemela 💪💪 Louise, porque Alex evidentemente no es

2024-10-04

0

doris bastidas

doris bastidas

creo que 🤔 para lo viejo todavía no has madurado Alexander

2024-01-29

11

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