Parte 10

Louise

Creo que nuestro problema más grande era presentar nuestras familias, más que todo de parte de él, porque una parte de la mía ya lo conocía.

—¿Estás lista? —Me pregunta Alexander, frente al espejo estaba temblando, ¿qué estaba pasando? Tenía miedo de conocer a cuatro mujeres, las mismas mujeres que eran el complemento del padre de mi bebé.

—Sí, ¿iremos en moto? —De alguna manera nos habíamos complementado, él tenía la moto y yo, en cambio, tenía el carro.

—Prefiero que sea en carro, para que no pasé nada —Asiento mientras tomó las llaves de mi carro; sin embargo, él extiende la mano para que le dé las llaves, hago una mueca.

Odiaba la dinámica que había comenzado en nuestra vida, no estábamos viviendo juntos, pero antes que se enterará de que estaba embarazada, mantenía en el apartamento de él produciendo lo que yo quería desde el inicio.

—Es mi carro, yo manejo.

—No, prefiero manejar yo, me preocupas más tú.

—Quieras o no, voy a seguir manejando, ¿lo sabes?

—Sí, pero mientras estés conmigo, espero evitarlo a toda costa —Pongo los ojos en blanco, para coger mi bolso un poco enojada y salir sin las llaves de mi carro.

El trayecto fue tranquilo, era de sur a norte, un montón de carros, tal vez en moto hubiéramos llegado más rápido.

—En ocasiones se me olvida que sabes manejar carro.

—También que tuve, pero hace muchos años —Lo miro, su expresión seria totalmente concentrado, en un semáforo en rojo se giró para mirarme y me dedicó una sonrisa burlona—. ¿Me veo muy guapo?

—Sí —Confesé y luego le doy una sonrisa burlona, pero él suelta una carcajada.

—Siempre tan directa.

—Es un filtro que jamás voy a borrar —Le digo con una sonrisa —A los inversionistas de la agencia, les encantó.

—Verdad, nunca supe como consiguieron eso.

—Es mejor que no preguntes.

—¿por qué?

—La mitad de los inversionistas estaban interesados en cómo una mujer había tenido esa idea y pensaba más allá de lo que los demás hacen. Son viejos, pero viejos que están en forma. —me reí recordando—. En parte, eres quien me ayudó.

—¿por qué? —Su ceño fruncido por la curiosidad.

—Cuando me alejé de ti, quise mantener mi mente ocupada del todo. Me centré en la idea de tener la agencia, absolutamente todo, como tener todo fríamente desde el inicio. Me detuve muchas veces por el miedo de perderlo todo.

—¿Aún sigues con miedo?

—Claro, un día puedes tenerlo todo y al otro nada, de eso se trata vivir. —comenté, sintiendo la gravedad de mis propias palabras. Creo que ya llegaríamos a nuestro destino —Sin embargo, estoy preparada para todo, tengo ahorros que van a servir en caso de que me toque ser yo misma la inversionista.

—¿Crees que ellos se vayan?

—Las personas solo buscan sus propios intereses. Algunos nos dejaron de financiar porque no quise acostarme con ellos o porque Matt se negaba a tener una relación en serio con alguno.

—¿Matt se ha acostado con alguno?

—Uno o dos. Le gustaba cómo pensaba, su forma de ser. Si era correspondido, no perdía la oportunidad.

—¿Y tú? —Alexander estacionó el carro frente a una casa blanca de dos pisos que se veía bastante cómoda por fuera.

—¿De verdad quieres la respuesta? —le pregunté, dejando un dejo de burla en mis palabras.

Antes de que pueda decir algo, la puerta de la casa se abre y dos mujeres salen corriendo hacia nosotros. Son las hermanas de Alexander, y su emoción al verlo es palpable. Ignoran mi presencia, como si no estuviera allí.

—¡Alex! ¡Cuánto tiempo! —exclama la hermana mayor, abrazando efusivamente a Alexander —Creímos que llegarías en moto.

Cuando es abrazado por todas, me agarra de la cintura.

—Hola, chicas. Les presento a Louise —dice Alexander, señalándome con la mano.

Las hermanas levantan la mirada, y por un breve momento, parece que notan mi presencia. Sin embargo, su interés se desvanece rápidamente, y vuelven a concentrarse en Alexander.

—Encantadas —dice la hermana menor con desgana, mientras la mayor apenas asiente con la cabeza, sabía cuál era cuál por las fotos que me mostró.

Mi incomodidad aumenta, pero decido no dejar que eso me afecte. Estoy aquí por Alexander y, de alguna manera, también por mi bebé. Trato de integrarme a la conversación, pero las respuestas monosilábicas y las miradas fugaces me hacen sentir como una extraña en mi propio territorio.

Después de la tensa reunión con las hermanas de Alexander, llegó el momento de conocer a sus padres. Mientras avanzábamos hacia la casa de sus padres, la ansiedad revoloteaba en mi estómago. ¿Cómo sería la recepción por parte de sus padres?

 A medida que nos acercábamos, las mariposas en mi estómago aumentaban, pero traté de mantener la calma.

Al entrar, la madre de Alexander apenas levantó la vista de lo que estaba haciendo y, con indiferencia, saludó sin mucho entusiasmo. Era evidente que no estaba tan emocionada de conocerme.

—Hola, mamá, papá, les presento a Louise —Evitamos a toda costa anunciar que yo estaba embarazada, porque debíamos confirmar esto.

El padre de Alexander, al contrario, se mostró mucho más cálido y amigable. Me estrechó la mano con una sonrisa sincera y me dio la bienvenida a su hogar. Agradecí internamente este gesto, ya que su actitud positiva brindaba un respiro ante la frialdad de los demás.

Entrar y ver como todos se estaban sentando en el sofá para hablar sobre las cosas.

—¿por qué dejaste tu otro trabajo?

—¿dejaste de trabajar con la empresa gringa? —Complementan las dos hermanas menores.

—Sí, conseguí un trabajo que me paga mejor.

—¿No estabas cómodo donde estabas?

—Un poco, pero no hace daño los cambios —Me mira de reojo, pero yo estaba con el celular, una parte estaba solucionando algo junto con Matt para esta semana de trabajo, la otra parte para no concentrarme tanto.

—Qué irrespetuosa —Escucho el susurro de la hermana menor, la miro de reojo y me levantó para ir al balcón, esto había sido una idea terrible, me quería ir, de verdad quería huir de este lugar, no sé si era yo o las hormonas que querían llorar y mandar a comer mierda todo, hace tanto no me sentía así.

Escuchó como alguien entra al balcón y cuando me giro veo a la madre de Alexander.

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