Louise
—¿Dos rayitas es positivo? —me pregunta Alexander, su mirada perdida fija en las pruebas que me había hecho para confirmar.
—Sí —le respondo, como ya lo había hecho cinco veces, una por cada prueba—. ¿De verdad estás embarazada?
—Sí —respondo mientras recuesto mi cabeza en la pared.
—¿Es mío? ¿No te has acostado con alguien más? —pregunta con sinceridad.
—Púdrete, Alexander —cierro mis ojos. Cuando investigué en internet sobre cuándo podrían aparecer los síntomas, no pensé que sería tan real. Ahora tenía náuseas por cada olor extraño que sentía. Siempre había tenido un olfato sensible, pero ahora se había vuelto peor.
—Es una pregunta sincera.
—Sí, me acosté con otro. No es tu hijo —le digo sin abrir los ojos. No me importaba su reacción en ese momento. Quería estar sola. Había tanto trabajo por la temporada. Mi casa sería la sede de la celebración del 24 de diciembre este año con mi familia. Había tenido que comprar decoración y un gran árbol. El estrés y las responsabilidades se acumulaban, y enfrentar la noticia del embarazo solo añadía una capa adicional de complejidad a mi vida ya abrumada
Alexander se quedó en silencio por un momento después de mi respuesta. El aire entre nosotros parecía cargado de tensión y sorpresa. La realidad del momento pesaba sobre nosotros, y podía sentir la gravedad de la situación en la atmósfera enrarecida.
—¿Estás bromeando, verdad? —preguntó finalmente, su voz mezcla de incredulidad y posiblemente una chispa de esperanza.
—No estoy bromeando, Alexander. Las pruebas son claras —le digo, manteniendo mis ojos cerrados y mi tono firme. Estaba cansada de escuchar sus preguntas, la realidad era que sería padre, pero no lo necesitaba, yo podía salir adelante con mi bebé.
Un suspiro tenso escapó de sus labios, y sentí que se movía en la habitación. No abrí los ojos para mirarlo. Necesitaba un momento para procesar esto por mi cuenta antes de enfrentar su reacción.
Obviamente, siempre había querido ser madre. Era un sueño acariciado desde hace tiempo, y ahora, finalmente, estaba a punto de hacerse realidad. El 21 de diciembre, la fecha en la que me haría la prueba de orina, se avecinaba como una cita crucial que marcaría el inicio de mi embarazo. La emoción se mezclaba con un toque de temor, creando una amalgama de sentimientos intensos y contradictorios.
—¿Por qué no me lo dijiste antes? —su voz, ahora llena de una extraña combinación de emociones, cortó el silencio. Su pregunta resonó en mi interior.
—Porque no hay nada que decir. No cambia nada entre nosotros —le respondí, mi tono aún firme, pero con un matiz de resignación.
—Lo cambia todo, me buscaste solo para eso —Por primera vez abrí mis ojos y lo miré.
—Sí, lo hice, pero jamás quise influir en nuestra vida, nunca lo habrías sabido.
—¿Qué te hace creer eso?
—Tengo un viaje dentro de un mes. Sería una excusa suficiente para decir que era de algún extranjero.
—Podíamos llegar a algo serio —suelto una carcajada sarcástica que, en mi interior, duele.
—Alexander, eres un maldito —le digo con una sonrisa triste—. Te esperé seis meses, ¡seis meses! —muestro con rabia los números con mis dedos mientras me acerco a él y toco su pecho con mi dedo—. Me dijiste en mi cara que no eras capaz de hacerme entrar en tu vida porque no querías que yo te robara tu libertad.
—¡Era verdad! Una relación implica que cedas parte de tu libertad a la otra persona.
—No me querías en tu vida.
—Te quería, pero no tan rápido.
—No es solo cuestión de rapidez, Alexander. Es cuestión de quererme lo suficiente como para intentarlo, para dejar que algo más crezca entre nosotros —le digo, mi voz temblando con una mezcla de frustración y tristeza.
En ese momento, el pasado y el presente se fusionaron, y enfrentamos la cruda realidad de que nuestras visiones del futuro no eran compatibles. La brecha entre lo que él estaba dispuesto a dar y lo que yo necesitaba se volvía cada vez más evidente, y el peso de esa verdad colgaba en el aire como un velo oscuro sobre nuestra conexión rota.
—Louise, tenía 28 años. Mi última relación había sido a los 20 años.
—Yo jamás tuve una, porque solo me querían para una cosa —le respondo, mientras tiemblo—. No fuiste tan diferente —bajo mi cabeza, y mis lágrimas comienzan a salir—. No lo fuiste, carajo —me cubro el rostro para llorar, para sumirme en ese dolor tan inmenso que tenía.
Silencio, un silencio tan horrible que me hace recordar nuevamente que no iba a cambiar el final, no cambiaría jamás el final de nuestra historia.
—Lo siento, puedo ser papá de tu hijo, le daré todo —trata de acercarse a mí, pero lo detengo con mi mano, para quitar mis lágrimas y mirarlo.
—No lo va a necesitar, solo quiero que mi hijo sea amado, que pueda contar con personas que lo quieran.
—Lo haré, lo intentaré.
—Intentar no me sirve, mi bebé no será víctima de nuestros traumas.
La habitación se llena de un silencio cargado de la realidad de nuestras vidas. Mis palabras son un eco de la determinación que siento en mi interior. No quiero que mi hijo crezca en medio de la confusión y la lucha de dos almas heridas. La idea de darle todo lo que pueda necesitar no es suficiente. Necesita amor, estabilidad emocional y una red de apoyo que no esté teñida por nuestras propias luchas internas.
Si hereda eso que no quiero, va a sufrir. Y yo puedo mantener la cordura con eso, pero tal vez mi hijo no pueda, no puedo hacerle ese daño, necesita más que yo una red de apoyo, le debo dar eso.
Mis lágrimas son un testimonio de la dificultad de la decisión que acabo de tomar. Rechazar la oferta de Alexander no es solo una cuestión de orgullo, es una afirmación de mi compromiso con el bienestar emocional de mi futuro hijo. No quiero que su vida esté marcada por las sombras de nuestra historia compartida. La determinación en mis ojos refleja la firmeza con la que estoy dispuesta a proteger a mi hijo de las cicatrices de nuestras vidas pasadas.
Me levantó para verlo, él se queda callado y lo sé, ya tomó su decisión.
—Sé feliz, Alexander —me acerco para cometer la última idiotez de mi vida, le doy un beso, mientras lloro.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 37 Episodes
Comments
Andrea Barrionuevo
Si tanto quería ser madre no se pq no acudió a un banco de esperma.
Pq utilizar a alguien para ella cumplir su sueño.Si el no quería ser padre o no quería dejar regado hijos por ahí
No me parece correcto lo que hizo.
Ella le hecha la culpa a él de que su historia no funcionó pero tampoco podía ella tener una por sus padres.
El siempre fue claro kn ella no hubo engaño
2024-12-05
0
C Matacruz
de verdad eres idiota como para preguntar si se a acostado con alguien más, que lo deje que se vaya el no tiene porque intentar algo que nunca a querido 😞😡😠☺️😕😆😐🤪😦😵💫😄🙃😏😝😃😁🤔😯😛😛🙂😜🤨😀
2024-11-08
0
Inés
Interesante historia
2024-10-09
1