Louise
—Tengo pareja, y es una mujer —mi querida hermana menor suelta esa revelación como si fuera un simple comentario durante la cena, cuando ya todo estaba tenso.
—¿Qué? —mi padre exclama, la mesa tiembla con la fuerza de su golpe.
A partir de ese momento, todo se desmorona. Los gritos de mis padres hacia mi hermana llenan la habitación, acusándola de ser una deshonra para la familia. Argumentan que se fue al extranjero para estudiar, no para desviarse en su orientación y encontrar a alguien.
Mientras mi hermana es regañada, Alexander me acompaña a la cocina y comienza a preparar una infusión de hierbas.
—Sé que estás estresada, no podemos hacerle daño al bebé —es una actitud diferente, lo miro confundida al escuchar sus palabras—. No planeaba ser padre, pero ahora lo seré. No hay vuelta atrás.
—Lo sé, nunca imaginé que llegaríamos a esto —le respondo, recordando todos esos momentos en los que compartimos sueños y él me dijo que nunca había planeado tener hijos.
—¿Por qué me elegiste a mí? —toma un pequeño sorbo de la aromática mientras reflexiona sobre eso.
¿Por qué lo elegí a él? Recuerdo ahora: era amable, lindo, y sobre todo, ya lo conocía lo suficiente como para confiar en que mi bebé estaría bien bajo su cuidado.
—No te responderé eso aún —lo miro y en ese momento percibo que los gritos hacia mi hermana han disminuido. La observo y veo lágrimas en sus ojos, llenas de ira hacia mis padres—. ¿Qué tiene de malo que salga con una mujer?
—Eso no puede ser —dice mi madre.
—Vamos, entiendo tu perspectiva, pero ¿cómo les afecta a ustedes? —pregunto confundida, incapaz de comprender su postura.
—No es lo correcto.
—¿Correcto? ¿Y qué es lo correcto para ustedes? ¿Prohibirnos y pretender que somos santas que jamás nos acostaremos con un hombre? —Sophie me señala mientras se levanta del sofá—. Mira a mi hermana. Ella ha tenido éxito, tiene una agencia, ha viajado y ha logrado todo con esfuerzo, pero ustedes siguen queriendo meterse en su vida.
—Baja ese tono, somos tus padres.
—¿Por ser mis padres son superiores a mí? ¿Son reyes? No, debería respetarlos, pero para ustedes todo es irrespeto, y me cansé —mi hermana estaba explotando, porque estaba roja mientras lloraba y trataba de hablar correctamente. Me sobresalto al escuchar como suena el golpe que mi papá le dio a mi hermana, en ese momento reaccionó para ponerme en medio de ella, incluso mi madre se mostraba aterrada por lo que había hecho mi papá con mi hermana.
—A mí me tienes que respetar, jovencita, no puedes faltarme al respeto por nada del mundo —mi papá temblaba de ira—. ¡Y tú! ¿Cómo no puedes pensar con la cabeza de arriba? Entiendo que tengas deseos, pero no deberías quedar embarazada.
—Yo voy a criar a mi hijo, yo lo cuidaré, yo le daré todo. ¿Cuándo pedí su ayuda? Nunca. He sido independiente, he hecho las cosas sola —Alexander ayuda a mi hermana mientras yo me revelo ante mis padres—. Una vez le dije a mi mamá que, si me tocaba elegir, no sería a favor de ustedes —miro de reojo a mi hermana—. Recoge tus cosas, te irás a mi apartamento. Yo me haré cargo de ella, parece que les queda grande tener dos hijas como nosotras.
Cuando ya estábamos a punto de salir, mi madre grita y corremos para saber qué ha pasado. A pesar de todo, me importaban, incluso si estaban haciendo todo mal. Mi papá estaba en el suelo, y por primera vez sentí que todo se me venía abajo.
—Llama a una ambulancia.
Mi madre estaba llorando desconsoladamente mientras mi papá yacía en el suelo, con la mano en el pecho. El miedo se apoderó de mí, y en ese momento, todos los resentimientos y diferencias quedaron en segundo plano. Corrí hacia mi papá, preocupada por su salud, mientras Alexander tomaba su teléfono para llamar a una ambulancia.
—¿Papá, estás bien? ¡Por favor, responde! —mi voz temblaba mientras intentaba despertarlo.
Sophie, visiblemente preocupada, se acercó también. Alexander se apresuró a dar detalles a la operadora de emergencia. Mi madre, entre sollozos, repetía el nombre de mi padre y me miraba con una expresión de culpa y miedo.
La ambulancia llegó rápidamente, y los paramédicos tomaron el control de la situación. Mientras mi papá era llevado en camilla, me quedé junto a mi madre, tratando de consolarla. Sophie y Alexander nos seguían de cerca.
El camino al hospital fue tenso y lleno de silencio. La preocupación por la salud de mi papá pesaba en el ambiente. Al llegar al hospital, nos informaron que necesitarían hacer algunos estudios para determinar qué había sucedido. Mi madre y yo nos quedamos en la sala de espera, mientras Sophie y Alexander intentaban obtener más información.
Finalmente, el médico salió para informarnos sobre la condición de mi papá. Nos explicó que había sufrido un episodio de presión arterial elevada y que, aunque estaba estable, necesitaría realizar cambios en su estilo de vida. La noticia fue un alivio, pero también una llamada de atención para todos nosotros.
—Señora, ¿se encuentra bien? —me preguntó con preocupación. Negué suavemente con la cabeza, mientras Alexander asistía a mi madre, quien temblaba de nervios, y Sophie se giraba hacia mí al ver mi expresión dolorida.
—Creo que estoy embarazada, no dejé que le pasara nada —murmuré, apoyándome en la enfermera. En ese momento, la enfermera dejó escapar un grito, y Alexander y mi hermana voltearon hacia nosotras con expresiones de temor. Un enfermero llegó rápidamente con una silla de ruedas y me ayudaron a sentarme en ella antes de llevarme a toda prisa por los pasillos del hospital.
La urgencia en la mirada de Alexander y la preocupación en el rostro de mi madre se quedaron grabadas en mi mente mientras me dirigían hacia la sala de emergencias. El miedo se apoderó de mí, no solo por mi propia salud, sino también por la posibilidad de que algo pudiera afectar al bebé que llevaba dentro.
Los minutos en la sala de emergencias se extendieron como una eternidad. Médicos y enfermeros se apresuraron a realizar exámenes y pruebas para evaluar mi estado y confirmar la salud del bebé que llevaba en mi vientre. Alexander permanecía a mi lado, aferrando mi mano con fuerza, mientras Sophie intentaba tranquilizar a nuestra preocupada madre.
Una doctora con una sonrisa esperanzadora se acercó.
—¿Les gustaría intentar ver al bebé? —preguntó—. Según lo que me has dicho, podrías tener alrededor de 15 días de embarazo. No puedo garantizarlo, pero podríamos intentarlo.
Asentí emocionada ante la posibilidad de obtener una visión temprana de nuestro futuro hijo. La idea de confirmar rápidamente si realmente estaba embarazada llenaba mi corazón de alegría.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 37 Episodes
Comments
C Matacruz
Dios que no le pase nada al bebé y que confesiones tan grandes ☺️😕😉😐😆🤪😦😵💫😄🙃😏😝😃😁🤔😯😛😊🙂😜🤨😀
2024-11-08
0
Eleonor Baker
Por el, el, fue el que se aceleró 🤷🏼♀️
2024-04-01
3
Eleonor Baker
Jajajajajaja y yo pensando se lo va a dar a ella... Bien caballeroso jajaja y nooo
2024-04-01
1