Parte 13

Louise

Estaba parado frente a la puerta de la casa de mis padres, mis manos temblaban ligeramente. ¿Por qué aún me causaban tanta ansiedad? Necesitaba tomar una respiración profunda y recordar que no era el fin del mundo, solo un paso más en la vida.

Aunque intentaba convencerme de que era solo eso, la verdad era que el miedo se apoderaba de mí. En la entrada, me encontré con mi hermana, quien me miraba con una expresión burlona.

—¿Apostamos quién será el primero en tener un infarto?

—No pienso contarles la otra parte —respondí, y ella se rió antes de encogerse de hombros.

—Tengo otra noticia para ellos. Veremos cuál es peor —añadió con una leve sonrisa—. Creo que lo mío será peor, así que relájate.

—Si es peor que lo mío, definitivamente le dará un infarto a papá —comenté, con una expresión de preocupación. Alexander nos miraba con curiosidad, y Sophie, notando su mirada, extendió la mano para saludarlo formalmente.

—Un placer, Alexander.

—No sé tu nombre, pero también es un placer —respondió él.

—Soy Sophie, la hermana menor de esta mujer exitosa —dijo señalándome. Ambos me miraron, y yo rodé los ojos antes de dirigirme al apartamento de mis padres.

La tensión se apoderó de mí mientras caminaba hacia la puerta. ¿Cómo iba a manejar esto? Sentía el miedo de decepcionar a mis padres, a pesar de que sabían que siempre había sido una persona excéntrica a la que no le importaban muchas cosas.

Mis pensamientos se volvían un torbellino de ansiedad mientras me preparaba para enfrentar lo que sea que Sophie tuviera que revelar.

—¡Hija! —Mi madre corre hacia mí para abrazarme. Al notar quién va detrás de mí, sus ojos se abren sorprendidos mientras busca una explicación de mi parte. Sin embargo, evito su mirada y camino para saludar a mi papá.

—¿Quién es el que está detrás de ti? —Es la primera pregunta que hace mi padre.

—Es… —No me deja continuar porque se adelanta. A diferencia de la familia de Alex, no preguntaron qué hacemos; simplemente lo interpretaron y no dimos ninguna explicación.

—Soy su novio —¿Qué? Lo miro totalmente aterrada. ¿Qué demonios estaba diciendo?

—¿Louise? —La misma voz juzgadora de ambos—. Ven para acá, tenemos que hablar contigo —Dios mío, estaba temblando. Sin querer, me aferré a Alexander. La misma Louise Rianer temblando frente a sus padres, cuando era capaz de enfrentarse totalmente a empresarios de multinacionales.

Alexander entrelaza nuestros dedos y lo miro.

—¿No puede hablar también conmigo? Ya hago parte de la familia.

—Para hacer parte de la familia, necesitas mucho más que esto —Mi papá se le estaba enfrentando, mientras mi mamá trataba de agarrarlo y calmarlo.

La atmósfera estaba cargada de tensión, y me preguntaba cómo diablos íbamos a salir de esta situación.

Mi madre finalmente logra persuadir a mi papá para que se calme. Aunque sus ojos aún desprenden desaprobación, nos dirigimos a la mesa para sentarnos. Sophie y Alexander parecen estar disfrutando el espectáculo, mientras yo intento ocultar mi incomodidad.

La cena transcurre en un tenso silencio, interrumpido solo por el sonido de cubiertos chocando contra los platos. Mis padres apenas hablan, limitándose a intercambiar miradas cargadas de interrogantes y preocupaciones.

—¿En qué trabajas, Alexander? —pregunta mi padre, intentando romper la tensión con un tema neutral.

—Soy contador, en este momento trabajo en la agencia de su hija —Esa mirada de: ¿Qué estás pensando en salir con alguien así?

—¿Y tú, Louise? ¿Cómo llegaste a presentarnos a tu novio? —mi madre no puede evitar hacer la pregunta, aunque su tono es más suave, ya sabía que él y yo nos conocíamos de antes.

—Bueno, la vida da giros inesperados —respondo, tratando de mantener la calma—. Alexander y yo hemos estado trabajando juntos y, bueno, las cosas evolucionaron de manera natural.

Mi respuesta no parece tranquilizar a mis padres, pero deciden no profundizar más en el tema. A pesar del ambiente tenso, tratamos de llevar la conversación hacia temas más ligeros, como si estuviéramos intentando forzar una normalidad que, claramente, no existe en este momento.

Sophie, siempre dispuesta a romper el hielo, cuenta anécdotas cómicas sobre su vida en el extranjero, logrando sacar algunas risas forzadas. Alexander se muestra amigable y trata de integrarse a la dinámica familiar, pero es evidente que la incomodidad persiste.

A medida que avanzamos en la cena, la rigidez comienza a ceder lentamente. Mis padres, aunque aún reservados, empiezan a aceptar la presencia de Alexander en la mesa. Al menos, logramos llegar al postre sin mayores incidentes.

—Tienes un buen gusto, Louise —comenta mi madre, refiriéndose al postre.

—Gracias, mamá. La receta es de Alexander. —Intento suavizar la situación, destacando las habilidades de mi novio en la cocina.

—Sí, tengo algunos trucos bajo la manga —dice Alexander con una sonrisa, tratando de aliviar la tensión.

—Además de eso, ¿cuáles son tus logros y metas? —La mirada de mi padre, junto con sus gestos, insinuaban que estaba desafiando a Alexander a detallar más aspectos de su vida.

—Mi vida es bastante serena, sin buscar destacar demasiado. Nunca he tenido aspiraciones de comprar terrenos ni cosas por el estilo, y la idea de tener hijos no estaba en mis planes para justificar dicha inversión.

—¿Te planteas ahora la posibilidad de ser padre? —Mi padre me lanza una mirada inquisitiva, mientras mi mamá emite un sonido de certeza.

—Estás embarazada —La pronunciación de esas palabras rompe el silencio, confirmando lo que ya era evidente. Mi madre, visiblemente consternada, comienza a enrojecer mientras lanza una serie de preguntas acusatorias—. ¿Estás loca? ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Tienes éxito y corres a acostarte con alguien a quien ya has descartado?

Mis ojos se desvían hacia abajo, sintiendo el peso de las críticas y el juicio de mis propios padres. Aunque no estoy segura de mi embarazo, no estoy lista para compartir esa incertidumbre con ellos.

—¿Entonces, no quieren ser abuelos? —Logro articular tímidamente cuando encuentro un resquicio de valentía.

—No es que no queramos, simplemente no queremos que lo seas tan joven —responde mi madre.

—Madre, tú me tuviste a los 20 años, ¿qué estás diciendo?

—Sí, por eso mismo.

—¿Fui un error? —La pregunta, cargada de ansiedad, queda suspendida en el aire. Mis padres se toman unos segundos antes de responder.

—Claro que no, pero a mí me hubiera gustado tener una carrera, conocer el mundo.

—Madre, tengo una agencia de publicidad y he viajado, conociendo varios países. No dejaré de lado nada de eso.

—No lo entiendes, le tienes que dedicar mucho tiempo a tu hijo.

—Lo sé, pero soy capaz. ¿No confían en mí? —Mis ojos se humedecen, pero me resisto a que las lágrimas caigan. En cada conversación con ellos, parece que la brecha entre nosotros se amplía, y la sensación de que no hay solución se vuelve más evidente.

—Tengo pareja y es mujer —Suelta mi hermana menor.

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Comments

C Matacruz

C Matacruz

jajaja jajaja eres genial Sofi jajaja haber que piensa ahora ☺️😕😉😐😆🤪😦😵‍💫😄🙃😏😝😃😁🤔😯😛😊🙂😜🤨😀

2024-11-08

0

Zuliner Chacon

Zuliner Chacon

🤣🤣🤣🤣🤣 Me encantó la confesión de la hermana, para que los padres se dejen de esa marisquera con su hermana, sabiendo que es una gran empresaria.

2024-11-01

0

Alexandra Narvàez

Alexandra Narvàez

Ahora si les dará un infarto a sus padre con los retrógrados que son/Hey/

2024-10-09

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