Capítulo 19. Desaparecer... para siempre.

—De acuerdo, veamos la información que tienes. —Leandro se sentó frente a Fabrizio y miró la pantalla de la laptop. Había pasado un día desde que Luka desapareció. Encontrarlo se estaba volviendo complicado, incluso cuando había puesto a la mitad de sus hombres en ello.

—Seguí las cámaras de seguridad de las tiendas alrededor de la universidad y pude dar con él. —Explicó, mientras ponía play al vídeo que antes había unido, utilizando todas las cámaras de seguridad—. Corre por aquí y dobla hacia acá. Los muchachos iban detrás de él en la camioneta; sin embargo, la calle en construcción los obligó a retroceder. —Él recorre el vídeo unos segundos y se puede ver a Luka entrando en un callejón—. Y aquí fue la última vez que se le pudo ver.

—¡¿Y qué pasa con las personas que se lo llevaron?! —Gritó Leandro, completamente desesperado.

—Estuve toda la noche con los ojos puestos en la pantalla y esto es lo que encontré. —Fabrizio volvió a regresar el vídeo hasta el inicio. Leandro lo vio como si estuvieran preguntando: ¿En serio?, ya vimos eso, no sirve de nada. Pero él arruga las cejas, como si dijera; mira bien, hijo de puta—. ¿Ves ahí?, bueno, siguiendo la ruta por la cual escapó Luka...

Fabrizio siguió señalando la pantalla y poniendo pausa de vez en cuando, hasta que Luka entró en el callejón, dos personas, vestidos con ropas de vagabundo, iban detrás de él. Al llegar al callejón, ambos se aseguraron de que no hubiese nadie cerca. Después de ir por él, del otro lado del callejón, una Minivan estaba estacionada. Un hombre, con una camisa de licra color negra y una gorra, bajó del asiento del copiloto y abrió la puerta para que las dos personas pudieran meter a Luka.

—¿A dónde lo llevaron? —Preguntó.

—Desecharon su celular al noroeste, lo que indica que van hacia el lado contrario. Sin embargo, las placas son imposibles de ver. Pero... —Fabrizio hizo una pausa y tecleo algunas cosas en la laptop, antes de mostrarle a Leandro—. ¿Ves eso? Mira el brazo del que baja de la Minivan.

Los ojos de Leandro se concentraron en esa persona. Miró el brazo derecho, con el que había abierto la puerta, y el cual aún mantenía estirado. Justo en el antebrazo tenía un tatuaje de un cuervo.

Leandro recordaba haber visto esa marca en otro lugar. Abrió el cajón que estaba a su izquierda y sacó algunos papeles. Buscó entre las hojas y encontró un expediente grapado. Observó la imagen en el extremo superior izquierdo y se encontró con el rostro inexpresivo de un convicto antiguo, quien abandonó la cárcel de mayor seguridad en Israel. Aunque eran un antiguo miembro de las fuerzas especiales israelitas, que había desertado y se unió a ese grupo criminal que traficaba personas a nivel mundial.

—Pero Luka no es un X25, ¿para qué lo quieren? —Cuestionó en voz baja, como si la pregunta fuese para él.

—No pudieron haberse equivocado —dijo Fabrizio mientras sacaba un cigarro de la cajetilla—, ellos nunca cometen un error así. ¿Sabes cuánto pagan los bastardos por un hombre que pueda dar a luz?, ¡Millones!, no iban a arriesgarse por un simple muchacho. —La mirada amenazante de Leandro le hizo tragar saliva, y si no hubiese dejado ir el humo antes, seguramente se hubiera ahogado. Ante los ojos de su amigo, Luka no era simple—. Lo que quiero decir es, que Luka no fue un blanco erróneo, ni mucho menos. Fue elegido por alguien, y alguien que te odia realmente.

—Tengo muchos enemigos, pero nadie se atrevería a meterse conmigo, o con él. Es bien conocido de qué familia es. Los Mancini y los Di Marco lo respaldan, ¿Crees que alguien se hubiese atrevido a esto?, no, al menos, no alguien nacional.

Fabrizio pareció pensar las cosas un segundo. Puso su mano en su barbilla y miró el techo. Leandro tenía razón. Aunque Luka no estaba involucrado directamente con los negocios de su familia paterna, o los negocios de su cuñado, aún tenía su apoyo incondicional. Incluso el de los Bernocchi por ser un, ¿Amante?, ¿Secretario?, da igual, seguía siendo importante para Leandro, y eso lo ponía en medio de tres muros protectores. Tres muros repletos de armas que no dejarían que nadie le hiciera daño.

—¿Una trampa?, quizá no hubo un error al secuestrarlo, sino, alguna persona les pagó para que él fuera secuestrado. No lo sé, es tan malditamente confuso. —Fabrizio pateo una lata de cerveza que había en el suelo y chasqueo la lengua.

—No lo sé, pero se los preguntaré una vez que los encuentre. —Leandro se puso de pie y agarró el arma que estaba sobre el escritorio—. Encárgate de buscar información sobre esos bastardos, contacta con las personas que conocen en el mercado negro, no dejes ni un cabo suelto. Iré a preparar a mis hombres, nos vemos por la noche.

Sin darle tiempo de responder, comienza a caminar. Fabrizio realmente quería insultarlo y golpearlo en ese instante. ¿Qué piensa que es? La información no se puede conseguir en unas cuantas horas, no sin dinero de por medio. Sin embargo, contiene su ira y se concentra en su trabajo. No tenía una amistad con Luka, ni siquiera se podía decir que eran conocidos, pero viendo lo preocupado que estaba Leandro por él, no iba a retrasarse. Después de todo, el chico tal vez ni siquiera seguía con vida.

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Leandro reunió a todos sus hombres y los cuatro jefes de la mafia estaban sentados en una mesa redonda. Vicenzo, Elisa, Alessandro y él, estaban planeando el ataque a quien fuera. Todos habían buscado información por sus propias fuentes, y únicamente estaban esperando a que llegara Fabrizio para comenzar la reunión.

—Aquí estoy, aquí estoy. —Fabrizio llegó prácticamente corriendo. Dejó la laptop sobre la mesa redonda y miró a todos. Cualquier persona se cagaría en los pantalones si viera a tanto matón junto.

—Bien, Leandro, ¿Quieres comenzar? —Vicenzo lo miró como si en cualquier momento le fuese a volar el cerebro. Y realmente no lo culpaba, él dijo que cuidaría de Luka, pero ni siquiera se dio cuenta de que alguien más lo estaba siguiendo.

—Fabrizio. —Dijo él.

—La información que obtuve de mi contacto en el mercado negro es muy confiable. Dijo que esta noche se llevarán un barco hacia Asia y, después, habrá una subasta en la India. Aún no sabemos a cuántas personas llevan, pero se irán pronto. Aunque solamente encontraron a un X25. —Explicó.

—Mi esposo y mis hijos han sido enviados a un lugar seguro, no podrán dar con ellos, sin embargo, Luka no es un X25, ¿Por qué él?

—Porque buscaban a otra persona. —Habló Alessandro—. Investigué un poco, según mis informantes, estás personas confundieron a Luka con otro.

—¿Cómo mierda lo van a confundir? —Gritó Elisa, golpeando sus manos contra la madera—, ¿Acaso son unos putos ciegos?, mi hermano no es alguien común.

—Porque fue una trampa. Alguien odia a Luka y lo quiere fuera del mapa, o lo usaron como chivo expiatorio. —dijo Fabrizio—. Él no era el blanco, bueno, sí, y no.

—¡Joder!, deja de ser tan malditamente dramático y explica de una puta vez que es lo que está pasando. —Leandro estaba cada vez más irritado. Sus cejas estaban arrugadas y su rostro estaba completamente oscuro.

—Damián, la persona que me ayudó a investigar, dijo que estaban buscando al hijo de un poderoso mafioso, el cual le estaba causando problemas a los cuervos, obviamente Luka no es esa persona. —Fabrizio le dio la vuelta a la computadora y les mostró la pantalla—. Hace unas semanas hubo una redada en Estados Unidos y el líder de los cuervos desapareció repentinamente. Por el momento no saben nada de él, aunque la organización sigue trabajando bajo sus normas, hay incertidumbre en ellos. —Terminó de decir.

—¿Y eso que tiene que ver con Luka?, él nunca ha estado en ese país.

—No lo sé, pero es crucial que demos con ese barco, o Luka podría desaparecer... para siempre.

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