Capítulo 13. Déjame en paz.

Luka manejó a toda velocidad por el asfalto, las llantas quedaron marcadas en una curva, cuando Luka dio la vuelta. Emanuele se reservó sus palabras, el rostro de Luka le dejaba claro que no quería ser molestado en ese momento.

Él no sabía muy bien en que trabajaba, Luka únicamente le dijo que era secretario del dueño de un casino, sin embargo, la apariencia de su jefe, definitivamente no era de una buena persona. Por supuesto, él no era de lo que juzgaban a las personas por su apariencia, sin embargo, había excepciones.

Luka freno, levantando polvo en el acto. Ambos bajaron de la camioneta, y entonces Emanuele pudo comprobar sus sospechas. Los hombres, para nada amigables, que rodeaban su casa, definitivamente no eran guardias comunes y corrientes.

—Leo. —Escuchó a Luka gritar. Todos los hombres volvieron su mirada hacia ellos y, a quien reconoció como Leo, se acercó—. ¿Qué mierda hacen aquí?

—El jefe pensó que había sido secuestrado y lo rastreo hasta este pueblo. Preguntamos por usted y nos dieron esta dirección. —Explicó. Si bien, parecía mayor que Luka, Emanuele se sorprendió por la forma tan respetuosa en la que le hablaba.

Luka no dijo nada, únicamente pasó a su lado. Leo sintió pena por su jefe, después de todo, Luka tenía esa mirada que siempre ponía cuando lo golpeaba. No entendía cómo es que Luka no le tenía ningún tipo de miedo o respeto.

Emanuele fue detrás de él. Él también estaba irritado, seguramente, su familia estaba asustada al ver a tantas personas rodeando su casa.

—Luka, hijo, que bueno que llegaron. —Dijo Nicole cuando los vio llegar a la sala. Leandro que estaba sentado en el sillón, dándoles la espalda, se puso de pie tan pronto como escucho el nombre de Luka ser mencionado.

—Luka, estaba preocupado por ti. —Dijo, mientras giraba a verlo. La sonrisa en su rostro no era para nada de felicidad. La mirada era fría y tenebrosa. No obstante, Luka no se dejó intimidar y lo miró con enojo.

—Señora, lamento la molestia. —Luka le sonrió, quitando la mirada de desprecio con la que veía a Leandro—. Tengo que irme, me gustaría volver otro día.

—Por supuesto, eres bienvenido cuando quieras. —Ella no preguntó la razón, pero tampoco era necesario, ya lo sabía.

—¿Quieres que te lleve? —Emanuele estaba reacio a dejarlo ir, pero no lo dijo ni lo demostró. No obstante, si pudiera asegurarse de que llegaría bien, eso sería suficiente para él.

—No hace falta, —dijo—, pero, ¿puedes traer mi mochila?

—Por supuesto. —Emanuele le dio una mirada a Leandro, el cual le sonrió con arrogancia, era como si pudiera leer “me eligió a mí”. Sacudió su cabeza, dejó esos pensamientos de lado y subio por la mochila de Luka.

—Bueno, señora, fue un placer hablar con usted, me gustaría venir otro día para seguir conversando. —Leandro habló amablemente, como si de verdad fuera una persona educada. Luka casi se rio de su perfecta actuación.

—Me encantaría que viniera, le diré a mi esposo y seguramente acepta trabajar con usted. —Luka arrugó las cejas, Leandro no tenía negocios lícitos y no quería que la familia de Emanuele se viera involucrada en cosas ilegales.

Leandro se volvió su mirada hacia él y le sonrió. Esa maldita sonrisa arrogante y de advertencia le dejo claro algo—. Todo depende de Luka, no puedo asegurar nada si no tengo su autorización.

—Luka, cariño, piensa en ello, no sería muy útil.

La esperanzada mirada de Nicole le partió el corazón y le hizo querer golpear a Leandro en ese momento.

¡Ese maldito cabrón!

—Lo pensaré… pero no prometo nada. —Nicole sonrió.

—Con decirme eso es suficiente, gracias.

—Ten. —Dijo Emanuele, mientras entregaba la mochila a Luka.

—Nos vemos, señora. —Leandro se despidió y caminó hacia Luka, poniendo su brazo alrededor de su cuello. Miró a Emanuele con superioridad y arrogancia. Ambos tenían casi la misma altura, así que no fue difícil para Emanuele sostenerle la mirada—. Adiós, niño, —dijo—, cariño, vamos a casa. —Aunque su rostro estaba hacia Luka, su mirada de reojo estaba puesta en Emanuele. Le encantaba ver el rostro deprimido y la mirada molesta del chico.

—Nos vemos luego. —Luka se movió, incómodo, sin embargo, Leandro no lo dejó ir.

Emanuele asintió—. Cuídate. —Luka únicamente le sonrió y se dio media vuelta y se fue, Leandro aún mantenía su brazo alrededor de él.

Emanuele los vio subir a una de las lujosas camionetas, lamentándose internamente por no poder tener algo como eso. Todos los hombres subieron también y la caravana se alejó en la carretera.

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Luka se había mantenido en silencio durante todo el trayecto, y Leandro tampoco había dicho nada.

—Detente. —Ordenó Leandro. Leo levantó una ceja, sin embargo, no se atrevió a contradecirlo y se hizo a un lado en la carretera—. Baja del auto. —Leo no puso objeción y bajo.

—¿Qué es lo que quieres? —Cuestionó Luka, con irritación.

—Pensé que habías sido secuestrado, por eso inicie una búsqueda…

—¿Te preocupas por mí?, por favor, no seas ridículo. —Luka cruzo sus brazos y se giró a verlo.

—Por supuesto que me preocupo por ti, si no lo hiciera, ¿Por qué vendría hasta este pueblo horrendo? —Dijo—. Pero, mientras yo estaba preocupado por ti, moviendo cielo, mar y tierra, ¡tú estabas con ese bastardo!, dime, ¿Qué tiene de bueno un imbécil como él?

—Renuncio. No pienso seguir aguantando más sus estúpidas escenas de, ¿celos?, no lo sé. Me canse, Leandro. Estoy completamente exhausto de esta situación. Lo último que hizo rebaso mis límites. Entrare a la universidad, lo último que deseo en este momento, es estrés innecesario. —El coraje en el rostro de Luka desapareció. Después de un suspiro, únicamente pudo mostrar un rostro de aburrimiento. De total indiferencia.

El rostro de Leandro se puso oscuro y su mirada se enfrío—. ¿Es por ese bastardo? —Cuestionó. Luka no sabía si reír o llorar. Leandro podía ser inteligente en los negocios, pero, definitivamente no entendía a las personas. Tal vez, ni siquiera él mismo se entendía.

—Ni siquiera escuchas… —murmuró Luka.

—¡¿Es por ese maldito bastardo hijo de puta?! —Leandro perdió el poco control que tenía y agarró a Luka de los hombros, con tanta fuerza, que sus dedos comenzaron a grabarse en la piel blanquecina—, ¡¿Es por ese maldito campesino?!, ¡Responde, maldita sea!

—¡Si, si es por él!, ¡estoy dejando este puto trabajo por Emanuele¡ —Gritó con frustración. Ya se había cansado de contradecirlo o tratar de explicar las cosas, porque, ni siquiera tenía que hacerlo. No había una razón válida para que él tuviera que dar alguna explicación—, ya lo dije, ¿estas contento?, así que, por favor, deja de molestarme. —Sin decir más, Luka bajó de la camioneta, sin embargo, antes de cerrar la puerta, le gritó—. ¡Vete a la mierda, Leandro Bernocchi! —Después, cerró la puerta de un golpe.

Leandro, completamente furioso, bajo del otro lado de la camioneta—. ¡Luka, ven acá! —Gritó, sin embargo, Luka, que se estaba alejando en la carretera, levanto su mano y le mostró el dedo medio—. ¡Vete a la mierda, entonces! —Gritó, fue entonces cuando Luka se detuvo y se giró a verlo. Leandro pensó que regresaría, no obstante, Luka únicamente hizo una reverencia y mostro un rostro burlón, después, se dio media vuelta y continuo caminando—. ¡Luka! —Volvió a gritar, pero él lo ignoró.

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Luka caminaba un poco rápido por la solitaria carretera, escuchando los gritos de Leandro a lo lejos. Sacó el teléfono móvil del bolsillo, lo encendió y espero a que llegaran todas las notificaciones, antes de hacer una llamada. Después de recibir una afirmación, decidió quedarse a la orilla de la carretera.

—Vamos, te llevaré. —Dijo Leandro, que había comenzado a conducir lentamente detrás de Luka—. Luka, no seas necio. —Leandro bajo de la camioneta y se acercó a él—. ¿A quién estas esperando?

—Señor Bernocchi, —Luka soltó un suspiro y lo miró—, ¿Por qué no se mete en sus asuntos y me deja en paz?, ya no soy su empleado, déjeme tranquilo.

Leandro arrugó las cejas, completamente irritado. Conocía el temperamento de Luka, y una vez que tomaba una decisión, nadie podía convencerlo de lo contrario. No obstante, no estaba dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente.

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