Episodio 13: Límites

^^^Matt Hawk.^^^

Veo a mi hermana dejar su portátil sobre la cama, cruzándose de piernas y dándome un lugar a su lado para que tome asiento.

—Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, es la película que veremos.—Dice mientras reproduce la película, aumentando el volumen hasta el máximo.—Es una de las favoritas de Cath, así que no aceptaré críticas.

—Como quieras.—Subo a su cama, sentándome a su lado y con una pierna fuera de esta.

Desde esta posición puedo sentir su aroma en el aire, es suave e imposible de ignorar, haciéndole honor a su apodo porque su aroma me recuerda a la miel, haciéndome agua a la boca y obligándome a guardar mis manos para mí, estas ansiosas por tocarla.

Estoy tentado en romper la barrera invisible que nos separa, probado finalmente ese pulso en su cuello que se burla de mi control.

Es una lástima que aún tenga 17 años y que todavía queden otros cuatro meses para ser mayor de edad. El hecho de que sea mi hermana debería detener los pensamientos que tengo sobre ella, pero no lo hace, lo que sí me detiene es saber que todavía es demasiado joven.

Nunca imagine que dos años pudieran alejarme tanto de mi hermana, incluso más que el propio hecho de que ambos compartimos sangre.

La película se reproduce por la próxima hora, viendo a Fanny moverse para acomodarse de vez en cuando.

Mis ojos se pierden de la pantalla y no puedo evitar fijarme en ella, y en el hecho de que no lleva sujetador. El calor sube rápidamente hacia esa zona peligrosa, así que intento volver a la película para distraerme.

La falta de culpabilidad por excitarme con la imagen de mi hermana desnuda debe ser por mi carencia de emociones al ser un psicópata.

Cualquier otro hermano se sentiría horrible, como una basura por desear algo que no se le tiene permitido.

Yo no.

He llegado a considerar de que Fanny es perfecta para mí, no hay otra mujer que pueda tomar su lugar, mismo motivo del porqué nunca estuve interesado en otro ser humano y sigo utilizando mi mano para encontrar algo de alivio.

Ahora estoy esperando, solo espero a que ella llegue a la mayoría de edad para hacerla completamente mía, aunque ya lo es.

Es mía.

Mi hermana no lo sabe, pero en cuatro meses descubrirá que no tiene escapatoria, menos ahora que ha decidido cambiar nuestro hogar para crear uno nuevo con nuestras propias manos.

La idea de hacer una casa con ella suena como un sueño hecho realidad. Hay pocas cosas que realmente llaman mi atención, y esta es una de ella.

Crear una casa para ella.

Le daré el hogar que desea y le haré ver que no necesita nada más que permanecer a mi lado para ser feliz. Hasta entonces solo tengo que esperar, y seguir ocultando este desenfrenado deseo de poseerla, de marcarla como mía.

Un rato después y la película termina, no puedo decir que estuve completamente pendiente de ella porque no hay manera de estarlo cuando tengo a Fanny a mi lado.

Es ella quien se lleva toda mi atención en la mayoría de las ocasiones.

—Cath tenía razón, fue fantástica.—Dice mientras cierra su portátil.—¿Qué piensas?

—Dijiste que no aceptabas críticas.

Ella golpea mi hombro con su mano.—Dios, eres imposible. No puedo creer que tengas una crítica, fue perfecta.

Aunque lo dice en tono molesto, la veo sonreír y negando con la cabeza. Su mano se queda un segundo demasiado largo en mi brazo, quemando mi piel con su suave y cálido toque.

Soy consciente de que tiene sus uñas pintadas de negro, siempre las tiene, haciendo enfadar a los profesores porque es una falta en la etiqueta de la escuela.

—¿Por qué el negro?.—Soy curioso, no está en mi naturaleza serlo, pero Fanny me hace hacer excepciones.

Ella sigue la mirada de mis ojos, viendo sus uñas cuando descubre lo que intento decir.

—Me gusta el negro.

—¿No intentas pintarlas con otros colores?

—¿Por qué lo haría cuando sé que me gustan en negro?

—Podrías experimentar.

—No es necesario cuando sé lo que quiero.—Aparta su mirada de mí, recogiendo su portátil de la cama.—Hazte a un lado, tengo que guardar esto.

Me levanto de la cama y ella se baja de esta cuando tiene su espacio, dejando el portátil sobre el escritorio para voltearse a verme.

—Buenas noches, Fanny.

—Buenas noches, hermano.—Mantiene sus ojos verdes en los míos, los suyos brillando a pesar de la poca iluminación de la habitación.

Tengo que guardar mis manos en los bolsillos de mi pantalón porque estoy deseando llegar a ella, tocarla como necesito hacerlo. Tiempo, es lo que me digo, solo un poco más de tiempo y probaré sus dulces labios, su sedosa piel, sentiré su pequeño y delgado cuerpo contra el mío, grande y duro en comparación.

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