CAPITULO 18.
Pase la tarde concentrada en el trabajo, Deivis y Josefa se fueron a la playa, estaban encantados de que estuviera en mi patio trasero, les gusto tanto que hasta dieron una vuelta en la lancha, hace unos días me la trajeron como pago por el accidente, no había tenido oportunidad de probarlo y ahora ellos lo están disfrutando.
Terminé todos mis pendientes y me puse a preparar comida, sé que cuando vuelvan de su paseo tendrán hambre, mañana iremos de compras y no pienso ir a la oficina por eso termine todo el trabajo que tenía para el resto de la semana.
Los veo llegar cansados, pero felices, les encanto la isla, se fueron a bañar y yo a la cocina para servir la cena, no tardaron mucho en volver.
- Vi una cesta con flores, te la envió tu adonis, me dijo Deivis sentándose en el comedor.
- Sí, quiere verme esta noche.
– Iras, dijo Josefa.
- Sí, espero que no les moleste quedarse solos un rato.
- Para nada, es más tengo un par de condones en mi maleta por si los necesitas.
- No digas tonterías, le digo lanzándole un pedazo de pan, eres un mal pensado.
- Solo digo lo que yo haría con ese adonis.
Los tres nos reímos por sus comentarios, les conté que nos veríamos en el muelle de atrás, Deivis siguió con sus comentarios, insistieron en escoger lo que me pondría, cuando salí del baño tenía sobre la cama unos pantalones cortos de color negro, una camisa roja se ceda, una chaqueta del color de los pantalones y unas sandalias planas, me gusto la combinación.
Me vestí y trencé mi cabello, un poco de maquillaje y estaba lista, ellos se habían tomado el sofá y devoraban los chocolates mientras escogían una serie, miré mi reloj y faltaban 15 minutos, estaba nerviosa, me senté con ellos a comer chocolates, la cesta tenía varias cajas y eran variados.
Sentimos un ruido a fuera, había llegado la hora, me despedí de mis amigos y Deivis me metió un condón en el bolsillo insiste en que lo voy a necesitar, salgo riendo de la casa, a lo lejos veo un bote en el muelle, al llegar él me espera, me ayuda a subir al bote y apenas subo me beso antes de poner el bote en marcha.
Llegamos a una mansión enorme, el muelle de este lugar era tres veces mas grande que el de mi casa, lo mire y se encogió de hombros.
- Esta casa me la heredaron mis abuelos, nadie vive aquí, solo vengo para pagarle a los empleados que la mantienen limpia, pero no te preocupes no hay nadie.
- Donde vives entonces.
- Cerca al centro de la ciudad.
- Eres rico, cerca del centro vi una zona de mansiones, tengo mi despacho en el centro.
- Entonces tu despacho debe estar en uno de los edificios de mi familia, el mundo es un pañuelo.
- No tanto, esta isla es grande, pero no deja de ser una isla.
Entramos a la casa y era más deslumbrante por dentro, pasamos y me senté en un sofá y él servía dos copas de vino, observé la decoración y tenía un toque antiguo, pero muy elegante, las pinturas se veían muy valiosas, también había esculturas de piedra y floreros chinos, Bruno se sentó a mi lado y me entrego una copa.
- Quiero disculparme, sé que te dije que te daría unos días, pero no pude aguantar, no sabes como me estoy conteniendo para no besarte.
- Sabes que lo nuestro no puede ser, yo no quiero ser tu amante.
- Jamás te consideraría mi amante, te dije una vez que nunca me había enamorado, hasta que te conocí.
- Como estás tan seguro que me amas, tu mismo dices que nunca has sentido amor.
- Mírame, los sentimientos no se pueden ocultar, desde que te rescate no dejo de pensarte, eres lo primero que pienso al levantarme y lo último cuando me acuesto, mi corazón se acelera con solo tenerte cerca y adoro ver tu sonrisa, si no es amor me estoy volviendo loco.
- Mentiría si te digo que no me pasa lo mismo, pero Bruno, estuve casada y fue muy duro cuando descubrí sus infidelidades, no quiero hacer pasar a tu esposa por lo mismo.
Lo vi suspirar, sabía que se sentía frustrado, tomo mis manos y dejo un beso.
- Solo te pido algo, no me niegues esta oportunidad para amar, estoy consiente que si dejo salir estos sentimientos alguien saldrá lastimado, pero quiero ser egoísta por primera vez.
- Y si acepto que tengamos algo, como será, vamos a vernos a escondidas, me visitaras solo cuando ella no este.
- No pienso esconderte, hablaré con ella, una vez me pregunto qué pasaría si me enamoraba de alguien más, en su momento no le respondí nada, pero es tiempo de hacerlo.
- Tengo miedo, mucho miedo.
- A partir de hoy yo estaré para ti, no te preocupes yo luchare por los dos.
Me acurruque en su pecho, me sentía segura en sus brazos, quisiera detener el tiempo y que pudiéramos quedarnos así, me acariciaba el pelo y lo sentía suspirar, levanto la cabeza y lo miro a los ojos, esos ojos que me ponen a temblar, me dejé llevar por un impulso y lo bese, quería sentirlo, tocarlo.
Me correspondió con la misma intensidad, nos separamos por falta de aire, sus ojos me miraban con deseo, pero me aparto con cuidado y camino a la terraza, lo seguí desconcertada, no sé que hice mal, pensé que queríamos lo mismo, me dolió su rechazo.
- Pasa algo, si te molesto que tomara la iniciativa me disculpo, solo me deje llevar.
- Me tomo el mentón para que pudiera mirarlo., No pienses eso, solo que no deseo que nuestro primer encuentro sea así, quiero algo especial, deseo darte lo mejor de mí y que lo recuerdes el resto de tu vida.
Me tomo por la cintura, nunca pensé que me dijera esas cosas, esto reafirma mi decisión de confiar en él y arriesgarme, no todos los hombres rechazan la oportunidad de tener a una mujer y más si es ella la que se insinúa, es todo un caballero, pues podía sentir su hombría muy despierta.
Me llevo de regreso a mi casa y nos despedimos de beso en el muelle, entre a la casa de puntitas para no hacer ruido, era tarde y no quería despertar a mis amigos, pero estos seguían en la sala viendo series, al ver entrar me hicieron un lado en el sofá para que me sentara con ellos.
- Traes una cara de felicidad que me imagino todo lo que te hicieron, dijo Deivis.
- No paso nada, solo un par de besos, digo comiendo palomitas.
- No lo creo, vienes muy contenta, siguió diciendo Deivis.
Los dos se miraban muy serios, pero no paso mucho antes que se soltaran en carcajadas, les conté todo lo que paso y como Bruno me pidió esperar para dar el siguiente paso, los vi suspirar.
- Mujer te ganaste la lotería, yo espero encontrar un hombre así, dijo Josefa volviendo a suspirar.
- Lo sé, les juro que aún no lo creo, todos estos cambios me dan miedo.
- No le temas al amor, disfruta, siente y entrégate sin miedos, recuerda la vida es una sola, dijo Deivis dándome unas palmadas en el hombro.
- Yo sigo pensando que esto es una locura, pero verte feliz me tranquiliza, dijo Josefa.
Los abracé, son mi única familia y los quiero mucho, terminamos de ver la serie y nos fuimos a dormir, mañana tendremos un día agitado con todos los preparativos de la boda, cuando estaba a punto de dormir recibí un mensaje de Bruno, era un poema.
- Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse, la llama de tu amor.
Escrito por Gustavo Adolfo Bécquer.
Suspire después de leer, le doy las gracias por el gesto, con tantos detalles románticos me siento en las nubes.
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Comments
Andrea Barrionuevo
Ella me parece patética pq esta actuando kmo su ex y su amante haciéndole lo mismo a la esposa de Bruno bueno ambos lo hacen
Se la daba de moralista y terminó igual que la amante de su ex.
Ella tenia que haber puesto un freno cuando el empezó buscándola y decirle que primero terminara su matrimonio si no quería estar kn su esposa y no actuar así.
Al final el es traicionero que le va a esperar a ella si aparece otra que le llame la atención.
igual terminan justo pero es lo que da a entender él y no es confiable
No me gustó ya el rumbo que tomo
2025-02-14
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