SOLO UNA AMANTE.

CAPITULO 17.

Entre a la sala y mis amigos ya se habían puesto cómodos, comían los postres que trajo Bruno.

- Ven siéntate, donde conociste a ese adonis, si no tuviera prometido iría por él, dijo Deivis golpeando el sofá para que me sentara a su lado.

- Yo lo quiero saber todo, cuando dejaste la capital jurabas no volver a enamorarte y tienes cara de enamorada, dijo Josefa.

Estoy en un dilema, no saben todo lo que me ha pasado desde que llegue a este lugar, Bruno es el hombre que me rescato el día que se voltio la lancha, recuerdan que les conté ese hecho traumático para mí, desde entonces nos volvimos amigos, pero desde el primer momento me sentí atraída por él, no sé cómo paso, solo empecé a disfrutar de su compañía, al punto que solo un mensaje de buenos días me acelera el pulso, verlo me alegra el día y hasta me quita el cansancio y juro que trato de evitarlo, pero no puedo y sí que lo intento.

- Amiga mía, lamento decirle que eso que quieres es imposible, estás perdidamente enamorada y la verdad te sienta muy bien, tienes ese brillo especial en los ojos que no te vi cuando estabas casada, dijo Josefa.

- Estoy de acuerdo con Josefa, te ves radiante, además ese hombre está como para comérselo, no lo dejes ir, dijo Deivis.

- Ese es el problema, es casado, no quiero ser solo su amante o un pasatiempo.

- Ese sí que es un problema, debes alejarte, antes que las cosas escalen. Dijo Josefa.

- No estoy de acuerdo, si él te corresponde vive el momento y no pienses en nada más, por lo que pude ver él está igual que tú, la vida es corta, no quiero que más adelante no te arrepientas. Dijo Deivis dándome un abrazo.

- No le des malos consejos, ese romance solo le traerá lágrimas y dolor, mira todo lo que vivió con su esposo, vino a este lugar para estar tranquila y dudo que al lado de ese hombre tenga tranquilidad. Dijo Josefa.

- Sé que me dicen esto porque me quieren, pero podemos cambiar el tema, estoy por enloquecer, digo limpiando unas lágrimas traicioneras.

- Entonces ve por vino, tenemos que celebrar que me caso, dijo Deivis sonriendo.

Lo abrazo y felicito, él se merece ser feliz, voy a la cocina por el vino y unas copas para brindar, sé por todo lo que paso Deivis por su orientación sexual, mis problemas no son nada frente a los suyos y él siempre tiene una sonrisa, por eso lo admiro tanto.

- Cuéntame como estuvo la pedida de mano, dije sirviendo las copas.

- Ni te imaginas el escándalo, fue durante la graduación, Saul se arrodillo delante de todos, dijo Josefa dando un sorbo al vino.

- Me imagino las caras de todas esas chicas que te acosaban, hubiera pagado por verlas, digo riendo.

- No te perdiste nada, solo un par de desmayadas y la furia del decano, dijo Josefa.

- Yo estoy feliz, nos casamos en un mes y por eso vine, queremos hacer la boda aquí en la isla, como ya no tenemos padres nos vamos a radicar aquí al igual que tú. Dijo Deivis.

Seguimos conversando y bebiendo, teníamos mucho que celebrar, se quedarían aquí hasta la boda, Josefa regresara a la capital después su madre está algo enferma y no quiere estar lejos de ella, ya tiene varias propuestas de trabajo y me dijo que cuando regrese aceptara la mejor, cosa que me alegra, ella es una excelente profesional y amiga.

Cuando llevábamos 2 botellas de vino empecé a llorar, el alcohol y mis emociones se mezclaron, mis amigos me abrazaron para consolarme, ni cuando deje a José me sentí tan triste ni siquiera llore, me siento en una encrucijada.

- No llores, vive tu romance con ese hombre lo que dure, cuando las cosas empiecen a ponerse feas nos vamos de la isla, no dejes que los perjuicios y el miedo te gobiernen, la vida es para valientes, dijo Deivis secando mis lágrimas.

- No estoy de acuerdo, pero te apoyaremos, sabes que cuentas con nosotros en las buenas y malas, solo ten cuidado, dijo Josefa.

- Saben que los quiero verdad, digo abrazando a ambos.

A la mañana siguiente despertamos todos con resaca, la casa estaba hecha un desorden y tenía que ir a trabajar, llame a Margarita para que me trajera los pendientes y aplazara cualquier cita que tuviera, no tenía cabeza para atender a nadie, prepare jugo y empecé a recoger el desastre que dejamos, la casa solo tenía dos habitaciones así que ellos compartirían una.

Cuando terminaba de limpiar la cocina Josefa llego, tenía muy mala cara y el cabello despeinado.

- Tienes algo para el dolor de cabeza, me está matando.

- Sí, busca en el cajón de la derecha, anoche se nos pasó la mano con el vino.

- Bastante, pero como te sientes ya decidiste que hacer con Bruno.

- Me siento más tranquila gracias a ustedes, me sirvió mucho desahogarme anoche, ya tengo claridad de lo que quiero y haré.

- Eso me gusta, la decidida Esperanza está devuelta, porque no usas ese entusiasmo y nos preparas una sopa, Deivis está tomando un baño.

- Ya lo estoy preparando, puedes bañarte en mi habitación.

Josefa se fue y me concentre en la sopa, margarita llegaría en cualquier momento, puse la mesa y espere a mis amigos para comer, después de unos minutos Margarita llego con los contratos, me dijo que temprano había llegado Esteban buscándome para arreglar lo de las visitas, al parecer se decidió a no apelar, le llamaré a Ester para organizar.

Margarita se fue y me puse a servir la sopa, moría de hambre y esos dos no salían, estaba comiendo mi sopa cuando llegaron riendo a la mesa, conversamos un rato mientras comíamos, Deivis quería salir a buscar las cosas para la boda, pero los convenzo de dejarlo para mañana, tenía que trabajar, después de comer ellos se fueron a dormir y yo me quede trabajando.

Estaba al teléfono con Ester cuando tocaron el timbre, era un repartidor, me traía una cesta con postres, chocolates y flores, la recibí y busque desesperada dentro la tarjeta, esta decía: Te envió este presente para pedirte disculpas por el beso, aunque no me arrepiento y lo haría de nuevo mil beses, quiero que hablemos y sé que tienes visitas, por eso te estaré esperando esta noche en el muelle de tu casa a las 8 pm.

Después de leer la tarjeta me senté a comer chocolates, me sentía nerviosa, pero ya había tomado una decisión y no pienso echarme para atrás, que sea lo que dios quiera.

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