CELOS.

CAPITULO 06.

Para mi buena suerte José no noto el cambio en las comidas, cenaba sin problemas y luego se encerraba a trabajar, según me dijo está organizando la ampliación de la empresa y esto le tomaba tiempo, varias veces me toco sacarlo de ahí en la madrugada y recoger los montones de papeles regados.

En la universidad me va de maravilla terminé mi empalme y mis notas son excelentes casi los mismos de Josefa y ella es muy buena, también hice otro amigo se llama Deivis Salcedo, hijo de abogados reconocidos, es el hombre más guapo de la universidad tanto que tiene su propio club de fans, estas lo persiguen cuando lo ven, pero lejos están de saber sus verdaderos gustos.

Los tres siempre almorzamos juntos y por primera vez puedo decir que tengo amigos, de aquella mujer supe que se casa en unos días, cosa que agradezco, tendré una preocupación menos, llego a la cafetería con Josefa y ya Deivis nos espera en una mesa, tenemos que preparar un caso que nos dejaron.

- Porque tardaron tanto en el baño.

- Calma aquí estamos, lo creas o no había cola, digo sentándome al lado de Deivis.

Nos sentamos a comer mientras discutíamos la mejor estrategia para resolver el caso, una chica se acercó a la mesa y fingiendo tropezar derramo su comida sobre Josefa, los tres nos levantamos enojados siendo yo la que empieza hablar.

- Pero acaso eres ciega o te haces, mira cómo le dejaste la ropa.

- Para lo barata que es le hice un favor.

- No importa Esperanza, voy rápido al baño y me limpio esto sale rápido.

- No, sin que esta antes te ofrezca una disculpa.

- Esperanza tiene razón, que se disculpe, estas niñas ricas, se creen superiores y no lo vamos a permitir, dijo Deivis igual que indignado que yo.

Pero la chica solo sonrió y se dio la vuelta, pero la tomé por el brazo con fuerza, no soportaba los abusos.

- Te dije que le ofrezcas una disculpa.

- Que te pasa loca, suéltame.

- No te escucho, digo apretando su brazo con más fuerza.

- Por favor Esperanza no es para tanto, deja que se vaya, mira que todos nos están viendo.

- Que lo hagan así aprenden de una vez y dejan de meterse contigo.

-

La chica seguía con la cara dura y sin intención de pedir disculpas, con mi mano libre tome mi almuerzo y se lo vacíe en sima, luego la solté y toma a Josefa de la mano para salir de la cafetería seguida por Deivis, estaba tan enojada que casi la arrastre por los pasillos.

- Ya suéltame Esperanza, me estás lastimando.

- Lo siento, pero debes defenderte, no es justo que te hagan esas cosas solo porque eres becada.

- Lo sé, pero sabes quién es el padre de esa chica.

- No se y la verdad no importa, si vuelve a meterse contigo juro que le daré un puñetazo.

- Por dios mujer eres de armas tomar, dijo Deivis alcanzándonos y casi sin aliento por correr.

- No solo no me dejo, en el orfanato me toco a prender a no dejarme de nadie.

Los dos me miraron con la boca abierta era la primera vez que hablaba de origen con ellos.

- No me vean así, yo no soy rica, es más creo que era más pobre que tu Josefa antes de casarme, tú al menos tienes padres amorosos yo fui abandonada en un orfanato y criada por monjas y créeme que esas mujeres con hábito son lo peor, por eso aprendí a no dejarme y tú deberías hacer lo mismo.

- Si no me lo dices no lo creería, gracias por ser mi amiga esperanza.

- Solo quiero que aprendas, ahora vamos ya es hora de la clase.

La tarde paso rápido y pronto salimos, hoy no tenía auto así que me quede en la puerta con mis amigos a la espera de José, mientras esperaba una de las eternas enamoradas de Deivis se acercó he intento besarlo, para completar nuestro caótico día, me cruzo de brazos al lado de mi amigo mirando a la descarada chica que para colmo quería llevárselo a fuerza.

- Déjame en paz Yesica te he dicho de todas las formas posibles que no quiero nada contigo, dijo Deivis enojado.

- Pero tú me quieres, saliste conmigo, porque ahora me rechazas.

- No salimos, coincidimos en un restaurante, ya deja de perseguirme, además tengo novia.

- No mientas, sé que no tienes novia y que solo me amas a mí, por favor vamos dejame mostrarte lo mucho que te amo.

Yo en medio de la disputa miraba a la chica llorar, esto parecía un drama coreano, Josefa mira todo en silencio, ya se había acostumbrado a las locas fans de Deivis, como les llamaba.

- Yesica vete de una vez o te juro que no respondo de mis actos.

La chica no se quería rendir y ya todos estábamos cansados de verla llorar y patalear como chiquilla de 5 años, Deivis no sabía qué hacer para alejarla y el espectáculo había llamado la atención de todos los estudiantes que salían de la universidad.

En un acto desesperado Deivis me atrajo y me planto un beso en la boca delante de todos para tratar de dejarle claro a la chica que no tenía oportunidad sin saber los problemas que ese beso me traería, porque en ese preciso momento José llegaba por mí y presenció aquel beso, que aunque fue simple se podría malinterpretar.

La chica salió corriendo y Deivis cumplió su cometido, pero al voltear me encontré con la mirada enojada de José, que estaba a punto de matarlo, me adelanté corriendo a encontrarlo y evitar más escándalo, pero al tomarlo de la mano me la sacudió de forma brusca y subió al auto, acto seguido también subí y no me atreví a decir nada.

Cuando llegamos a la casa le pido a la empleada irse y mientras esperaba que la mujer saliera daba vueltas en el recibidor como un león enjaulado, su enojo se notaba de lejos, tenía las venas de la frente marcadas y apretaba los puños, era la primera vez que lo veía de esta forma y hasta cierto punto sentí miedo.

La empleada dejo la casa y antes de salir me miro con compasión, yo me acomodé en la sala de estar esperando que él hablara, lo vi servirse un whisky y respirar varias veces como tratando de calmarse.

- Te piensas quedar callada, estoy esperando una maldita explicación.

- Primero me bajas el tono, no tienes por qué gritarme.

- A y te ofendes, cuando el ofendido debería ser yo, llego a buscarte y te están besando.

- Las cosas no son como parecen, Deivis solo trato de deshacerse de la chica que lo acosaba.

- Entonces cuando una mujer me acose yo voy a besar a otra.

- No tienes que comparar, fue un simple beso.

- Que, un simple beso dices, para eso querías ir a la universidad para estar con otros, desde cuando me ven la cara esperanza.

- De que hablas, jamás te he faltado, eso fue un malentendido, yo te encontré chupándole sus partes íntimas a una mujer y no te trate de esta forma.

- Ahora me lo vas a recriminar, sabes por qué lo hice y ese no es el tema, no quiero que vuelva a la universidad.

- Me levanto enojada de la silla, no pienso dejar la universidad, primero me largo de esta casa.

- Ahora me amenazas, pues lárgate, no pienso seguir pagando tus estudios.

- Has lo que quieras, me largo.

Camino a la escalera y empiezo a subir a la habitación enojada, si quiere que me vaya lo haré, no pienso cumplir sus caprichos, él viene detrás de mí y me toma del brazo, ya voy a mitad de la escalera.

- Entonces te iras con tu amante.

- Suéltame José, no tengo ningún amante, pero no pienso quedarme a aguantar tu mal trato.

- No te vas y me escuchas, no pienso permitir que juegues conmigo y me trates como un estúpido, sé muy bien lo que vi, tú ni siquiera te apartaste de aquel tipo, te veías muy tranquila con ese beso.

- Suéltame si estás lastimado, además ya sacaste tus propias conclusiones piensa lo que quieras y déjame ir.

Me apretó más fuerte de los brazos y me dio varias sacudidas, intente soltarme, pero era inútil, terminamos forcejeando, todo paso tan rápido, José me soltó de pronto y el movimiento brusco me hizo perder el equilibrio, me di un golpe en la cabeza con la baranda de mármol, caí por el fuerte golpe y baje rodando de las escaleras.

NARRADORA.

Esperanza, grito José al verla caer inconsciente, bajo corriendo las escaleras, trato de despertarla, pero es inútil, tenía un golpe en la frente, la reviso con cuidado tratando de saber si no tenía algún hueso roto, pero se dio cuenta de que de su entre pierna salía sangre, esto lo asusto tanto, que empezó a dar vueltas con las manos en la cabeza, pensado que la había matado.

Pensó en llamar a una ambulancia, pero descarto la idea por miedo a ir a la cárcel, saco su teléfono y llamo a su madre, era la única que podría ayudarlo sin hacer preguntas, esta se encontraba en una reunión con sus amigas en un restaurante de lujo presumiendo el cargo de su hijo, al ver que la llamaba se alejó para poder contestar.

- Hijo que paso, es muy extraño que me llames.

- Estoy metido en un lío mama necesito ayuda.

- Si es de la empresa llama a tu padre, no sé nada de negocios y en este momento estoy ocupada.

- Maldita sea mama, te estoy diciendo que necesito ayuda y lo único que te importa es tu reunión.

- Cálmate José, no tienes que gritarme de esa forma, que necesitas.

- Creo que mate a Esperanza.

- Que, como paso, dime, estás seguro.

José le explicó brevemente lo que paso, que estaba inconsciente y sangrando, omitiendo el incidente de la universidad.

- Cálmate no está muerta y eso es bueno, no entiendo como haces algo tan estúpido, voy a enviarte a mi doctor, pero escúchame, llévala a tu habitación, le quitas la ropa y le pones una bata de baño, tienes que decirle al médico que se calló cuando salía de la bañera o iras a la cárcel por maltrato doméstico, mientras el médico llega toma una toalla mojada y pásala por su cuerpo para que sea creíble tu historia, yo voy para allá.

- Gracias mamá, hare lo que me dices.

Manuela colgó la llamada y se disculpó con sus amigas, mientras iba en el auto le llamo a su médico y le pidió discreción, le dijo que llevara un equipo especial pues tenía la sospecha de que su nuera había tenido un aborto.

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