PRIMER ACERCAMIENTO

CAPITULO 13.

Era domingo nuevamente y debido al cansancio que tenía decidí pasar el día en la cama, pedí comida a domicilio y me senté en la terraza mientras llegaba, el mar estaba tranquilo y la brisa era suave, divisé a lo lejos un bote acercándose, pensé en el momento que estaba por llegar a mi muelle tocaron la puerta la comida había llegado.

Fue a recibirlo, deje la comida en la cocina y pude ver por la ventana a Bruno, caminaba a la casa, me pareció raro, le di mi número para que me llamara cuando fuera a venir, salgo a la terraza.

- Bruno, no sabía que vendrías.

- Tengo el día libre y quise venir a cumplir mi promesa, pero si estás ocupada no hay problema puede ser otro día.

- No tengo problemas, solo me sorprendiste, además suena más divertido que pasar el día viendo doramas coreanos.

Entre corriendo y me cambié de ropa, me sentía emocionada, por alguna razón se me quito el cansancio, me puse un vestido cómodo y botas, no tenía cañas de pescar, pero me imagino que él viene preparado, antes de salir empaque la comida que pedí aún tenía hambre, llegue al bote y me percate que solo iríamos los dos.

- No vendrán tus amigos.

- No, te molesta.

- Vamos, no pongas mala cara, solo pensé que ellos vendrían.

- Están de turno, te llevaré al mejor lugar para pescar en la isla.

Navegamos por la isla y me llevo a una zona apartada con poco flujo de personas, el mar era más cristalino en esta parte de la playa y había corales a la vista, según me dijo bruno es un área protegida y los yates y barcos no pueden entrar, me encanto tanto el lugar que saque mi teléfono para tomar fotos.

- Al parecer te gusto mucho este lugar, déjame decirte que tienes una hermosa sonrisa.

- No digas tonterías, me emocioné al ver los colares, es la primera vez que veo uno.

- Tranquila toma las fotos que quieras, voy a preparar las cañas.

Tome unas fotos más y espere que volviera, no te que había buzos, si tengo la oportunidad me gustaría intentarlo, estaba distraída y no sentí regresar a Bruno, me puso la caña de pescar en la mano y se paró a mi lado, tan cerca que podía sentir su respiración.

- El truco está en la forma en la que lanzas la carnada, hazlo con fuerza, pero no demasiada, dijo Bruno lanzando la suya.

Imite su movimiento, mientras esperamos que pique, nadie dijo nada, era un silencio cómodo, el primero en picar fue el suyo, lo mire sacar el enorme pez con la boca abierta, yo jamás me imagine que hubiera peces tan grandes.

- Eres increíble, ese pescado es enorme.

- Te dije que este era el mejor lugar para pescar, pero no te desanimes, pronto lo lograras.

Justo cuando termino de decir eso la mía pico y me emocioné tanto que salte de la alegría, con su ayuda sacamos el pez, no era igual al suyo, pero tenía buen tamaño, lo deje a un lado y volvía a intentarlo, hoy si cenaría pescado a la parrilla.

Bruno saco una canasta con bocadillos y me ofreció uno, yo había traído carne con papas así que la saque y le ofrecí también, era mí, almuerzo, lo había ordenado antes de que él llegara, dejamos las cañas a un lado, pero sin sacarlas y nos sentamos a comer.

- Sueles pescar en tus días libres o tienes algún otro pasatiempo.

- Por lo general sí, pero a veces visito a mis padres, viven en el lado norte de la isla, cerca de las montañas, tengo costumbres muy arraigadas.

- Ya veo, perdona la pregunta, pero tengo curiosidad, estás casado, lo pregunto porque no traes argolla.

- Sí, tengo 25 años de casado.

- Guau, es increíble, te felicito porque me imagino que debe ser una mujer extraordinaria, digo por tu forma de ser.

- Ella es médico en el hospital de la isla y digamos que nos llevamos bien.

- Después de tantos años, yo creería que sí, te casaste enamorado, si te incomoda la pregunta me disculpo, pero me acabo de divorciar y solo duro dos años, no sé tengo curiosidad.

- Te contaré mi historia para que no te quedes con la curiosidad y la mentó mucho que acabara tu matrimonio, se ve que no fue tu culpa, además quien fue tan bruto como para dejar ir a semejante belleza.

- Me encogí de hombros. Un hombre verdaderamente bruto, pero cuéntame ya tengo curiosidad.

Mi esposa se llama Cristal, nos conocimos en la universidad, en ese entonces vivía en la capital, yo me enliste en la marina y la deje de ver, después de años volvía de una misión y mis padres se habían mudado a la isla, llegue aquí y ella era mi vecina, nuestros padres nos organizaron la boda sin siquiera preguntarnos.

Un año después nos casamos, ella me dijo que me amaba, pero yo fui muy sincero, solo aceptaba por mi madre, le sería fiel y pondría todo de mi parte para que funcionara, pero no podría prometerle amor, la confianza es la base de cualquier relación y en estos años he sido completamente sincero con ella.

- La quieres, le pregunté mientras mordía una manzana.

- Claro que la quiero, llevamos 25 años juntos, como verás mi vida no es nada interesante.

- La verdad me sorprende que lleves tanto tiempo casado sin amor.

- El amor es intenso es sentir que no puedes vivir sin la otra persona, sentir un amor tan fuerte y apasionado calado en tus propios huesos, el amor es desinteresado, no es egoísta y siempre quiere ver feliz a la otra persona, no es fácil deshacerte de él una vez que está ahí. Puedes pensar que esto solo sucede en las películas, pero hay algunos afortunados que experimentan este tipo de amor en su vida, pero lamentablemente no he tenido la suerte de sentir algo tan intenso.

Después de su reflexión me quedo la duda si en verdad ame a José, terminamos de pescar, yo termine con dos peces y Bruno con 5, llegamos a mi casa y lo invite a comer lo que pescamos, pero me rechazo diciendo que tenía algo que hacer.

Después de aquella conversación lo sentí incómodo, su actitud cambio y lo noté distraído en el camino de regreso, no quise preguntar más, aunque tenía curiosidad, todos tenemos secretos y cosas que son difíciles de compartir con otros, no sé ni porque se me dio por indagar en su vida.

Deje de pensar en Bruno y limpie el pescado para hacerlo al horno, mientras se cocinaba me di un baño, comería sola, pero no me importa, ya me acostumbré a mi soledad, creo que la paz de este lugar no me deja sentir del todo sola.

Me había sentado a comer cuando tocaron la puerta, me pareció muy extraño, no conozco a nadie y mi vecino más cercano está al menos a 10 minutos a pie, llego a la puerta y antes de abrir miro por la mirilla de la puerta, un es un hombre muy bien vestido, pero jamás lo había visto, me lleno de curiosidad y decido abrir.

- Buenas tardes, que necesita.

- Buenas tardes, es usted la abogada MEDINA.

- Sí, pero no estoy trabajando hoy si gusta, le doy la dirección y teléfono de mi despacho para que saque una cita con mi secretaria.

- No, necesito hablar con usted ahora mismo, le tengo una propuesta que estoy seguro no podrá rechazar.

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