Eduardo. – ¿Crees que estoy mintiendo…? ¡Alexa yo me equivoque… te amo eres el amor de mi vida, estoy muy arrepentido… te lo juro…!
Alexa. – ¡No… te atrevas a tocarme suéltame no vuelvas hacerlo…!
Eduardo. – ¡Amor… perdóname démonos una oportunidad… volvamos a empezar déjame conquistarte ganarme tu amor…!
Alexa. – Jajaja Eduardo esta no es una feria donde puedas concursar por un premio, mi amor no es ningún premio, me decepcionaste, cuando más te necesite, y claro que te amaba, pero hay cosas que no se pueden perdonar, entre ellas la traición…
Eduardo. – ¿Que te pasa, tu no eras así…?
Alexa. – ¿Que me pasa? ¡Me pasa que estuve presa casi un año… me pasa que el hombre que amaba me traiciono…! ¿Quieres que siga…?
Eduardo. – ¡Sé que no tengo perdón de Dios, pero te amo podemos recuperar nuestro amor…!
Alexa. – ¡Tú no eres el hombre de quien me enamore, eso que tu llamas nuestro amor, ya no existe esta muerto…! Tú eres responsable de eso… yo tan poco soy esa mujer, soy diferente soy otra…
Eduardo. – ¡Amor dame una nueva oportunidad, volvamos a casarnos… celebremos que la vida nos vuelve a poner enfrente…!
Alexa. – ¡Yo no soy tu amor! no es la vida la que nos pone enfrente, yo ya no te amo y no quiero ser cruel vete por favor…
Eduardo. – ¿Cruel… andas con ese tipo…?
Alexa. – Javier es un tipazo, es un caballero y si es un hombre guapísimo, quien diga que no se siente atraída por él miente, y si me atrae, ¡pero a quien amo es a otro hombre… de hecho nunca ha dejado de ser el amor de mi vida…!
Eduardo. – ¿De quién carajos estás hablando? Eres tú la que siempre me engaño entonces, nunca me amaste, cuando todo este tiempo siempre has estado pensando en Gabriel…
Alexa. – Eres un estúpido… claro que te amé, eras el hombre de mi vida el hombre en quien confié mi vida, el que a costa de todo debió protegerme aun cuando hubiera sido culpable, jamás debiste haber dudado de mí, debiste estar siempre a mi lado y no lo hiciste… te amaba, repito eras el hombre de mi vida, pero el amor de mi vida si es el Gabriel… y siempre supiste lo que él fue en mi vida…
Eduardo. – ¡Y yo pensando que lo habías olvidado…!
Alexa. – ¡Pensé que jamás volvería a verlo, que él y su recuerdo vivirían por siempre en el rincón de los recuerdos, pero la vida o Dios nos volvió a poner de frente…!
Eduardo. – Jajaja, ¡Dios no creo que este tan contento con eso, ni que el haya intervenido considerando lo que es…!
Alexa. – ¿A que te refieres con eso… de que me hablas?
Eduardo. – ¡A hora resulta que no sabes que Gabriel es sacerdote…!
Alexa. – ¡Eres un maldito mentiroso, hasta dónde eres capaz de llegar! ¿Cómo te atreves a inventar semejante cosa…?
Eduardo. – ¡Que cosas, de pronto a la princesa, el príncipe se le convierte en sapo por mentiroso…!
Alexa. - ¡Cállate mientes…!
Eduardo. – ¡Así que tu curita, no tuvo los huevos para decirte lo que es, y nadie te lo dijo que cosas…!
Alexa. – ¡Mientes… lárgate…!
Eduardo. – Ve búscalo, sal de dudas en la iglesia de San Bartolo… ahí por plaza Lindavista
Alexa. – Lárgate de mi casa… y no vuelvas…
Vaya que esa no la vi venir, fue un golpe bajo por parte de Eduardo, me resistía creer que Gabriel fuera sacerdote, de ser así cómo era posible que nadie me hubiera dicho nada, porque me lo habían ocultado, peor aún como era Que Gabriel me hablara de amor considerando su condición, como me había ocultado algo tan importante, estúpidamente yo jamás no te la importancia de que el cargara una biblia cuando iba a verme, pensé que sabía de mi alcoholismo, y que era con la intención de ayudarme, quería salir corriendo a la iglesia de San Bartolo pero había que enfrentar a los medios de comunicación.
Estar en el lugar del atentado, no fue fácil, fue imaginar cómo fue que los mataron, volver a vivir el momento en que los encontré bañados en sangre, el día más doloroso de mi existencia, los medios ya esperaban impacientes, cerca, se improvisó una mesa encima de unas tarimas, Javier me ayudo a bajar del auto, todos querían llevarse una foto o imagen de mi arribo al lugar nadie esperaba encontrase con la mujer que ahora era. Subí a la tarima me quiete los lentes oscuros y deje que el aire jugara con mis rizos.
. – ¡Alexa te ves radiante, pareces modelo…! no pareciera que acabas de salir del reclusorio.
Alexa. – ¡Gracias! efectivamente estar en un reclusorio no es fácil, y menos cuando eres inocente, tal vez muchos quisieran verme destruida y casi lo estuve.
. – ¡El caso Miranda Castell, dio un giro que muchos no esperaban, muchos te creían culpable!
Alexa. – Fue inesperado para quienes, me culpaban, inesperado para quién dudo de mí y de mi familia…
. – ¿Cómo vas a proceder legalmente…?
Alexa. – Aun no lo tengo claro, no he tenido oportunidad, de hablarlo con mi abogado, pero claro que voy a pedir una disculpa pública y reparación del daño…
. – ¿Cual es la postura de las autoridades? que te dicen sobre el presunto o presuntos responsables, del atentado de tu familia…
Alexa. – ¡Nada! ¡Por eso estoy aquí, aquí donde de la manera más vil y cruel mataron a mi familia, aquí es donde exijo respuestas! ¡Exijo den con los culpables, quiero justicia para mí y mi familia…! estuve presa casi un año, por la ineptitud de nuestras autoridades, quiero que caigan los responsables… ¡y quiero que ustedes difundan que la familia Miranda Castell somos inocentes...!
. – Entre esas autoridades se encontraba tu marido, que como fiscal fue quien libero la orden de aprensión en tu contra…
Alexa. – ¡Eduardo ya no es mi marido, no sé qué intereses tenga o haya tenido no me interesa, lo único que me interesa es encontrar la verdad!
. – Andrés Verastegui no se ha pronunciado, aun cuando era muy cercano a Claudio Miranda
Alexa. – No tengo nada que decir al respecto, su postura y su silencio, hablan más que cualquier palabra.
. – Don Claudio, menciono que estaba trabajando en algo pesado en su paso por la procuraduría…
Alexa. – ¡Mi padre fue un gran hombre, un protector jamás llevo el trabajo a casa, su ideal siempre fue proteger a su familia! si estaba trabajando en algo no lo sé, jamás menciono nada, pero es evidente que algo muy grande está detrás de su muerte, pero aquí frente a ustedes, ¡Juro que voy a dar con la verdad cueste lo que cueste…!
Carlos. – ¿Estás viendo la conferencia de tu princesa…?
Andrés. – ¡Si, está muy distinta…!
Carlos. – ¡Esa mujercita indefensa se murió ahí en el reclusorio… debimos mandarla junto con su familia…!
Eduardo. – ¿Ya está trabajando en ello…?
Carlos. – ¿Personalmente va a desaparecerla…?
Andrés. – ¡Va a volver a enamorarla…!
Carlos. – ¿Que estupidez estás diciendo, crees que esto es la rosa de Guadalupe? ¡Esa mujer no va a volver a caer con alguien como Eduardo… pensé que eras más inteligente…!
Andrés. – ¡No deberías de subestimarme…!
Carlos. – ¡Eres tú el que no debe subestimar a esa mujer, esa mujer es peligrosa y es evidente la bola de problemas que se te vienen…!
Andrés. – ¡Querrás decir que se nos vienen…!
Carlos. – ¡Tú sabes cómo son estas cosas! ¡Tú sabes cuál es tu lugar y cuál es mi lugar! pero si no puedes manejar la situación, dime y yo me encargo, no hay nada como hacer las cosas a la vieja usanza…
Andrés. – ¡Estarás por encima de mí en la organización! pero sé cómo hacer las cosas nunca he fallado y ya me estoy haciendo cargo…
Carlos. – ¡En verdad espero que sepas lo que estás haciendo, o sepas manejar a esa mujercita!
La rueda de prensa termino sin más contratiempo, yo no podía seguir esperando la duda me carcomía por dentro, y aunque la intención de Javier era llevarme de regreso a casa, yo tenía que hacer una parada en San Bartolo, por lo que sin entrar en detalles le pedí me dejara ahí, que deseaba tener a solas un momento con Dios.
En las bancas había algunos feligreses, parecía que no tardaría en comenzar la misa, me acerque hasta el altar me persigne, no sabía qué hacer, a quien preguntar, sino hasta que me senté escuche una plática de dos señoras de quien estaba confesando, sentí un hueco en mi corazón, me levante de inmediato y fui a formarme, había dos personas delante de mí, parecía que nunca llegaría, como si el tiempo no caminara, hasta que llego mi turno entre y me puse de rodillas, con la esperanza de que todo fuera una vil mentira de Eduardo, con la esperanza de escuchar una voz de alguien mayor me hinque…
Gabriel. – ¡Ave María purísima…!
Alexa. – ¡Sin pecado concebida…!
Gabriel. – ¡Bien hija di me cuáles son tus pecados…!
Alexa. – ¡Mi mayor pecado es estar enamorada de un cura, pero en mi defensa él no me dijo que lo era…!
Gabriel. – ¿Como…?
Alexa. – ¿Hasta cuando ibas a decirme Gabriel, que eres un sacerdote…?
Gabriel. – ¿Alexa…?
Alexa. – ¿Cómo has podido mentirme así…?
Salió del confesionario, y me tomo de la mano, pidió disculpas a quienes esperaban su turno, para confesarse, me llevo a la sacristía justo cuando salía el otro sacerdote que oficiaría la misa.
Gabriel. – ¡las cosas no son como piensas…!
Alexa. – ¡Y según tu como son, me mentiste Gabriel, todos me mintieron…!
Gabriel. – ¡Solo estaba esperando el momento oportuno…!
Alexa. – ¿Y cuál era ese momento, como podías hablarme de amor?
Gabriel. – ¡Porque te amo, nunca he dejado de hacerlo, jamás pensé que volvería a verte, pensé, pensé que estabas fuera de mi vida…!
Alexa. – ¡Debiste decirme…!
Gabriel. – ¡No sabía cómo tenía miedo… necesitaba tomar una decisión…!
Alexa. – ¡Por favor Gabriel…!
Gabriel. – ¡Lo que importa es lo que sentimos…!
Alexa. – ¡Eres un sacerdote…!
Gabriel. – ¡Voy a dejar el sacerdocio… soy consciente que no puedo fallarle a Dios de esa manera, pero no puedo seguir ocultando lo que siento por ti… solo dame tiempo…!
Alexa. – ¡No, no quiero ser yo la causa…!
Gabriel. – ¡No eres tu soy yo, es lo que siento te amo… y sé que me amas… o dime que no me amas dímelo…!
Me tomo de la cintura y me jalo hacia él para abrazarme era como un imán, aunque mi cabeza quería resistirse mi cuerpo y mi corazón no. Deseaba estar en sus brazos sentir sus besos, que ahí mismo me hiciera suya, pero todo se esfumo, dé manera abrupta, no quiero imaginar lo grotesca que era esa escena para ella, ver a su hijito adorado en sotana blanca conmigo en brazos queriéndome besar, cometiendo sacrilegio…
Clara. - ¡Por los clavos de Cristo! ¿Que significa esto…?
Gabriel. – ¿Madre… que haces aquí…?
Clara. – ¡Eres tú el que tiene que darme una explicación! ¿y tu desvergonzada, como te atreves a provocarlo aquí en la casa de Dios…?
Gabriel. – ¡No voy a permitir que la ofendas el único culpable aquí soy yo…!
Vaya que fue incomodo intente pedir una disculpa por algo que no incite, aun cuando por dentro mis deseos eran otros tal vez de no haber llegado Clara hubiésemos tenido ahí sexo, cuando intente articular alguna frase, recibí una bofetada…
Clara. – ¡Eres una pecadora, como te atreves, porque deseas arruinar la vida de Gabriel…!
Gabriel. – ¡La única que arruino mi vida eres tu…!
Clara. – ¡Dios mío, como te atreves a levantarme así la voz…! ¿Que te está pasando…? ¡Esto es culpa tuya… lárgate de aquí…!
Alexa. – ¡Yo no sabía que él era sacerdote… siempre supo lo que nos amábamos…!
Clara. – ¡Eso fue hace mucho tiempo atrás… hoy es diferente tienen vidas diferentes, no pueden a tentar contra Dios, no pueden cometer este sacrilegio!
Gabriel. – ¡No más madre…! ¡ya no puedo seguir mintiendo y será mejor que no te cruces por que no te va a gustar, amo a esta mujer es el amor de mi vida…!
Clara. – ¿Cómo es que te atreves a amenazarme? ¡Se te olvida quien soy, se te olvida quien eres… un sacerdote…!
Gabriel. – ¡Antes de eso soy un hombre madre, un hombre que no quiere dejar de ir al amor, el amor de mi vida…!
Alexa. – ¡Basta por Dios basta paren…!
Clara. – ¡Como te atreves si quiera a nombrar a Dios, debes sentirte contenta por destruir la vida de Gabriel… por destruirme a mi…!
Alexa. – ¡No… yo apenas hoy me entere que era sacerdote, no lo sabía…!
Clara. – ¡Mientes… estas aquí para a ofrecerte cual vil mujerzuela…!
Alexa. – ¡Basta no voy a permitir que me insulte! mida sus palabras por que no respondo… permití que me abofeteará, pero no más, ¡Si tengo que regresar sus insultos o bofetadas tenga por seguro que lo hare…!
Gabriel. – ¡Alexa no te vayas espera…!
Alexa. – Yo no quiero estar en medio de ti y de la iglesia o de tu madre, si vine aquí fue porque me negaba a creer que eras sacerdote y usted puede estar tranquila no me interesa ser la amante de un cura…
Medí la media vuelta y Salí de la sacristía literal corriendo, claro que amaba a Gabriel y aunque la realidad es que no me importaría ser su amante, pero la presencia de Clara me hizo ver que ser su amante no era opción, que tenía que buscar la manera de quitarme de encima a Gabriel, así tuviera que ser la amante de alguien más…
Clara. – ¿A dónde crees que vas…?
Gabriel. – ¡Hazte a un lado… madre… por que no la pienso perder otra vez… dame otra bofetada si así crees que vas a evitar…!
Clara. – ¡Soy tu madre y si quieres ir de tras de ella, tendrás que pasar por encima de mi… hazlo atrévete… date cuenta eres un sacerdote… fue tu elección...!
Gabriel. – ¿Mi elección…? ¡Sabes que tú en compañía de padre Felipe quienes me manipularon…!
Clara. – ¿Pero como te atreves, ya se te olvido lo que hizo tu padre…?
Gabriel. – ¡Tan solo era un hombre enamorado, un hombre que se equivocó…!
Clara. – ¡Si, tú y yo somos su equivocación de un enfermo un depravado… no solo condeno al Padre Fermín… había que ofrecerle algo a Dios! ¿Para que…?
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 68 Episodes
Comments