La Fuga del Hospital...

Camila. – Lo sé Eduardo, trato de hacerme la fuerte pero no sé cómo, ¡me siento desecha! no sé cómo vamos a salir de esto, como tengo que ser fuerte, ¿porque nosotros, porque mis padres, porque Daniel...?

Eduardo. – ¡No lo sé, no he dejado de hacerme las mismas preguntas! tenía tanta ilusión de ese bebé, pero supongo que entre más rápido le diga a Alexa, será mejor...

Alexa. – ¡Amor por lo que más quieras, dime que todo es mentira que fue un mal sueño, que todo está bien, Eduardo por favor Eduardo dímelo... amor...!

Eduardo. – ¡Amor que más quisiera que todo fuera una pesadilla! pero la realidad es terrible, es cruel es dolorosa,  tenemos que ser fuertes... que vamos a salir juntos de esto... que el día de mañana llegaran más bebes...

Alexa. – ¿Llegaran más bebes...? ¡No, no, no es cierto! ¿Dime que mi bebé está bien? ¡Contéstame Eduardo contéstame...!

Eduardo. – ¡Lo siento mucho amor, pero, pero nuestro Bebé ya no está con nosotros...!

*Alexa. –  ¡No, eso no, mi bebé no! ¡Dime que me estas mintiendo,  ¿Dios porque nos haces esto porque carajos Eduardo...?

Camila. – ¡Alexa se la rabia que sientes, estoy sintiendo lo mismo, tengo el alma rota igual que tú, pero...!

Alexa. – ¡Pero nada, esto no es justo porque mis padres porque Daniel...!

Eduardo. – ¡Amor tienes que calmarte...!

Alexa. – ¡No, no quiero calmarme! ¡No me pidas eso porque no sabes lo que siento aquí adentro! ¡Quiero morirme yo también...!

Eduardo. – ¡Amor te juro que te entiendo también eran mi familia...!

Alexa. – ¡No, tú no sabes lo que duele... quiero irme de aquí...!

Eduardo. –  ¡Necesitas reposar, acaban de hacerte un legrado, no puedes levantarte...!

Alexa. – ¡Debo estar con ellos, necesito estar con ellos porque no lo entiendes...!

Eduardo. – Claro que lo entiendo, ¡también era mi hijo,  tú sabes que deseaba tanto o igual que tu ese hijo...!

Alexa. – ¡Por favor necesito estar con ellos...!

Eduardo. – ¡Camila por favor ve por el médico...!

Alexa. – ¡No Camila... no quiero dormir no, suéltame Eduardo!!

  Era una mezcla de sentimientos me sentía muerta en vida por tanto dolor, pero también me sentía encabronada con Eduardo en ese momento, con la vida y hasta con Dios, como es que había permitido, aquella atrocidad, como, si él era amor, como es que era tan ajeno a la injusticia, al dolor, llegue a pensar que el corazón se me rompería en cachitos ante tanto dolor, no tenía la fuerza para luchar con Eduardo, ni contra la enfermera que ponía el sedante en el suero, fue inevitable luchar contra la sustancia.

. – Buenas noches soy la comandante Daniela Faverman, y el Teniente Braulio Rodríguez

Clarisa. – Buenas noches comandante...

Daniela. – ¿Falta algo en la casa...?

Clarisa. – En teoría nada, María, una de las muchachas de servicio se quedó en casa, ¡pero no hay rastro de ella...!

Daniela. – Braulio tú y tus hombres que revisen la casa...

Braulio. – Me hago cargo con permiso...

Ana. – La caja fuerte la abrieron, pero no falta nada ahí...

Daniela. – ¿Nada...?

Ana. – Mi señor Claudio ahí tenía muy poco efectivo, todo lo tenían en cajas de seguridad, así como las joyas de mi señora Mercedes.

Daniela. – ¿Que puede contarme de María, cree que ella pudiera estar involucrada...?

Ana. – ¡De ninguna manera ella estaba muy enferma! el joven Daniel la estuvo a tendiendo, ella llego hace casi 4 años a esta casa fue rescatada por la señora Mercedes...

Clarisa. – María llego pidiendo ayuda a su fundación, ahí la ayudaron, Mercedes la trajo a esta casa a trabajar...

Daniela. – ¿Y la familia de María...?

Ana. – No tiene familia su madre murió cuando ella nació, el padre prácticamente la regalo en donde solo sufrió violencia...  para María los señores eran más que sus patrones

Daniela. – ¿Braulio encontraste rastros de violencia en la habitación de María...?

Braulio. – Negativo, solo sus medicamentos, o ella salió huyendo cuándo estas ratas entraron o ellos se la llevaron para no dejar testigos...

Clarisa. – ¿Comandante cree que esto esté relacionado con el atentado a los Miranda?

Daniela. – Seria muy aventurado de mi parte emitir un juicio de esa naturaleza, pero todo indica que buscaban algo en específico...

Braulio. – ¿Pruebas?

Daniela. – Con algo debió encontrarse Claudio Miranda... ¿tal vez las hijas que le sobreviven sepan algo...? necesito hablar con ellas

Clarisa. – Alexa está internada, a raíz de todo esto perdió a su bebe y Camila esta con ella

Daniela. – Entiendo, dígale que me llame en cuanto pueda atenderme...

Clarisa. – Claro comandante, gracias...

Daniela. – Bien Braulio vámonos...

Andrés. – ¿A quién pusiste a cargo de la investigación...?

Sergio. – ¡Nada menos que a la comandante Daniela Faverman...!

Andrés. – ¿No es la misma que su puestamente  mato a  Susana Alcántara...?

Sergio. – En ese momento, solo era una teniente...

Andrés. – ¿Hija de aquel policía incriminado por el hijo del Negro...?

Sergio. – Ella logro demostrar su inocencia... entre otras cosas desmantelo la organización que tenía Alcántara con el grupo textil Velarde´s, pudo encarcelar a Mr. Jasón...

Andrés. – Si, lo recuerdo, salió libre para morir en manos de Susana Alcántara, era tan bella, me hubiera encantado tenerla en mis brazos, juntos hubiéramos llegado muy lejos... pero tuvo que desaparecer

Sergio. – ¡Fueron muchos los rumores sobre su final, haber muerto y resucitado para convertirse en un terrible demonio...!

Andrés. – ¡Patrañas! era una mujer muy, inteligente tan inteligente nadie supo que la ayude todo lo tenía fríamente calculado, dicen que hay que morir para vivir, seguramente debe estar en Paris dándose la gran vida.

Sergio. - ¿Paris, la conociste?

Andrés. – En esa época estaba a cargo de una aduana, les ayudaba con las exportaciones de sus diseños y de la droga… nadie supo que ella y Valentina Carranza son la misma persona.

Clarisa. – Les traje ropa, ¿ya comieron...?

Camila. – Solo café necesitó mantenerme despierta...

Eduardo. – Gracias por estar aquí...

Clarisa. – Ustedes son mi familia...

Camila. – ¡Tu eres todo lo que nos queda, aun no sé qué vamos hacer...!

Clarisa. – Aun cuando todo lo que tenemos ahora es dolor, tenemos que salir adelante tener que aprender a vivir con todo esto... sé que una perdida como esta jamás en la vida vamos a superarlo, pero tenemos que salir adelante... ¿y Alexa como esta...?

Eduardo. – Hace rato le tuvieron que poner un sedante estaba muy alterada...

Clarisa. – ¡Me imagino, pero hay más y deben saberlo...!

Camila. – ¿Que más paso...?

Eduardo. – ¡Dios! ¿Ahora de que se trata...?

Clarisa. – ¡Alguien se metió a tu casa, no se robaron nada, pero todo estaba revuelto y María no aparece...

Eduardo. – ¡Ella debió aprovechar para robar...!

Camila. – ¡Por Dios Eduardo, no estás oyendo que no falta nada,  en segunda ella sería incapaz...!

Clarisa. – La comandante Daniela Faverman, piensa que tal vez estaban buscando algo más específico, la comandante junto con el teniente Braulio revisaron la casa, en cuanto Alexa este mejor quiere hablar con ella y contigo, tal vez algo que, les, haya comentado tu papá al respecto...

Camila. – Como tal no, solo sé que estaba detrás de alguien, pero jamás menciono nada si es que menciono algo esa fue a mamá y ella tan poco esta ya...

Eduardo. – No podemos estar jugando al detective, que de eso se encargue esa comandante, tal vez solo se trata de una confusión...

Camila. – ¿Confusión, como la del cardenal? ¡Por Dios Eduardo esto fue un ataque directo hacia mi padre, hacia mi familia! tu trabajas ahí en la procuraduría debes ayudarnos...

Eduardo. – No estando tu padre, van a removerme de mi cargo, de esto de sus suposiciones nada a Alexa se los prohíbo...

Clarisa. – ¡No podemos ocultarle nada, Alexa tiene derecho de saber, de exigir justicia...!

Eduardo.  – ¡Pero tú no tienes ningún derecho, no eres parte de esta familia...!

Camila. – ¡No te equivoques Eduardo,  Clarisa es parte de esta familia mucho antes de que tu llegaras, ¡eres tú el que no tiene derecho a prohibirnos nada...!

Eduardo. – ¡Yo solo estoy tratando de proteger a tu hermana....!

Camila. – ¿Ocultándole, las cosas no vas a protegerla? ¡Alexa no es tonta...!

Eduardo. –  ¡Entonces hagan lo que se les dé la gana, pero es bajo su responsabilidad, voy a ver cuando nos entregan los cuerpos...

Camila. – Clarisa ¿porque está actuando así...?

Clarisa. – Tal vez está confundido con todo esto. Puedo pasar a ver a tu hermana...

Camila. – Claro... voy a la cafetería quieres algo...

Clarisa. – Deberías ir a descansar yo me quedo con ella....

Camila. – Crees que voy a poder descansar, yo no lo creo, sigo negando que todo está nos está pasando, no puedo Clarisa no puedo...

Clarisa. – Te entiendo más de lo que crees... ve y come algo...

Camila. – Ya regreso...

Alexa. – ¡Clarisa que bueno que estas aquí...!

Clarisa. – Pensé que seguías dormida...

Alexa. – Más bien drogada con esos calmantes, me atontan. Pero es más mi angustia mi dolor, siento que voy a volverme loca, que voy a morir de tanto dolor... sabes ¡perdí a mi bebé...!

Clarisa. – ¡Lo sé!  Sabes que me duele todo esto, que estés pasando por todo esto...

Alexa. – ¡Necesito salir de aquí, necesito que me ayudes...!

Clarisa. – ¡Necesitas reposar, acabas de pasar por un legrado...!

Alexa. –  ¡Qué más da ya...! ¡Yo no puedo estar aquí como si nada hubiera pasado, tengo que estar con ellos, necesito despedirme de ellos, qué más da si me muero...!

Clarisa. – ¡No digas eso... por favor aun esta Camila, estoy yo esta Eduardo...!

Alexa. – ¡Por eso necesito que me saques de aquí... por favor...!

Clarisa. – Esta bien, voy a buscar a Camila, una silla, necesitamos burlar la seguridad del hospital y la seguridad de los hombres de Andrés...

Alexa. – ¿Y Eduardo...?

Clarisa. – Fue a ver lo del funeral...y recoger los cuerpos...

Alexa. – ¡Que doloroso es escuchar eso, los cuerpos como si fueran nada, como si fuera cualquier objeto cualquiera...!

Clarisa. – ¡Perdóname...!

Alexa. – No lo digo por ti, agradezco que estés con nosotras, ve a buscar a Camila en lo que me cambio...

Clarisa. – No tardo...

  No sé cómo fue que consiguió una silla de ruedas,  mucho menos como hurto aquel uniforme de enfermero, para poder burlar al personal del hospital, a la seguridad de Andrés, mientras ella y yo salíamos por una puerta, Camila lo hacía por otra para evitar sospechas, para encontrarnos en el estacionamiento del hospital, salimos sin mayor dificultad, aun cuando afuera de la clínica había algunos medios de comunicación, supusimos que tanto en mi casa como la de mis padres tal vez también habían algunos medios por lo que nos fuimos hacia el departamento de Clarisa.

Clarisa. – ¡No! ¿Qué vas hacer...?

Camila. – ¡Te has vuelto loca...!

Alexa. – ¡Solo es un trago necesito calmarme...!

Clarisa. – ¡Aun debes traer en el cuerpo restos del calmante, puede ser peligroso...!

Camila. – ¡Por favor Alexa... no lo hagas...!

Alexa. – ¡No saben cómo me siento, solo necesito un trago dos qué más da tal vez yo también debería estar muerta...!

Camila. – ¿Y yo, no piensas en mí, crees que no siento que voy a volverme loca, que no me duele? ¡También eran mis padres también se trata de mi hermano...!

Alexa. – ¡Lo sé, lo sé... pero tú no perdiste un hijo...!

Camila. – ¡Maldita la hora en que esto nos pasó, pero yo solo te tengo a ti!

Alexa. – ¡Hermanita y yo a ti a ustedes, pero necesito calmarme siento que no puedo, no quiero...!

Clarisa. – No tienen opción, tienen que seguir unidas, eso fue lo que les enseñaron Claudio y Mercedes, tienen que ser fuertes. Tiene que quedarles claro que ambas perdieron hoy una familia y que aquí me tienen las dos, en las buenas como en las malas...

Camila. – ¡Gracias...!

Alexa. – ¡Solo necesito tiempo, tiempo...!

Clarisa. – Voy averiguar si ya los entregaron...

Javier. – ¿Amor estás lista? ¡Pero mira nada más que hermosa, luces hoy...!

Salma. – La verdad es que me estoy muriendo de nervios, casi como si fuera la primera vez

Javier. – Deberías estar acostumbrada...

Salma. – Espero que la película les guste...

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