El Nuevo Fiscal...

Salma. – ¡Solo puedo decirte que la interpretación de Keanu es maravillosa y el resultado está ahí!!

. – ¿Y usted licenciado San Román como se siente...?

Javier. – ¡Orgulloso de mi mujer, es lo único que puedo decir aquí la estrella es ella no yo...!

. – ¿Licenciado que opina de los acontecimientos ocurridos con la familia Miranda Castell?

Javier. – ¡Lamentable...!

. – ¡Se han estado manejando varias versiones usted...!

Javier. – ¡Yo no tengo nada que opinar al respecto, repito es lamentable lo ocurrido, y quienes deben dar respuesta son las autoridades no yo, con permiso...!

Salma. – ¡Señores gracias por el recibimiento, pero mi esposo y yo debemos irnos gracias!

             Eduardo. – ¿Amor, como estas? te traje algo de comer

             Alexa. – Gracias, pero no tengo hambre…

Eduardo.  – Linda tienes que reponerte, tienes…

Alexa. – ¿Reponerme? ¡Si no es una maldita gripe, mataron a mi familia, Eduardo, acabo de sepultarlos acabo de perder un hijo…!

Eduardo. – Alexa cálmate, no lo dije con otra intención, se perfectamente lo que acabas de vivir también era mi familia era mi hijo…

Alexa. – ¡Que me calme déjeme en paz, yo no puedo con esto no quiero, no acepto nada de lo que paso…!

Eduardo me abrazo, necesitaba sentirme protegida, segura amada pero no de la forma que él quería amarme en ese momento,  me beso pude sentir su erección, yo no estaba para tener sexo, yo solo quería que me abrazara lo empuje y di paso atrás… volvió abrazarme

Alexa. – ¡No suéltame… como puedes pensar siquiera en tener sexo ahora!

Eduardo. – ¡Amor te necesito… ¡

Alexa. – Y yo a ti, pero no de esta forma…

Eduardo. – ¡Soy tu marido… necesito amarte que me ames…!

Alexa. – ¡Lo que tú quieres es sexo no amor Eduardo! yo no quiero eso quiero que me ames que me entiendas, que entiendas por lo que estoy pasando, que con una aspirina no va a desaparecer todo el dolor que traigo dentro…

Eduardo. – ¡Te entiendo, pero acaso tú entiendes que yo también te necesito como esposa como mujer! que soy un hombre que desea estar con su mujer, tengamos otro hijo

Alexa. – ¿Otro hijo? ¡Por Dios Eduardo crees que de eso se trata, lo que tú quieres es una pu-ta en tu cama por lo que veo! si tu satisfacción sexual es más grande que lo que siento y tus manos son insuficientes haz lo que tengas que hacer, pero una cosa te digo yo no voy a perdonarte una infidelidad, pero yo no quiero que me toques no así…

Eduardo. – ¡Eres muy injusta conmigo! sé que el dolor que traes no lo vas a superar nunca, pero la vida sigue, tenemos que seguir, ¡Estas, viva, yo estoy vivo…!

Alexa. – ¿Y que pretendes que haga como que no pasa nada? que no pasó nada eso quieres…

Eduardo. – ¡Con un carajo no…! pero necesitas ayuda busca un tanatólogo,¡ Alexa por Dios a dónde vas…!

Alexa. – ¡Quiero estar sola déjame en paz…!

Salí de mi habitación baje las escaleras casi corriendo, ansiosa diría yo me serví un trago o dos no sé realmente cuantos fueron en ese momento…

Eduardo. – ¿Que estás haciendo?

Alexa. – ¡Solo es un trago por que no puedes dejarme en paz!

Eduardo. – ¡Un trago por Dios Alexa necesitas ayuda no solo de un tanatólogo, si no de alcohólicos anónimos…!

Alexa. – ¡No exageres solo es uno dos los quesean, solo necesito calmarme…!

Eduardo. – ¡No puedes estar bebiendo para calmarte, o para evadir la realidad! el alcohol no te va llevar a ningún lado… dame esa botella

Alexa. – ¡Suéltame, no te atrevas, no tienes ningún derecho…!

Eduardo. – ¡Basta Alexa suficiente…!

Alexa. – ¡No…!

Eduardo. – ¡Ana…!

Ana. – ¡Mande señor!

Eduardo. -  ¡Quiero que ahora mismo guardes esas botellas bajo llave en la cocina no quiero ver ninguna botella…!

Alexa. – ¡No puedes hacer esto, no puedes hacerme esto!

Eduardo. – ¡Es para ya Ana…! y me entregas la llave

Ana. – Si señor

Camila. – ¿Que pasa por que tantos gritos…?

Eduardo. – ¡Tu hermana que piensa que la única solución a todo lo que ha pasado es emborracharse…!

Camila. – ¡Por favor Alexa, no puedes…!

Alexa. – ¡Camila tú no te metas en esto por favor…!

Camila. – ¿Que no me meta Alexa? ¡Por Dios no puedes pedirme eso, porque no me importa si te enojas…!

Eduardo. – ¡Amor solo queremos ayudarte…!

Alexa. – ¡Por Dios déjenme sola…! ¡Quiero estar sola no pueden entenderlo que no deseo que me estén jorobando…!

Eduardo. – Linda, princesa no digas eso ven…

Alexa. – No, tú lo único que quieres es llevarme a la cama…

Eduardo. – ¡Amor perdóname…!

Camila. – ¡Por Dios Alexa ven dame esa botella…!

Ana. – Mi niña por favor ven…

     Subí corriendo hacia mi habitación, me encerré con llave, empecé a beber directo de la botella dando vueltas de un lado a otro hasta que no quedo ni una sola gota de alcohol en la botella, hasta que caí al suelo me recargué en el bordo de la cama, no sé en qué momento me quede dormida.

Andrés. – ¡Pero mira nada más que hermosa estas, esta sí que es una sorpresa!

Salma. – ¡Que gusto me da verte papá…!

Andrés. – No más que a mí, la verdad es que me tienes muy abandonado, Javier también me da gusto saludarte…

Javier. – Claro Andrés un gusto saludarte, Ángel, hermano nos ayudas con nuestro equipaje

Ángel. – Claro yo me encargo con permiso…

Salma. – ¿Tienes mucho esperándonos papá…?

Andrés. – No, Ángel es muy atento y muy maduro hemos estado platicando es un gran muchacho Javier, has hecho un gran trabajo con el…

Javier. – Lo es, no podía ser diferente, a veces parece más mi hijo que mi hermano, pero es todo lo que me queda… bueno ahora está mi mujer…

Andrés. – Es una pena que no haya decidido ser abogado como tu…

Javier. – Sera un excelente médico veterinario…

Andrés. – Son tan distintos…

Javier. – Como tú y Salma ella se inclinó por las artes escénicas y tú por la política…

Andrés. – Y estoy muy orgulloso de ella sé que aun va a llegar aún más lejos, pero tengo muy presente que no uses mi apellido, pero bueno confieso que no era lo que yo hubiera querido para ella, pero en fin hay que celebrar que ella está aquí…

Salma. – Sabes que estoy aquí por trabajo… y mi acta de nacimiento es Salma Verastegui Yazbeck… pero por cuestiones artísticas se me sugirió usar el apellido de mi madre

Andrés. –  Siempre he sentido eso como un insulto considerando lo que nos hizo tu madre, usar su apellido es como homenajear que nos abandono, en fin el que estés aquí por trabajo   no implica que hagamos una gran fiesta, déjame recibirte como te mereces, le diré a Ángela que se haga cargo…

Salma. – ¿Ya regreso tu mujercita…?

Andrés. – En unos días ya no tarda,  no puedes negar el buen gusto y clase que tiene Ángela sabes que es especialista en fiestas…

Salma. – Lo sé, pero…

Andrés. – Pero nada hija, ¿Es hora de que se lleven bien al menos, ni eso me merezco de tu parte, ya que artísticamente no usas mi apellido?

Salma. – Realmente nunca nos hemos llevado mal, solo no tenemos nada en común…

Andrés. – Claro que, si me tienen a mí, cariño, hija eres la mujer más importante de mi vida, estas por encima de todo incluso de Ángela, pero es mi esposa y para mi es importante que al menos se lleven bien, podrías hacerlo por mi

Salma. – ¡Te encanta chantajearme Andrés Verastegui! pero te prometo que pondré todo lo que este de mi parte…

Javier. – Andrés te quedas en tu casa, amor ya regresamos

Salma. – ¿A dónde vas…?

Javier. – Ángel necesita hacer algunas compras, voy a acompañarlo y sirve que surto la despensa…

Salma.  – Pero yo encargo la cena no vayan a tardar, te quedas a cenar verdad papá

Andrés. – Agradezco Tu invitación hija, pero será en otro momento tengo un compromiso.

Salma. – ¡Es enserio papá…!

Andrés. – Es una reunión de trabajo, no puedo cancelar, ya habrá tiempo de reunirnos hija a parte de la fiesta que tú te mereces

Salma. – Está bien, y ustedes dos no vayan a tardarse

Ángel. – No te preocupes…

Eduardo. – ¿Ana ya encontró las llaves?

Ana. – ¡Ya señor, déjenme sola con ella, yo me hago cargo…!

Eduardo. – Esta bien cualquier cosa estaré en la biblioteca…

Camila. – ¿Segura nana que tú puedes sola…?

Ana. – Mi niña Camila, ustedes son como mis hijos los conozco desde que nacieron, se cómo manejar la situación, tu deberías ir a descansar… yo me hago cargo de todas formas ya le hablé a la niña Clarisa…

Eduardo. – Has lo que creas conveniente Ana, pero sería bueno que tú vinieras a esta casa, Alexa va a estar mejor si tú te vienes para acá.

Ana. – ¿Pero que va a pasar con la casa de mis señores…?

Eduardo. – ¡Lo ideal será despedir al personal, vender esa casa…!

Camila. – ¡Esa decisión no depende de ti Eduardo, tú no puedes disponer de esa casa o de los bienes de mis padres… ¡

Eduardo. – ¡Alexa no está en bien para hacerse cargo, hay que tomar decisiones, yo no podría con los gastos de esa casa, yo solo puedo ofrecerte empleo a ti Ana…!

Ana. – ¡Gracias señor, pero yo no puedo sepárame de mi Toño, y si usted no puede pagar nuestro sueldo, lo entiendo, él y yo podremos trabajar en otro lado…!

Camila. – ¡No, nana tú y Toño son parte de la familia, no pienses que lo vamos a permitir…!

Ana. – Mi niña hay que ser realistas, no sabemos que hayan dispuesto mis señores, pero aun así pase lo que pase jamás las vamos a dejar, para Toño y para mí son nuestras niñas…

Camila. – ¡Gracias nana! Eduardo pase lo que pase yo no voy hacer una carga para ti, en ningún sentido voy a buscar trabajo y en cuanto Alexa esté bien me pienso regresar a casa.

Eduardo. – ¡Camila esta es tu casa no es necesario…!

Camila. – ¡Gracias, pero prefiero irme a mi casa…!

. – Perdón señor tiene una llamada…

Eduardo. – Gracias la atiendo en la biblioteca con permiso, Ana te encargo a Alexa…

Ana. – No se preocupe señor Eduardo… mi niña tu ve a descansar yo me hago cargo de tu hermana…

Camila. – ¡Gracias nanita…!

Eduardo. – ¿Tú…?

Andrés. – Quien más podría llamarte, es necesario que mañana temprano estas en la mañanera. Manuel va a nombrarte fiscal en la investigación del caso Miranda Castell…

Eduardo. – ¡No, eso no puede ser, eso va a levantar ámpula, los medios se nos van a ir encima!

Andrés. – ¡Quien mejor que el yerno para dar con los culpables…!

Eduardo. – ¡Tú sabes quién está detrás de todo esto!

Andrés. – ¡Por Favor Eduardo, no me salgas con esta clase de estupideces! ya sabemos cómo se maneja esto, por eso vas hacer el fiscal, para terminar de hundir el barco, para controlar y desaparecer las pruebas que nos inculpen.

Eduardo. – ¡Eso puede traerme problemas con Alexa…!

Andrés. – Tienes que buscar la manera de controlarla, de hacer que no pierda la confianza en ti, que crea ciegamente que Claudio tenía nexos con el narco, que su madre lavaba dinero con la fundación, de eso nos vamos a encargar de que todo culpe a los Miranda Castell

Eduardo. – Quien crees que es Alexa… que acaso no la conoces, de nada ha servido, que la conozcas desde niña…

Andrés. – Pues entonces es hora que despiertes de tu cuento de hadas, si es necesario matar a la princesa hazlo, siempre supiste cual era la finalidad de enamorarla, haz que no deje la botella que siga hundiéndose en el alcohol o quieres que sea yo el que se encargue de terminar con tu cuento barato…

Eduardo. – ¡Yo me encargo de que confié en mí!

Andrés. – Perfecto te daré esa oportunidad si no yo me encargo, se puntal…

Camila. – Simplemente no puedo descansar, nana, pudiste hablar con Alexa

Ana. – No hija está totalmente inconsciente por tanto alcohol con mucho trabajo pude subirla a la cama…

Camila. – ¡Me hubieras hablado nana… que vamos hacer con ella… conociéndola no va a querer ir doble AA!

Ana. – Estaba pensando en buscar a Gabriel, te acuerdas de él…

Camila. – ¿Gabriel Miramontes? ¡Claro que me acuerdo de él, hace años que no sabemos nada él y de doña Clara...!

Ana. – Yo me topé con ellos, de casualidad hace como dos meses, se dónde encontrarlo él podría ayudarnos…

Camila. – Pues vamos a buscarlo…

Ana. – Preferiría ir sola hija…

Camila. – Nunca supe por que se fueron…

Ana. – Todo empezó cuando don Alonso lo perdió todo, el pobre término con un tiro en la cabeza, doña Clara se agarró de ahí para manipular a Gabriel… al menos  esa fue la versión que doña Clara nos dio..

Camila. – Recuerdo que estaba enamorado de Alexa, siempre fue tímido, nana como puede ayudar a mi hermana… si no fue capaz de luchar por ella…

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