Eduardo. – ¡Alexa, no era parte del plan… jamás quedamos en involucrarla…!
Andrés. – Hay muchos intereses en juego, hay mucho que perder, la organización no va aponerse en juego… preferimos no arriesgarnos
Eduardo. – ¡Yo podía hacerme cargo de la situación!
Andrés. – ¡Por favor Eduardo, hacerte cargo y por eso es que es una alcohólica una cocainómana!
Eduardo. – ¡Estúpido no soy, sé perfectamente que mandaste sembrar ese paquete!
Andrés. – Si no eres estúpido entonces deja de hacer dramas baratos, esto no es la rosa de Guadalupe, todo lo que tienes, sabes de donde viene, ese dinero paga tus lujos y es la cabeza de ella o la tuya… busca la manera de controlar a Camila si no también tendremos que deshacernos de ella, y no va hacer sembrándole coca
Eduardo. – Lo sé, lo sé, ¡pero me enamore de Alexa es el amor de mi vida…!
Andrés. – ¡Déjate de ridiculeces y romanticismos de quinta! Alexa solo es una mujer cualquiera, una mujercita insípida hoy en día búscate otra u otras…
Eduardo. – ¡Hay viene Clarissa!
Clarissa. – Buenas tardes ¿Ya pudieron ver a Alexa…?
Andrés. – Voy a verla no te importa que pase antes que tú verdad Clarissa.
Clarissa. – No don Andrés espero con Eduardo…
Eduardo. – Clarissa le encontraron cocaína… te das cuenta no solo es el coñac, y no sé si consume o la distribuye…
Clarissa. – ¡No, tú no puedes creer eso todos sabemos que, si hay un problema con el alcohol, pero no cocaína yo me habría dado cuenta…!
Eduardo. – ¡Yo tan poco podía creerlo, pero no podemos evadir la evidencia los hechos…!
Clarissa. – ¡No Eduardo yo no creo en todo esto, hay cosas raras sin sentidos sé que Alexa es inocente, ese paquete no quiere decir nada!
Eduardo. – ¡Ya no sé qué pensar, ya no puedo más yo la amo! ¡La necesito, necesito mi vida, la vida que teníamos sabes me pidió el divorcio…!
Clarissa. – ¡Tienes que explicarle, tienes que tener paciencia tienes que sacarla de aquí, pero creyendo en su inocencia…!
Eduardo. – ¡Ahora soy yo el que necesita un trago, necesito hablar contigo me acompañarías algún bar…!
Clarissa. – Claro vamos…
Andrés. – ¿Princesa como estas?
Alexa. – ¡Padrino tienes que ayudarme…!
Andrés. – Claro princesa mira lo que te traje una pequeña anforita con coñac…
Moría por un trago, necesitaba calmarme, pero el saber que me creían cocainómana, me había llevado abruptamente a aceptar mi triste realidad que era alcohólica, que tenía un problema con mi forma de beber, fue como un golpe seco en la cabeza, lo había negado tantas veces y hoy sabía que tenía miles de problemas pero para solucionarlos tenía que dejar de beber, llegar al fondo no fue nada fácil, pero había llegado el momento de patalear y manotear con todas mis fuerzas para salir a flote…
Alexa. – ¡No, no llévate eso…!
Andrés. – ¡Pensé que eso es lo que estabas esperando que un pequeño trago te caería bien!
Alexa. – ¡No quiero beber, ya no quiero, no quiero esa clase de ayuda, necesito me ayudes a salir de aquí soy inocente tu si crees en mi inocencia…!
Andrés. – ¡Princesa por supuesto que creo en tu inocencia va a venir un abogado a verte es de toda mi confianza es uno de los mejores, me lo recomendó mi yerno Javier…!
Alexa. – ¡De verdad padrino gracias no sé qué haría sin ti…. Gracias por creer en mí…!
No se los detalles, pero supongo que Eduardo se puso hasta atrás, debió ser una mezcla de todo, desamor, remordimiento quiero pensar que pesaba más su deseo sexual que amor por Clarissa, a ella le ayudaron a subirlo a su auto, intento llevarlo a casa, pero la casa estaba revuelta, sola fría y su remordimiento era enorme, no quería sentirse solo en medio de nuestra casa, de nuestra cama, y ella mi amiga lo llevo a su departamento, según lo ayudo a recostarse en el sofá le quito la corbata y los zapatos, puso una almohada bajo su cabeza mientras él jalaba la Frazada para cobijarse,
Ella se fue hacia su habitación, trato de comunicarse con Camila y Ana, pero dicha llamada nunca entro, se dispuso a meterse a su cama, cuando la puerta de su alcoba se abrió inesperadamente.
Clarissa. – ¡Eduardo no puedes entrar así, por favor sal de mi habitación!
Eduardo. – Perdóname no quería molestarte…
Clarissa. – Sera mejor que regreses al sofá, necesitas dormir, mañana te espera un día muy pesado debes sacar a Alexa de ahí…
Eduardo. – ¡Por favor no me dejes solo, no quiero sentirme solo la culpa no me deja, yo no quería…!
Clarissa. – ¡De que hablas, por favor no suéltame vete, Eduardo sal de…!
Él la tomo por la cintura la jalo hacia su cuerpo y aun que según ella trato de resistirse, de soltarse de los brazos de Eduardo, las caricias de él erizaban la piel y ella no pudo evitar estremecerse con las caricias, con lo besos que en un principio no quería, su excitación su deseo de volver a sentirse viva, de volver a sentirse mujer, su ganas fueron, más fuerte que su lealtad como mi mejor amiga como mi hermana, se olvidó por completo del lazo que nos unía respondió, con esa misma pasión aquellos besos que en un inicio eran arrebatados, donde la cama fue testigo de la traición de los dos.
Clarissa tenía poco más de año y medio de haberse divorciado de Oscar, tenía mucho tiempo siendo novios desde que habían estado en secundaria, su noviazgo duro más que su matrimonio, habían sido los mejores amigos, Oscar amaba a Clarissa de una forma extraña, tal vez nunca la trato mal, nunca le llevo la contraria, ella vivía para él y él para ella hasta que en una campaña de publicidad para Velarde´s los ojos de Oscar y Albiery se encontraron, Albiery modelo exclusivo de Velarde´s muy amigo de Valeria Sanmillán, ya no hubo forma de separarlos, Oscar se fue con Albiery, y aun así Clarissa y Oscar siguen siendo grandes amigos, desde entonces ella no había vuelto a estar con un hombre, y no por falta de pretendientes, porque en ese medio, tenía candidatos que la mandaban flores, regalos para cortejarla, pero era evidente a ella el que le gustaba era mi marido,
El sexo de esa noche debió ser agotador, hasta que el cansancio los venció durmieron abrazados hasta el amanecer, ella despertó y verse desnuda en brazos de Eduardo la hizo sentirse como una perra traidora, pero era tarde para remordimientos… con sabor a traición
Clarissa. – ¡Dios no, no soy una estúpida… no Eduardo despierta…!
Eduardo. – ¡Cariño que ocurre… me duele mucha la cabeza…!
Clarissa. – ¿Es enserio? ¡Es todo lo que vas a decir… y no me digas cariño como puedes estar tan tranquiló, que no mides la magnitud de lo que paso…!
Eduardo. – ¡Tranquila cariño solo fue sexo, lo necesitábamos, ¡lo de a noche fue hermoso…!
Clarissa. – ¡Cállate no sigas, no tienes idea de cómo me siento, esto jamás debió pasar…!
Eduardo. – ¡Cariño cálmate no fue para tanto…!
Clarissa. – ¡Con un carajo deja de llamarme cariño, no soy tu cariño, no voy a volverme tu amante esto jamás va a volver arrepentirse….!
Eduardo. – ¡Cálmate quieres…!
Clarissa. – ¡Deja de decirme que me calme…! ¿Que le vamos a decir a Alexa… como vamos a poder mirarla a la cara…?
Eduardo. – Alexa no tiene por qué enterarse de nada, esto solo es un acostón, deja de hacerte la víctima, si paso fue porque los dos estábamos calientes, porque los dos quisimos
Clarissa. – ¡Eso me queda bastante claro fue un acostón! ¿Pero no podemos ser tan cínicos? ¡Tengo que decirle a Alexa lo que paso no podría vivir con esta culpa…!
Eduardo. – ¿Sabes lo que va hacer cuando se entere? ¡te va a mandar al diablo… vas a mandar a la chingada tu amistad con ella…!
Clarissa. – ¡Lo sé, no soy tonta, es algo que no me va a perdonar nunca, pero tengo que decirle la verdad!
Eduardo. – ¡Tú te callas la maldita boca entiendes…!
Clarissa. – ¡Me estas lastimando suéltame…! ¿Que te pasa…?
Eduardo. – ¡Si a ti no te interesa lo que Alexa te haga, a mi si es mi mujer y no voy a perderla por tu culpa…!
Clarissa. – ¿Mi culpa? ¡Eres un maldito bastardo hijo de pu-ta… lárgate de mi casa lárgate y no vuelvas…!
Lo que no imaginaba Eduardo, ni yo misma es que ya nos habíamos perdido. El abogado llego haberme, pero algo no me convencía, no parecía ser del despacho San Román, en apariencia me escuchaba, según no habría problemas con pagar una fianza y obtener mi libertad, pero eso no ocurrió, y cuando menos lo pensé estaba siendo trasladada al reclusorio. El tener que desnudarme ante una custodia para revisarme, fue muy humillante, la manera en que me trataron, de manera degradante jamás imagine pasar por algo así, después de aventarme mi uniforme de registrar mis huellas, y tomarme las fotos para ficharme me llevaron a mi celda.
Lorca no solo aseguraba que era socio de mis padres, si no que Daniel y yo distribuíamos la droga, una impotencia enorme de no poder enfrentarlo carearme con él, aunado, con lo que estaba viviendo mi cuerpo que había entrado en abstinencia, todo temblaba de pies a cabeza, la ansiedad me consumía por dentro, mi cabeza parecía estallar por el dolor de cabeza, parecía que me la reventaría en cachitos no podía evadir mi realidad, aceptar que tenía un problema fuerte con el alcohol, al verme tan mal de mi celda me trasladaron a la enfermería, mientras sobrevivía a la abstinencia.
Dentro del reclusorio había un grupo de AA a cargo de una reclusa, era su forma de contribuir ayudar a otras mujeres como yo ahí a dentro, a ella su alcoholismo la había llevado a matar por unos tragos, pisar AA no fue fácil para mí pero era el primer paso, necesitaba estar sobria para enfrentar todo lo que se me había venido de golpe, aquella mañana, fui la última en salir de AA cuando una de las reclusas iba a apuñalar por la espalda a la tal Reina quien era la que manejaba el interior del reclusorio, la tal reina nunca estaba sola, pero era obvio que alguien la había traicionado, le habían puesto esa trampa, fue tal vez mi instinto de supervivencia el que me hizo reaccionar cuando vi que la tal chofora iba a clavarle un pica hielo por la espalda, me le fui encima de teniéndole la mano, comenzamos a forcejear fue entonces cuando la reina tomo a la chofora de las greñas para quitármela de encima…
Reina. – ¿Quien te mando hija de la chingada… habla…?
Chofora. – ¡Reina perdóname, solo me dijeron que si lo hacía me iban a sacar de aquí…!
Reina. – ¿Con un carajo habla quien te mando…?
Chofora. – ¡Si te dijo ella me va a matar…!
Reina. – ¡De todas maneras estás muerta hija de la fregada, de esta no la libras chofora sabes que quien me traiciona se muere….!
La tal reina, tomo el pica hielo y no se cuentas veces fue que apuñalo a la chofora después me ayudo a levantarme, me llevo con ella… a su celda, nadie podía vernos ahí nadie sabría quien mato a la chofora, aunque en realidad todas ahí sabían, pero nadie se atrevería a delatar a la Reina.
Reina. – ¡Princesa te no solo te debo la vida, gracias…!
Alexa. – ¡No tiene nada que agradecer! ¿Pero que va a pasar con ella…?
Reina. – Princesa aquí la vida es muy diferente a como te lo muestran en la televisión, aquí matas o te matan… si me delatas que la mate, tengo tantos años encima que unos cuantos más que importa… el punto aquí princesa eres tú a fuera hay gente muy pesada que te quiere aquí o muerta…
Alexa. – ¿De que está hablando…?
Reina. – ¡Princesa me buscaron para hacer de tu vida un infierno aquí, pero yo soy leal con quien lo es conmigo! tú no perteneces aquí, sola no vas a sobrevivir, eres una muñequita una princesa que no sabe cómo es la vida de los jodidos como yo… yo no tuve oportunidades de ser como tú, de ser elegantiosa y fina, yo lo único que tenía era belleza y juventud, tenía sueños si, y estúpidamente pensé que aquel concurso de belleza me abriría las puertas de la fama, del dinero, quería ser actriz de cine, pero la única puerta que me abrió de ese concurso fue la del narco, y lo demás es historia ahora estoy aquí y sigo viva es por ti…
Alexa. – ¡No me debe nada, pero si alguien la busco para hacerme daño es quien debe estar atrás de todo lo que he tenido que vivir! Si sabe quién está de tras de todo esto, por favor dígamelo… ¡soy inocente!
Reina. – Princesita se que eres inocente pero no soy una soplona, no se tiene que ser muy inteligente para ver que tú eres un chivo expiatorio, mis fuentes me han dicho cosas nada concreto, pero no te lo voy a decir, confórmate con que voy a protegerte aquí a dentro, aquí el único punto que si tus enemigos se enteran que estuviste involucrada en el asesinato de la chofora, lo van a usar en contra de ti… a mi no me preocupa mi reputación ni mi mala fama.
Alexa. – ¡Pero usted puede decir la verdad que usted y yo…!
Reina. – ¡Lo que yo diga no será válido soy una narco y me he echado a más de cuatro cabrones! ¿tú crees que mi testimonio tendrá credibilidad, que después de tener la fama de sanguinaria hoy soy la madre Teresa diciendo la verdad…?
Alexa. – Y entonces…
Reina. – Calladitas, el crimen de la chofora se calmará pronto a fuera nadie la esperaba, no hay ni siquiera aquien entregarle su cuerpo.
Sergio. – Muñeca cuanto tiempo sin verte…
Muñeca. – Al grano que quiere mi secretario de seguridad…
Sergio. – Necesitamos de tus servicios…
Muñeca. – ¿Yo…? Y luego la reina, siempre la buscan a ella, pos de que se trata, esta vez no le llegaron al precio…
Sergio. – ¡Eso es algo que a ti no te importa, le entras o no…!
Muñeca. – ¿A quien hay que matar o que…?
Sergio. – ¡Queremos que le hagas que Alexa viva un infierno que sepa lo que realmente es el infierno aquí…!
Muñeca. - A la princesita de la droga… me la en frio?
Sergio. – No, ella es amante del coñac, sabemos que entro en rehabilitación, hazte tu amiga, se su proveedora, que no le falte el coñac…
Muñeca. – ¿Y que gano yo…?
Sergio. – Una buena lana muñeca
Muñeca. – ¡Nada más… por que no mejor una reducción de sentencia!
Sergio. – No te quieras pasar de lista, no vaya hacer que en lugar de reducir te aumenten, lo que te pedimos no es para tanto, pero si no quieres buscamos a otras, aquí lo que sobra es quien venda su alma al diablo muñeca
Muñeca. – Tranquilo papi tranquilo no se me enoje, tá bueno, yo le hago llegar su coñaccito a la princesita…
Sergio. – La custodia Gómez te hará llegar el coñac, es importante que siempre este anestesiada, entendido…
Muñeca. – No le voy a fallar mi secre…
Por las noches la imagen de la chofora me seguía, la verdad no supe si hice bien en no delatar a la reina, lo que menos quería era verme involucrada en un asesinato dentro del penal, sí que se armó un alboroto con la muerte de aquella reclusa, catearon nuestras celdas, pero como lo dijo la reina no paso a mayores.
Estaba aterrada desesperada por el encierro, mi único contacto con el mundo eran mi nana, Toño y Camila siempre al pendiente de mí, Clarissa no había ido pensaba que tenía mucho trabajo, o que no la dejaban pasar, todo pensaba, menos en lo que realmente era.
Camila. – ¡No sabes el gusto que me da verte así…!
Alexa. – ¡Sobria dilo… no ha sido fácil, no sé qué hubiera hecho sin las chicas de AA!
Ana. – ¡Es una bendición mi niña que aceptaras que necesitabas ayuda!
Toño. – ¡Eres fuerte mi niña, y pronto todo esto será una pesadilla!
Alexa. – Y ya hablo el abogado con ustedes, es importante que tu Camila hables con el
Camila. – Ya, pero…
Alexa. – ¡Debemos buscar otro abogado, este no está haciendo nada!
Ana. – ¡Hay que ir al despacho San Román, haber porque nos ofrecieron ese abogadete de cuarta ¡
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Comments
Martha Gomez
El padrino, creo, tiene que ver con el abogado.
2024-05-04
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