Alexa. – ¡Ya cállate, cállate! ¿Cómo pudiste hacerme esto, porque carajos me haces esto porque quieres destruirme, que carajos te hice? ¡Si te di mi vida, mi vida por que no se si lo que te di era amor… no puedo estar enamorada de ti eres un extraño…!
Eduardo. – ¡No me digas eso… me hieres, yo te amo entiende te amo! ¿Porque nos haces este daño…?
Alexa. – ¡No te equivoques…! fuiste tú el que acabo con esto que llamábamos amor o tal vez nunca nos amamos como pensábamos, tal vez solo era parte de nuestra imaginación
Eduardo. – ¡Es real este nuestro amor, éramos, fuimos muy felices, con que ilusión esperábamos a nuestro bebé…!
Alexa. – De lo único que estoy segura es que esperaba con ilusión a nuestro bebé, de ahí ya no puedo asegurar nada, ya no quiero verte, lo único que quiero de ti es el divorcio…
Eduardo. – ¿Así de fácil, mandas todo al carajo…?
Alexa. – ¡Quien mando todo al carajo fuiste tú…! y si tienes poquita dignidad tramítalo tú, porque yo ni abogado tengo… para que le digas a ese bastardo que ni se presente…
Eduardo. – ¡Necesitas un abogado…!
Alexa. – ¡A ti que carajos te importa si tengo o no abogado, si siempre te ha valido madre lárgate y no vuelvas… guardia…!
No había marcha atrás, ya no podía confiar en Eduardo y el tiempo me daría la razón, el tiempo me restregaría en la cara que haberme enamorado de él había sido el peor de todos mis errores, aun cuando lo único que quedaba eran bellos recuerdos, los mejores entre nosotros, pero al final eran eso recuerdos que solo existían en un pasado que por desgracia o fortuna jamás volvería, pero aun cuando eran buenos, en la balanza no sopesaban el presente ni el futuro que estaba por venir.
Andrés. – ¡Vaya hasta que por fin te encuentro, pensé que estando en México sería mucho más fácil verte…!
Salma. – Lo siento padre, he tenido mucho trabajo con la producción de la serie tuvimos que ir a Zacatecas haber unas locaciones, tuve que asistir a monterrey a la presentación de la película con Keanu Reeves, le ha ido también a la película, el proyecto de Frida…
Andrés. – ¡Por Dios pareciera que nunca paras, que no tienes tiempo para tu padre…!
Salma. – Pero señor Verastegui, usted está igual de ocupado, por cierto ¡y tu compañerita que hace? vi lo que paso con la línea 12 del metro… la agonía de esa madre por su niño… Dios no puedo ni quiero imaginar lo que está pasando la podre…
Andrés. – ¡Toda la ciudadanía se le fue encima, carajo como si fuera ella la responsable…!
Salma. – ¡Lo es padre…! pero no hablemos de la jefa de gobierno o nunca llegaremos a ponernos de acuerdo en verdad espero que esa mujer se haga responsable.
Andrés. – ¡Basta de malas noticias! ¿Y tu maridito donde es que esta…?
Salma. – Regreso a noche de los ángeles, y ahora debe ir para su despacho, por fortuna también tiene mucho trabajo, y que bueno que tiene en que ocuparse últimamente trae en la cabeza de volver a tener un hijo…
Andrés. – Pues si en algo estoy de acuerdo con él es en eso quiero nietos, uno por lo menos, uno a quien malcriar…
Salma. Tengo miedo embarazarme de nuevo, miedo de que se repita la historia, que vuelva a sufrir muerte de cuna, ya no quiero pasar por eso fue muy difícil separar la muerte de mi niña… a parte que no puedo ya te dije que tengo mucho trabajo y también está la propuesta de interpretar a María Félix…
Andrés. – ¿Pero que no acaba de salir una serie…?
Salma. – ¡Si una serie con una producción de tres pesos! ese es el punto interpretarla en su edad madura, adulta, en una película, y mis socios y yo estaríamos a cargo de la producción
Andrés. – Es cuando me pregunto ¿porque te casaste con Javier? si ya no le quieres dar un hijo…
Salma. – Padre no es que no quiera darle un hijo, no estoy preparada para eso, nada me gustaría más que tener un hijo de Javier, amo a ese hombre con todo mi corazón, pero tengo mucho trabajo….
Andrés. – Es la excusa perfecta verdad, sabes que a pesar que creo que él no te merece
Salma. – Para ti ningún hombre va hacer suficiente papá
Andrés. – Pues a pesar de eso, es un buen tipo trabajador, galán con dinero, si lo descuidas puede toparse con cualquiera que desee darle ese hijo, considéralo…
Salma. – Alto señor Verastegui, gracias por tus buenos deseos, pero prefiero no hablemos de ese tema, que solo me concierne a mí y a Javier… voy a ver si ya está la comida…
Las cosas parecían empeorar, todo se había estancado, aun peor que no había diferencia con el abogado que tenía, había estado literal incomunicad, y mi gente supongo que lo que menos hacían era ver noticias por obvias razones, tan solo habían pasado dos días, pero habían sido eternos a diferencia de otros que se habían ido como agua, gracias a mis reuniones con AA.
La tal muñeca no perdía oportunidad de hostigarme con eso del coñac, aun cuando contaba con la protección de la reina , estaba en el área de visitas esperando para ver si esta vez podrían entrar a verme, estaba sentada, con los codos sobre la mesa para sostener mi cabeza en mis manos cuando vi una sombra, levante la mirada pensado que era Camila o ni nana… pero mis ojos se encontraron con aquellos ojos en los que muchas veces me mire, en los ojos que pensé que jamás volvería a verme… un destello de luz fue el que sentí…
Alexa. – ¡Gabriel…!
Gabriel. – ¿Puedo sentarme…?
Alexa. – ¿Que haces aquí? ¡Vete por favor…!
Gabriel. – ¡Tanto te disgusta volver a verme…!
Alexa. – ¡No… no pensé que volvería verte…! y menos en estas condiciones no quiero que me veas así…
Gabriel. – ¿Así como? ¡si para mí siempre vas a estar hermosa, siempre serás la mujer más hermosa de este planeta!
Alexa. – ¡Por favor Gabriel, no te burles de mi si estoy espantosa…!
Gabriel. – ¡Yo siempre voy a verte con ojos de amor… mi princesa…!
Alexa. – ¡Tú fuiste el primero en llamarme así… y veme ahora en cerrada en un castillo en la mazmorra de un castillo!
Gabriel. – ¡Aquí está tu caballero para rescatarte! princesa no había podido venir. ¡Lamento tanto lo de tus padres lo de mi querido Danny! ¿Camila como esta…?
Alexa. – ¡Gabriel ojalá fueras ese caballero que ha venido a rescatarme de la torre…! ¡Pero la realidad es a que has venido a darme un sermón de cómo fue que caí tan bajo que como pude convertirme en la princesa del narco…!
Gabriel. – ¡Por Dios princesa! ¿Alexa no me conoces? ¿No sabes quién soy…? ¡conocí a tus padres, nunca he conocido un hombre tan justo y honorable como Claudio Miranda… y que decir de Mercedes una dama, una mujer piadosa y amorosa y mi Danny mi amigo del alma mi carnal y la fuerte de Camila, pero tan justa como su padre y por ultimo mi princesa…! ¡Se que son inocentes, que eres inocente!
Alexa. – ¡Perdóname soy una estúpida verdad, pero todo me culpa, todos piensan que soy que somos culpables… hasta Eduardo lo cree.!
Gabriel. - A mí no tienes que decirme nada sé que eres inocente, sé que tu familia es inocente, ustedes están en mis oraciones todos los días, al señor ruego porque te saque de este infierno… pero no estás sola voy a estar contigo.
Alexa. – ¡Eso me decías antes y me dejaste sola te busque por cielo mar y tierra pero fue como si la tierra se los hubiera tragado… ningún rastro, ni una pista…!
Gabriel. – ¡Lo sé princesa, y cargado con esa culpa desde entonces! no voy y no puedo justificarme, pero fue en contra de mi voluntad, ¡eras y siempre serás el amor de mi vida…!
Alexa. – ¿Entonces porque me dejaste…? ¡si en verdad me amabas tanto no…!
Gabriel. – ¡Princesa el amor no aprisiona, el verdadero amor todo lo da aun sabiendo que no será correspondido… solo se entrega…!
Alexa. – ¡Pero yo te correspondía te amaba como loca…!
Gabriel. – ¡Yo con todo lo que te amaba no podía arrastrarte al o que estaba viviendo en ese entonces…! el amor todo lo da, pero también el amor se sacrifica y esa era mi mayor prueba de amor soltarte dejarte ir, aun cuando por dentro mi corazón se partía en mil pedazos… pero aquí estoy no voy a dejarte sola otra vez…
Alexa. – ¡Estoy tan extasiada en este momento, mi corazón no ha dejado de latir fuerte, no pensé que volveríamos a estar frente a frente…!
Gabriel. – Aquí como siempre me tienes, porque a pesar de todo, a pesar de la vida que llevo, hoy no hay día que no te haya pensado, aun cuando mis palabras o mi razón creyera otra cosa siempre has estado aquí en mi corazón.
No me di cuenta en que momento nos habíamos tomado de las manos, sentir su piel cálida sobre las mías, me hizo sentir una infinita paz, me hizo sentir segura, amada, podía ver el amor que brotaba en la mirada de Gabriel hacia mi… mi corazón se había vuelto un volcán en erupción al ver que lo amaba también, que nunca había dejado de amarlo…
Ana. – ¡Buenas tardes señorita…!
. – ¿Otra vez usted…?
Camila. – ¿Porque ese tono…?
. – El licenciado San Román tiene mucho trabajo, no puede recibirla… sin previa cita…
Camila. – ¡Bien entonces prográmanos una cita…!
. – ¡Ustedes no entienden, el licenciado tiene mucho trabajo, tiene una agenda muy ocupada por el resto del año!
Camila. – ¿Y tú eres estúpida o te haces…?
Ana. – ¡Hija, no por favor…!
. – ¿Pero como te atreves largo de aquí…?
Camila. – ¡Pues vas a tener que levantarte de tu sillita para sacarnos, porque no pienso irme sin hablar con Javier San Román…!
. – ¡Si no se van voy a tener que llamar a seguridad…!
Ana. – ¡Hija vámonos…!
Camila. – ¡No! de ninguna manera, esta tipeja quiere hacer un escándalo, hagámosle uno y uno muy grande… vamos hacerles una campaña de publicidad gratis… ¡que se enteren como son en realidad los abogados de San Román…!
Ángel. – ¡Vaya usted debería ser abogada…!
Camila. – ¡Soy abogada…!
Ángel. – Donato tenías razón…
Donato. – ¡Debes una cena… mi querido amigo…!
Camila. – ¿Y ustedes quien carajo son…?
Donato. – ¡Soy Donato Miramontes, soy abogado, trabajo en este bufet…!
Ángel. – Yo soy Ángel San Román, hermano del dueño de este bufet, no soy abogado soy pasante de médico veterinario…
Ana. – ¡Jóvenes disculpen a mi muchacha estamos desesperadas…!
Donato. – ¿Que ocurre Estefanía… porque no has atendido a la señora y señorita…?
Estefanía. – ¡Estas mujeres que insisten en hablar con el licenciado Javier…!
Ángel. – ¿Y porque te niegas a recibirlas…?
Estefanía. – ¡Este es un despacho de categoría y estas mujeres….!
Camila. – ¡Insistes que te parta la cara! ¿Verdad…?
Donato. – ¡No se enoje más señorita… pasen por aquí a mi despacho… amigo mientras atiendo a estas bellas damas! ¿Quieres ir a buscar a ti hermano…?
Estefanía. – ¿Pero…?
Ángel. – ¡Yo te recomiendo que les lleves un té y agua, así como también te recomiendo que entiendas que aquí eres una recepcionista! ¡Mi hermano si se entera que le andas espantando posibles clientes te va a despedir…!
Estefanía. – ¿Clientes…? ¡Esas no creo que tengan un peso para pagar…!
Ángel. – ¡Ese no es asunto tuyo… tu dedícate solo a tu trabajo, si quieres conservar tu empelo! no conoces a mi hermano, es un pan de Dios, pero no tolera la prepotencia de las personas y menos que dejen en mal a su despacho sé porque te lo dijo, ¿está en su oficina…?
Estefanía. – ¡Si joven esta con un cliente…!
Ángel. – Con permiso, lleva ese té y esa agua al despacho de Donato…
Ana. – ¡Es usted un Ángel gracias por recibirnos…!
Donato. – ¡Ante todo les pido una disculpa por el trato de Estefanía! es de esas recepcionistas capaces entregadas pero que al final terminan sintiéndose la dueña, les soy honesto yo ya hubiera buscado a alguien que vaya acorde con el concepto de este despacho… pero bien ¿en que puedo ayudarlas?
Camila. – ¡Gracias no lo tomes a mal, pero quisiéramos hablar con Javier!
Donato. – No de ninguna manera entiendo, si este despacho tiene este prestigio es por él, yo tengo solo 6 meses que entre a trabajar con ellos, soy muy amigo de Ángel, pero curiosamente en persona no conozco a Javier…
Ana. – ¿Y donde está el despacho del licenciado Enrique Ramírez…?
Camila. – ¡Estará ahorita en su despacho sería estupendo confrontarlo con Javier…!
Donato. – ¡Aquí no hay ningún abogado con ese nombre! no tengo el gusto de conocer en persona a Javier, pero si conozco a los demás abogados que trabajan para San Román, quien me contrato fue la licenciada Amanda… es la segunda, abordo, cuando no está Javier…
Camila. – ¡Carajo esto no puede estar pasando…!
Ana. – ¿Entonces quien carajos es Enrique Ramírez de donde salió…?
Camila. – ¡Nada más falta que ni abogado sea…!
Donato. – ¿Son ustedes familiares de Alexa Miranda…?
Camila. – Soy su hermana y ella es nuestra nana…
Donato. – ¿No han visto las noticias…?
Camila. – ¿Que ocurre?
Donato. – Enrique Ramírez si es abogado, pero no trabaja en este despacho, es un defensor de oficio…
Ana. – ¡Santo Dios eso que significa…!
Camila. – Esos abogados los paga el Estado nana, son abogados para quien no tiene para pagar uno… el punto es que Andrés Verastegui, dijo que había hablado con Javier para recomendar a uno de sus abogados…
Donato. – No sé por qué ese señor habría mentido… permítanme dejen veo si Ángel hablo con su hermano no se vayan…
La madeja soltaba la primera hebra para empezar a desenredarse, Donato se levantó de su lujoso escritorio, no había duda del derroche con que se mantenía el despacho San Román, amplia muestra del tipo de clientes con el que contaban, se acercó a la puerta del despacho de Javier toco, tembloroso nervioso de presentarse de esa forma ante su jefe, en ese día no solo mis ojos se encontraron con los de Gabriel, también las miradas de Donato y Javier se conectaron con un chispazo…
Donato. – ¡Licenciado Javier es un gusto al fin poder conocerlo en persona… soy mi ah soy Donato Miramontes…!
Javier. – Bienvenido Donato, el gusto es mío, Amanda me ha hablado maravillas de ti, te pido una disculpa por no haberme presentado antes, entre la oficina de los ángeles y aquí…
Donato. – ¡No sé si Ángel ya le explico lo que paso en recepción…!
Javier. – Si lamentable la actitud de Estefanía, voy a encargarme de eso, espero que asesores muy bien a esas mujeres, me contaba mi hermano que deseaban hablar conmigo…
Donato. – Así es, el punto es señor…
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