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Ya de regreso, Lilith se mantiene con los ojos cerrados, para ver a través del zorro. El cual había llegado a la guarida de sus nuevos juguetes.

El lugar se hallaba resguardado por un escudo muy molesto, que no le permitía entrar sin ser descubierto. Así que, en vez de entrar personalmente, utiliza una marioneta de arcilla.

La cual al entrar, es rodeado por bestias muy interesantes. La arcilla con la forma de un zorro crema, mira a su alrededor, notando la singularidad de cada bestia, quiénes tenían forma de enormes perros, solo que con una piel gruesa y sin pelaje. Sus grandes dientes, era lo suficiente grueso para romper hasta el hierro y sus largas orejas tan agudas para escuchar hasta el mínimo aleteo de una mosca.

"Qué interesante." Dice divertido observando como esta lo rodeaban, pero no daban muestra de agresividad.

-pero que tenemos aquí. -dice una niña entre los 12 a 14 años, saliendo de una de las habitaciones. -un zorro de arcilla.

-¿Qué sucede pequeña? -sale otro más. Está vez un hombre mayor entre los 30 a 40 años, con una barba blanca, y una apariencia de santa Claus, combinado con la vestimenta de un mafioso, y una hacha en las manos.

-alguien intentó entrar. -señala el zorro, el cual se mantenía inmóvil como si fuera una estatua.

-quieres que lo mate. -pregunta rascándose detrás de la oreja.

-no. No será necesario. Ya he enviado algunas de mis mascotas.

-ya veo. -mira a su alrededor. -entonces le avisaré al jefe.

-muy bien. - tomando una vara de hierro de casi dos metros, empieza a tocar al zorro. -que estará esperando.

Comenta la niña, mientras el hombre regresa adentro. Pero cuando este entra, una fuerte explosión se escucha en la parte de afuera, dónde la niña se encontraba.

-¡HA! -grita la niña, con un pedazo de vidrio clavado en su ojo izquierdo.

El zorro, había explotado, matando a varias bestias que se pusieron frente a la niña para protegerla. Sin embargo, eso no fue suficiente, ya que uno de los ojos de vidrio que tenía el zorro, había quedado clavado en el rostro de la niña.

El hombre a verla malherida, la lleva dentro; unos minutos después este mismo sale, con un semblante furioso.

-date por muerto. -grita, mientras su pupila se dilatan.

"-ja, ja, ja. El santa se enfadó." -se burla Ziel, mientras tomaba una tasa de té en una cafetería a casi dos kilómetros del lugar.

-desea algo más. -pregunta una mesera tímidamente.

-un plato de galletas. -dice coquetamente, asiendo que la mesera se sonrojara con solo mirarla fijamente.

-enseguida se la traigo.

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“-vaya.” -suspira la bruja abriendo los ojos, y enderezándose en el asiento del copiloto.

Jonathan al notar que está se despertaba, la mira de reojo, mientras llegaban a la entrada del pueblo.

-ya estamos llegando. -comenta girando por una intersección.

-que bien. -dice estirando los brazos.

El lobo la mira por un momento. Apretando las manos en el volante, frena en medio de la carretera que daba a la barriada Norbert.

-eh. Que sucede. -pregunta la bruja confundida.

Desabrochándose el cinturón de seguridad, le agarra suavemente por la mandíbula, para qué lo mirara. Ella abre la boca para preguntar qué estaba pasando. Pero este no logra controlar sus instintos. Cuando sus labios tocaron los de ella, no puede retener más sus feromonas, las cuales inundaron el carro, ahogándola en un placentero aroma.

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