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Formándose cuatro grupos de 5 guerreros y uno de 7, dónde se hallaba Jonathan y Lilith. Se adentraron al profundo bosque carmesí, el cual se le reconocía por ese nombre, debido al tono rojizo de las hojas secas de los árboles, que le daban al suelo un contraste de mar de sangre; los troncos de varios árboles estaban retorcidos con una coloración negra y blanca, mientras que las copas eran rojas, naranjas, y algunos incluso amarillos.

Los animales que rondaban por el lugar normalmente eran ciervos, ardillas y puerco espines. Los pájaros de pecho rojos revoloteaban entre las ramas de los árboles, cantando una dulce melodía que se fue alejando con forme se adentraban cada vez más a las montañas rocosas.

-estén atentos. -ordena Uriel, un orco gris, de cabellera negra y ojos amarillo oscuro, quien fue asignado para guiarlos por las montañas rocosas. -hemos entrado a su territorio. Tengan cuidado con los muros, y el suelo.

Cada grupo se fue dispersando para cubrir terreno, en busca de aquellos inusuales troles. Sin embargo, Lilith había encontrado su ubicación desde ya asé una hora atrás, pero quería observar que tan problemáticos podían ser estos seres.

Dejándole la búsqueda a los orcos, se inmuta a sentarse en una roca, para tomar un poco de agua.

-¡señorita! Que está haciendo. -le regaña una orca verde, quien estaba a cargo de protegerla.

-tomo agua. -sierra la botella.

-estás demasiado tranquila, para ser tu primera vez en territorio hostil. -le comenta Adrián observando su actitud relajada.

-de que me sirve preocuparme. Si de todos modos no me serviría de nada. -guardando su botella de agua. Mira a los guerreros que buscaban por los alrededores. -los troles, no les gustan la luz. Prefieren esconderse en lugares con sombras u oscuros, hasta el atardecer, cuando pueden rondar por los bosques. -mira el cielo despejado. -en este momento hay demasiada luz para ellos. -le mira de reojo. -pero no me gusta perder mi tiempo.

Poniendo una mano en el suelo, crea ondas de energía, que son absorbidas por las raíces de los árboles. Esta ase que los árboles crezcan y las ramas se alarguen.

“-arcus.” -dice en latín. Dándole órdenes a las ramas, para que crearan un arco en todo el acantilado con suficiente sombra para que los troles despertaran. -esto debe ser suficiente. -dice levantándose mientras se sacude las manos.

Los orcos ni el lobo logran decir una palabra de lo que acababan de ver, debido al rugido de un trol furioso que los pone en alerta. El trol sale de la pared, como si fuera parte de ella. Su cuerpo era de un verde azulado, midiendo casi 3 metros con un robusto cuerpo.

Tomando un pedazo de tronco, lo sostiene como si fuera un garrote. Y como si estuviera configurado para atacar cualquier ser vivo a su alcance, se lanza hacía los orcos, con ataques violentos, pero predecibles.

-mantengan su posición. -grita un orco rojo, atacando las piernas del trol para que callera de rodilla.

Cuando este cae, se escucha el grito de miles de troles en lo profundo del acantilado, quienes iban acercándose a la entrada donde los orcos se hallaban

- ¡Hay vienen! -grita una orca empuñando su enorme espada.

- ¡Ataquen! -grita otro, guiando a su grupo lejos de la entrada.

- ¡Vaya! -dice Lilith observando la pelea desde la entrada con la orca delante de ella, la cual se mantenía en guardia. -son más de los que esperaba. -manifiesta casi como una burla, al ver la gran cantidad de trols que empezaban a salir de la tierra y la pared.

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