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Subiendo al auto, se marcha en silencio por un largo rato, hasta que Lilith no puede evitar decir: -que te dijo mi padre.

-cree que estoy siendo manipulado. -es lo único que le responde sin dejar de mirar la carretera.

-ha. -ella le mira por un momento antes de quitarle la mirada. -normalmente, es eso lo que haría. Pero no pareces alguien al que se le pueda manipular.

-tú también. -le mira de reojo.

-sí… Bueno... Es lo que normalmente haría en esta circunstancia. Pero la verdad no sé porque aceptaste mi petición.

-eso tiene algo de malo.

-no lo sé. -suspira. -eres un tipo muy extraño.

-lo soy. -no puede evitar sonreír. -y tú una niña con muchos secretos. -dice haciendo que lo mirara. -pero está bien así. -le mira por un momento. -no tienes que preocuparte de que intente averiguar más de lo que sé dé ti. Si alguna vez quieres decírmelo, estaré ahí para escucharte sin juzgarte.

Lilith abre la boca, pero las palabras no salieron. No entendía por qué aquel hombre le decía todas esas cosas. Y menos porque sentía como su corazón se aceleraba de repente.

Quitándole la mirada, sigue viendo la carretera, tratando de que el sonido de los latidos de los corazones, no se escuchase en ese silencioso momento.

-muy pronto llegaremos al territorio. -comenta Jonathan observando los letreros de advertencia. -cuando lleguemos, procura quedarte cerca de mí. Y deja que yo hable primero. Sí. -le mira de reojo.

-sí. -responde sintiendo sus mejillas sonrojarse.

-otra cosa. -le pellizca la mejilla. -no te distraigas.

-Ah u. -le agarra la mano. -bien. Lo intentaré.

Cuando llegaron a la entrada de la aldea, dos orcos verdes, de casi 2 metros y medio, verificaron de que se trataba de Jonathan, quien le saludó, bajando la ventanilla de la puerta.

Entrando a su territorio, el lobo estaciona la camioneta debajo de un árbol, antes de señalarle a Lilith para que se bajara.

En el momento en que ella se bajó, muchos orcos empezaron a murmurar entre ellos en su idioma natal.

-bienvenidos. -le saluda el jefe de la aldea. -es bueno verlo nuevamente joven lobo.

-le agradezco que me haya permitido traer a un acompañante el día de hoy. Sé que está prohibido en su aldea la presencia de los extraños.

-como crees. -mira a Lilith con una sonrisa amable. -ustedes son más que bienvenidos a este lugar.

-gracias. -dice ella tímidamente, manteniendo una apariencia dócil.

-por aquí. -lo hace seguirle hasta una cabaña, dónde son recibidos por orcos grises, quienes les brindan bebidas.

-creo que aún no me he presentado. -manifiesta el jefe sentándose en un sofá frente a ellos. -mi nombre es Einar Mitrani, quinto sucesor del clan de los orcos, guerrero, y guardián de las montañas Carmín.

-mucho gusto. -dice dejando su taza con chocolate en la mesa. -me llamo Lilith Stanley, soy una joven bruja. -hace una pausa para mirar su expresión el cual se mantenía con una sonrisa. -es un gusto conocerle.

Al escuchar esto, el orco no puede evitar reírse: -sí. Ya lo sabía. -dice levantándose de su puesto. -es un gusto poder conocerla por fin, señorita Lilith. -hace una reverencia, que la sorprende. -o debería decir, Hija del bosque.

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