Te extraño

Una invitación con apariencia sumamente elegante había llegado hasta mi oficina. Esto era algo común. Las fiestas grandes y lujosas siempre tenían tal apariencia. Sin embargo, lo extraño era ver el apellido de la familia que estaba invitando a la mía. Los Saavedra estaban haciendo una invitación cordial al cumpleaños de Patricia.

¿Mis ojos estaban jugando conmigo o acaso había golpeado mi cabeza? Al parecer no era así. La invitación estaba en mis manos, además era consciente de que tanto la elaboración como la entrega eran revisadas minuciosamente por Patricia. Era nula la posibilidad de que la entrega de esta fuese un error.

Era la primera vez que recibía una invitación. Jamás la necesité, siempre tuve que asistir a tales fiestas junto a Peter. Aunque era tratada como una extraña y era abandona en gran parte de estas fiestas. No necesitaba una invitación y era reconocida por los invitados.

Algo evidente era la razón por la que esta invitación estaba en mis manos. Ahora era una desconocida para la familia. Pero Pete seguía siendo un Saavedra, tal vez por eso aquella invitación llegó para mi familia. Aunque a mis ojos era innecesario. Con que Peter llevará a Pete era más que suficiente. Pero aquella familia era amante de las apariencias ante la sociedad. Quizá por eso prefirieron invitar a la familia Dalí en su totalidad.

-Yo no pienso ir -dijo mi padre con amargura, se sentó a mi lado en el sofá.

-Yo debo ir, más por llevar a Pete. Me guste o no debo ir al menos un par de horas -dije con pocas ganas.

Era un poco tarde, pero Pete no mostraba interés alguno en dormir, era uno de esos días en los que tenía más energía de lo usual, la suficiente como para retrasar su hora de dormir tanto como fuese posible. Por lo que aproveche para que jugara con mi hermano hasta el cansancio mientras hablaba con mi padre.

-A veces quisiera regresar el tiempo y jamás haber aceptado aquella propuesta de matrimonio, tu vida sería mucho más sencilla de esa manera -mi padre suspiro y paso una mano sobre su rostro con desesperación.

-Papá, tengo toda una vida por delante para corregir mis errores. Es evidente que no por cambiar el pasado, pero debo aceptar el pasado. ¿No crees? Esa es la razón por la que decidí retomar todo lo que deje atrás y empezar de cero. Tengo muchas cosas a mi favor y el apoyo que me proporcionas como para padre, claro también el apoyo de Gabriel ha sido muy esencial.

-Considero que no me equivoque con su crianza -dijo mi padre con una sonrisa en su rostro mientras veía detalladamente la invitación en mis manos-. Supongo que no estará tan mal ir un rato.

-He estado reflexionando sobre la situación. Peter se ha mantenido tranquilo, cosa que me sorprende bastante, más considerando que incluso su familia ha estado bastante tranquila. Supuse que las cosas serían más difíciles -sonreí.

-Bueno, en realidad no es como si pudiesen seguir con la actitud tan penosa que mantuvieron con anterioridad. Les guste o no, seguiremos estando relacionados, tal vez no en los negocios, pero sí en lo demás -Mi padre se quedó pensativo. Negó varias veces y se despidió de mí.

Al observar a Gabriel y Pete pude notar el tipo de juegos que estaban elaborando. Mis ojos casi se salen de mis cuencas al ver a Pete siendo lanzado por Gabriel, para después ser atrapado por el mismo. Contuve un grito profundo en mi garganta, pues, si los asustaba, sería peor. A penas mi estúpido hermano atrapo a Pete me acerque a ellos con el rostro teñido en enojo y miedo.

-¿¡Qué se supone que estás haciendo con mi hijo!? -grite para después cargas a Pete.

-Solo estábamos jugando. ¿Por qué gritas? -respondió Gabriel con cierto desinterés.

-¿Por qué ese tipo de juego? Acaso no existen otros juegos, ¿por qué lanzas así a mi hijo?

-Él se estaba divirtiendo. Está feliz sonriendo.

-¿Por qué dejas que te lance? -pregunte a mi hijo mientras esté solo mantenía una sonrisa de oreja a oreja.

-Tío divertido.

-No es posible - suspiré-. Bueno, es hora de dormir.

-Mamá…

-Nada de mamá, es hora de dormir Pete -miré a Gabriel-. Nos vemos mañana.

-Está bien. Te veo mañana.

Mi espalda hormigueó un poco cuando al fin pude acostarme. Pete no quiso dormir enseguida, pero con el paso de los minutos termino cediendo. Lo curioso era que mi padre ya estaba empezando a adornar una habitación para Pete. En el fondo estaba en una pequeña negación. Ya debía dormir en otra habitación, aunque debió hacerlo desde el principio, ahora debía dejarlo dormir solo.

Cuando Pete ya estaba en medio de un profundo sueño mi teléfono comenzó a sonar, ¿quién podría estar llamándome a tan altas horas de la noche? Ya no debía ser nada relacionado con el trabajo, aunque realmente jamás podría saber si era una emergencia o no.

Me levanté de mala gana y al ver la pantalla de mi celular vi el nombre de Peter. Eran más de las diez de la noche, ¿por qué me estaba llamando? Con un mal presentimiento decidí contestar. Si era para alguna estupidez, simplemente podía colgarle.

-¿Hola? -conteste un tanto adormilada y confundida.

-¿Dónde estás…? -la voz de Peter se escuchaba extraña, las palabras que salían de su boca eran un poco incomprensibles-. Te extraño…

-¿Dónde estás, Peter? -pregunte un tanto preocupada-. Se escucha música y parece que estás alcoholizado, ¿cómo que me extrañas? ¿Podrías preocuparte un poco más por tu imagen pública?

Después de un largo silencio escuché palabras sumamente incomprensibles de parte de Peter, seguido de eso su pesada respiración fue lo único que pude escuchar hasta que entre sus murmullos escuché el nombre de un bar el cual frecuentaba Peter cuando todavía estábamos casados.

-Iré en un momento, simplemente quédate donde estás.

Aquel lugar estaba casi al otro lado de la ciudad, por lo que era bastante estúpido ir por Peter. Pero mi consciencia no me permitía dejarlo por su propia cuanta en tal estado de ebriedad.

Mi padre seguía despierto leyendo un libro, por lo que fue sencillo pedirle que vigilará a Pete. Aunque antes de hacerlo me dijo que dejara morir a Peter.

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