Desagradable.

Finalmente, podía regresar a casa, la ansiedad era un poco más abismal que mi cansancio, jamás creí que sería tan difícil para mí pasar un día lejos de Pete, él era un niño tranquilo, por lo que en el fondo sabía que no debía preocuparme mucho, pero eso no evitaba que pensará en él cada segundo.

Mi padre era un hombre verdaderamente tranquilo, por eso confiaba en él para el cuidado de Pete, además de que él fue el que tuvo la idea de que tomara el liderazgo de la empresa, a pesar de fingir ser fuerte, estaba sumamente deprimida y eso preocupaba a mi familia.

Al ingresar a casa, supe que mi padre y Pete estaban en el jardín, pues, había varios empleados bajo un viejo árbol situado cerca de la entrada, cuando estuve a solo unos pocos metros de aquel árbol entró en mi campo de vista una silueta bastante desagradable a mis ojos, ¿por qué estaba allí?.

Peter estaba sentado bajo aquel árbol junto a mi padre, sin embargo, no solo ellos estaban allí, aquella mujer de ojos miel estaba junto a ellos, pero mi amado hijo estaba entre sus brazos, mis entrañas se revolvieron al ver tal cosa, en aquellas visitas evité a toda costa encontrarme con Peter, pero… ¿Por qué había llevado a aquella mujer?.

Me acerqué cada vez más lento, cuando me acerqué lo suficiente me asegure de saludar primero a mi padre, verdaderamente era desagradable tener que estar cerca de aquellas personas, una sonrisa amable estaba en mi rostro, pero mi cerebro no me dejaba estar cómoda en esa situación.

-Papá… -dije mientras me sentaba junto a mi padre.

-Gala… Hoy Pete se portó muy bien, aunque a estado intranquilo, realmente deseaba verte -mi padre estaba incluso aún más incómodo que yo, al parecer aquella situación tampoco era de su agrado.

Casi como un milagro, Pete comenzó a llorar al verme mientras pataleaba y estiraba sus brazos hacia mí, una sonrisa de alivio se formó en mis labios, la imagen de aquella mujer con mi hijo entre sus brazos era sumamente atroz para mí. Cuando sujete a Pete, este se calmo y comenzó a sonreír, hasta ahora murmuraba y balbuceaba bastante, mucho más cuando estaba feliz, para mí era bastante grato escucharlo.

-Han pasado casi dos meses desde que te vi -dijo Peter, su tono era bastante serio, pero su mirada fija en mí me inquietaba bastante, más que nada por aquella intensidad con la que me miraba.- Es bastante extraño, dado el hecho de que vengo dos veces a la semana, solo al venir de imprevisto pude verte.

-Fuiste el único en decir que ya no deseabas verme, solo cumplí tu petición, aunque es mejor de esta forma -respondí con una sonrisa bastante amplia, sin embargo, mis palabras eran bastante agresivas.

-Señora Gala, me alegra poder conocerla -la voz de Marian atrajo mi atención, ¿acaso estaba tratando de ganarse mi estima?.

-Es un placer, escuché mucho de ti, sin embargo, no espere que aparecieras en mi casa sin avisar, aunque no puedo esperar nada de Peter -fui bastante contundente con mis palabras, no deseaba atacar a aquella mujer, pero al ser una amante de mi antigua pareja. ¿Qué había pensado al ir hasta mi casa y sostener a mi hijo en sus brazos?, por lo visto solo quería demostrar algo estúpido.

-Gala, deberías ser menos grosera -exclamo Peter con un tono levemente irritado.

-¿Por qué mi hija debe ser amable? -ahora era mi padre estaba enojado-. Ella no está diciendo nada lejos de la realidad, debería darte vergüenza ser parte de la vida de Pete solo después de que esté cumpliera un año, además, solo a medias eres parte de su vida, ya que ni siquiera eso puedes hacer bien.

Mi padre se levantó indignado, sujeto a Pete el cual solo balbuceaba “ma” una vez tras otra, después de lanzar una mirada llena de desdén a Peter y sin que pudiese contestar, mi padre se dirigió al interior de la casa.

-Bien, terminaste con la paciencia de mi padre -dije con un tono burlón-. Solo Dios sabe lo mucho que tuvo que tolerar tu presencia en tus repentinas visitas.

-¿Por qué actúas de esta manera? -la pregunta de Peter se escuchaba ridícula, pero sus expresiones demostraban un enojo todavía más ridículo.

-¿De qué forma…? -pregunte con sarcasmo.

-Tú sabes bien a lo que me refiero, estás actuando de manera frívola e infantil.

-Fui tratada como un trapo en tu familia, maltratada al punto de odiar mi vida, di a luz el niño que tanto pediste, y eso solo para ser abandonada, actuó con frialdad, lo mereces, mereces mi desprecio, te has ganado mi odio. Me arrepiento tanto de haberte amado alguna vez, pero me da gracia el ver a tu nueva amante en mi casa, ¿de verdad pensaron que serían bien recibidos?.

Mis palabras eran claras, lo suficiente como para hacer que Peter guardará silencio y tuviera la mirada fija en mí, sin embargo, su rostro mostraba confusión, deseaba decir algo, estaba totalmente dibujado en su rostro, aunque él decidió guardar silencio con una expresión abatida, eso sí era gracioso.

-Señora Gala… Yo, yo… Yo realmente lamento haber venido a su casa, realmente deseaba conocer a Pete, pero no soy bienvenida aquí -Marian tartamudeo un poco y su rostro se llenó de vergüenza, honestamente no estaba interesada en saber si era sincera, pero decidí ser un poco más suave con ella.

-Con no volver a poner un pie en mi propiedad podrás enmendar tu error -miré a Peter-. Y a ti te debo recordar algo, tú renunciaste a tus derechos sobre Pete, te permití ser parte de tu vida, pero te prohíbo venir sin avisar y mucho más en compañía de cualquier otra persona, quieras o no debes respetarme, ya que no tenemos nada que ver el uno con el otro.

-No digas tonterías… -tras aquel murmullo, Peter se paró frente a mí y sujeto con suavidad mi brazo para que lo viese a los ojos-. Ya no estamos casados, lo admito, yo cometí un error, pero eso no significa que deba desaparecer de tu vida.

Me solté bruscamente del agarre de Peter y lo mire con repulsión, limpie mi brazo de forma superficial para demostrar mi disgusto y repulsión hacia su persona y me aleje un par de pasos.

-Es desagradable escucharte o verte, te tolero porque me niego a ver a Pete crecer sin una figura paterna, y no, no mereces desaparecer de mi vida, realmente jamás debí haberme relacionado contigo, pero no sé puede llorar por la leche derramada, espero y esto quede claro, ahora, mis trabajadores los acompañaran a la salida.

Me alejé irritada y varios empleados escoltaron a Peter y Marian a la salida, al principio Peter se negaba a irse, pero tras un par de amenazas termino cediendo.

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