Ahora soy libre

-¿Por qué te presentas de nuevo frente a mí? - murmuré mientras Peter me miraba.

La mañana era bastante fría, mi oficina estaba bien ambientada por lo que estaba relativamente bien. Peter, el cual estaba frente a mí, mostraba un cansancio excesivo, tenía ojeras marcadas y en sí se notaba que no estaba descansando de forma correcta.

-Quiero que hablemos sobre lo que te plantee hace una semana -la voz cansada de Peter me daba cierta tranquilidad.

-No deseo hablar sobre eso. Incluso tu petición de Custodia compartida es ridícula, ya cediste los derechos de Pete. Deberías buscar una mejor manera de retenerme o molestarme -dije con una sonrisa.

Peter me miro con fastidio, se veía que realmente estaba agotado de la situación, por lo que en el fondo esperé que por fin se rindiera, cosa que era muy poco probable, pues, aclaró su garganta y mostró una expresión llena de fastidio.

-Antes eras mucho más amable, si hubiese sabido que nuestra separación iba a hacer que cambiaras, lo hubiese pensado un poco más.

-Sabes, la única razón por la que no te golpeo es por mi crianza y porque aprendí a mantener siempre la compostura -refunfuñe con fastidio-. Eres un hombre demasiado descarado. No he cambiado mucho, es solo que decidí ya no ser alguien amable contigo. Tú fuiste alguien terrible conmigo y no puedo darte un buen trato. Ahora, necesitas ayuda para pensar si supones que tus peticiones son sensatas. Entiéndelo de una vez... Aléjate de mí.

El silencio se plantó de nuevo en la habitación. Parecía ser que Peter se había quedado sin palabras o estaba pensando que responder. Lo de pensar fue la respuesta correcta. Peter cambió su expresión por una más amable y suspiro antes de continuar hablando.

-Pete mantiene mi apellido y según el acuerdo, aunque él se quede contigo, sigue siendo parte de los Saavedra, además puedo visitarlo. No necesito luchar por la custodia compartida, pero no creas que me quedaré de brazos cruzados.

-¿Que quieres decir con eso? -pregunte con una mirada confundida.

-Te pedí de la manera más amable posible que regresaras a mi lado. Me disculpé de muchas maneras, te ofrecí la cima y sigues sin querer estar conmigo. ¿Acaso ya has desarrollado sentimientos por otro hombre?, no me digas que es Alonso. La familia de ese tipo está cubierta por rumores de todo tipo. No creo que quieras rebajarte de esa forma -recrimino con un tono frío.

-¿Por qué debería responderte? -pregunte con cinismo-. Tú me fuiste infiel en diversas ocasiones. Me abandonaste con un niño recién nacido y tranquilamente comenzaste a convivir con una de tus amantes de forma inmediata. Solo Dios sabe de donde sacaste a esa mujer. ¿Quién te crees para pedirme explicaciones a estas alturas?

La respiración de Peter se aceleró, su mandíbula estaba tensa, en ese punto estaba más que enojado. Ya no tenía derecho alguno sobre Gala, el mismo exigió el divorcio. No importa que tanto anhelara que esta regresara a su lado, ya no había marcha atrás, pero él no deseaba rendirse, estaba cansado de ese estilo de vida. Si tan solo hubiese hecho oídos sordos a su madre, probablemente Gala seguiría a su lado.

-¿De qué manera debo pedirte perdón? ¿Qué debo hacer para que regreses ami lado? -pregunto Peter con cierto tono de súplica, como si estuviese cansado de insistir. Por alguna razón no podía sentir pena por él-. Podríamos formar la familia que planeamos desde el principio, simplemente debemos olvidar esta mala etapa.

-Peter, te diré algo con la mayor sinceridad que puedo darte. Tus disculpas jamás han sido sinceras. Todavía si pudiera sentir un poco de sinceridad de tu parte, juro que tampoco te perdonaría. Nuestro divorcio me obsequio dos cosas excelentes, mi libertad y a Pete.

-¿Libertad?, lo dices como si nunca hubieses gozado de libertad a mi lado, ¿realmente me odias tanto? Debo asumir que jamás me amaste o estuviste bien a mi lado.

-No debo responderte nada -dije con frialdad-. Fuiste terrible conmigo. Lo sabes. No solo tu familia, bueno, en específico tu madre hizo mi vida miserable, ¿cómo justificas eso? No quiero que Pete viva de tal manera, tu familia no nos quiere y aunque nos quieran, jamás podrás asegurarnos un buen futuro. No sabes tampoco el momento en el que cambiarás de opinión y me desecharas otras vez.

Aquel silencio incómodo había regresado. Pero esta vez, Peter observaba el suelo en silencio, no parecía que deseaba hablar, aunque repentinamente se levantó y camino gasta la salida, antes de salir dijo un par de palabras poco relevantes.

-Mañana iré por Pete. Mi madre desea pasar una tarde con él. Tengo entendido que su niñera vendrá con él.

-Exactamente.

-Está bien -murmuro y salió.

Por alguna razón, sabía que Peter tenía en mente otras cosas, aunque él realmente deseará enmendar las cosas entre nosotros, eso era algo que ya no podría pasar. Más que nada porque mis sentimientos por él habían cambiado. No porque ya no lo quisiera, más bien era porque ya no tenía confianza.

El amor no sirve de nada si no hay confianza de por medio en un matrimonio, mi matrimonio estuvo muerto mucho antes de divorciarme. Aunque el divorcio me destrozó totalmente, había dicho la verdad, por más dolor que existió al dejar mi vida de casada. Soy más feliz estando sola.

Estoy cansada, de vez en cuando detesto mi vida. Debo luchar a diario para que mis socios me respeten o tomen en cuanta mi opinión, debo cuidar a Pete sin sobrecargarme de trabajo. Aún con todo eso puedo decir que escogería mil veces el divorcio.

Peter y sus problemas ya no eran algo de lo que debía hacerme cargo. Mis responsabilidades ahora eran tan distintas que ya aquel rubio no debía siquiera intentar entrar otra vez en mi vida. Aportaba más estando lejos que a mi lado.

Aunque debía comenzar a prepararme para cualquier cosa. La familia Saavedra era conocida por siempre obtener lo que deseaban y mi amado Pete no sería parte de los juegos de esa familia.

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