¿A qué estás jugando?

Giada está preocupada, es respecto a Bianca, y que tal que la hayan descubierto. Ella respira profundamente. —¡Suéltame Verro!— lo mira desafiante

—¿Por qué no me lo dijiste?— pregunta él acercándose a ella

—¿De qué hablas, estás loco?— el pecho de Giada sube y baja

Él la agarra el rostro de Giada, y se acerca a ella, sintiendo su agitada respiración. —¡No sé de qué mierdas hablas!— ella pasa saliva

—¿Por qué tienes un armamento tan grande?— preguntó entre dientes

—¿Mandaste a buscar mis cosas o a revisar la mansión?— habló sin dejarlo de mirar, mientras se va safando sus manos

—no confío en nadie, cisne, ¿Dime tú nombre real?

—¡Eso no te importa! Para ti, y todo el mundo soy el cisne negro

—la joven mujer que está en tu casa ¿Quién es?

—¡Maldición Verro! ¿A qué estás jugando? No te metas en mi vida

—tú decidiste estar aquí, nadie te busco, y eso te pasa cuando te metes con el mismísimo lucifer, ¿Quieres coger con Angelo y conmigo al mismo tiempo? ¡Entonces acuéstate con él! Porque así no me provoca ni tocarte

—¿Haces todo ésto, por unos malditos celos?

—¡No! Hago ésto, porque están dando millones por mi cabeza por si no te has dado cuenta, y en algo si le voy la razón a Angelo, no somos personas normales, somos asesinos y traficantes

—¡Pero tú no lo eres! Lo único que haces es ser la marioneta de Angelo— gritó Giada

Stephen empuño su mano libre, le aleja de Giada porque no quiere ser una bestia con ella, no quiere golpearla.

—te vuelvo a preguntar— Stephen le da la espalda, ella puede contemplarlo, su ancha y perfecta espalda, y aquellos músculos en sus brazos tan pecadores —¿Quién es esa mujer?

—es mi empleada— Giada se soltó las manos y se acerca a pasos silenciosos

Stephen es más astuto de lo que ella pueda imaginar, pudo percibir su acercamiento, él se gira, la agarra y la estampa contra la pared.

—¿Te hice una maldita pregunta y respóndeme con la verdad? porque la tengo bajo mis garras y tan solo con llamar, doy la orden de que la maten

Giada traga grueso, ella retoma aire por segundos, para poder ejercer la fuerza suficiente de tener a Verro acorralado. —no soporto que me des ordenes— ejerce presión

—ya no pienso tener compasión de tí— Verro hace mucha fuerza, brotando más sus músculos, agarra a Giada y la lleva al baño de manera obligatoria

La empuja hacia la regadera, y luego, le coloca seguro a la puerta. —de aquí no salimos, hasta que me digas la verdad— Verro se quita los pantalones

—¡No lo pienso hacer!— intenta ella huir, pero él la agarra de la cintura y la vuelve a empujar hacia la regadera

¿Qué Giada es astuta? ¡Si! Pero la fuerza que tiene Verro, ella no puede con tanto.

—¿No piensas hablar? Perfecto.— busca el celular móvil en su pantalón

Giada mira a su alrededor, no hay con que defenderse. Lo único que se le pasa por la mente, es buscar su arma.

—hace rato te la quite, así que no te esmeres tanto— se retira el boxer— me daré una ducha, hasta que hables, porqué si no, llamaré y doy la orden de que la maten

Giada lo mira con frialdad, ella se quita la chaqueta.

Giada Santoni, se empieza a desnudar.

Pero Verro no la mira. Si no que se acerca a la regadera, y abre la llave para que el agua recorra su cuerpo.

Ella se desnuda totalmente hasta quedar en lencería.

Giada se acerca a él, dejando que el agua también caiga en su cuerpo, y es cuando justamente Verro no pudo evitar mirarla, y ella a él. —ella es mi hermanastra, pero también... Mi empleada, la tengo bajo mis órdenes, no es de mi mundo, pero se sabe defender, quiero que sea alguien en la vida, y no una mujer como yo— suaviza Giada su voz, necesita que Stephen le crea

Pero le sorprende cuando Stephen empuña su mano y golpea fuertemente la pared de marmol haciendo sangrar los nudillos de su manos.

Giada se exalta un poco, sabe que algo más está pasando. Debe usar sus encantos, ella lo empieza a besar, pero él no corresponde el beso.

Stephen la agarra de los hombros, y la aleja.

Mientras que Giada lo mira con perversión, ella muerde su labio inferior, siente que nada está resultando. La manera en como Stephen la mira, le está indicando que no le creé nada.

Él la agarra del cuello y se acerca a ella, ambos están empapados, su cuerpo está presionando el de ella.

—¿A qué estás jugando?— Stephen preguntó entre dientes sin dejar de mirarla

—lo único que sé, es que siento ganas de que me hagas tuya— intenta ella besar sus labios

Él la mira detenidamente por segundos.

Y de manera sorprendente, desgarra como un lobo feroz, la lencería a Giada, quedando a su merced.

Sus perfectos pechos quedan a la vista de aquel hombre, aquellos que están erectos y erizados.

—tócame— súplica de manera sensual Giada

Y el deseo en Verro se despertó. Su mirada cambio a una más profunda.

Empieza a besar los labios de Giada con una desesperación, que ella se sintió deseada, pero sus pensamientos se esfuman al recordar a su prometido, el cual Verro pudo haber sido el asesinó.

Ella cierra sus ojos, y siente cuando él la carga, y ella tuvo que aferrarse a su agarre, puede sentir lo erecto que está. —¡Dime que quieres que te coja!— ordena Stephen

Pero Giada esta entrando en una crisis, dónde sentimientos como el deseo, venganza, odió, tristeza, se están apoderando de su mente y corazón.

Ella no le responde, pero él no quiere perder la oportunidad de tenerla como tanto quería, ingresa en ella, sintiendo lo estrecha que está.

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Que difícil para Giada, está contra la espada y la pared, ¿Qué pasará? Las leo a ver si aciertan, dentro de un momento publicaré otro capítulo, así que estén atentas, sigan dejando sus comentarios y me gusta en cada capítulo.

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