Es mi mujer

—no te apartes de mi ¿Entendido?— susurra Verro, sin mover casi sus labios.

Giada está analizando la situación, y al saber que su escuadrón se acerca por orden de su jefe, debe detenerlo.

—¿Quién es él?— pregunta Giada, disimuladamente

—solo cállate, obedece por una vez en tu vida— ordena Stephen y besa los labios de Giada

—¡Jefe estamos a 10 minutos, repito a 10 minutos!— habla Bianca, esperando una divina señal

Giada dice lo primero que se le viene a la cabeza. —me gustan los tríos, creo que dos gemelos es algo rico de disfrutar en la cama, pero claro, por ahora no, solo cuando entre en relación con tu parecido, y así, podamos pasarla bien los tres— habló, cautelosa, provocando celos en Verro.

Por lo que Bianca, analiza una y otra vez las palabras de su jefe. Abre sus ojos como platos al comprender. Ella se apresura a llamar al director.

—señor, por favor, debe cancelar la captura, la jefa

Giada acaba de informar que hay un gemelo, que no es el momento

—¿De qué estás hablando?— el director frunce el ceño

—señor cancele el operativo o de lo contrario algo saldrá mal— Bianca mira su reloj y el escuadrón está a 8 minutos

—¡¡Dile a la asistente Giada que la espero mañana a primera hora en mi oficina!!— ordena con arrogancia y cuelga la llamada

Bianca respira profundamente, vuelve a comunicarse con su jefe. —todo se canceló, puede estar tranquila— Bianca toma asiento, eso fue mucha adrenalina para ella, sabe que tratar con el director es muy difícil

Mientras que Giada, sigue contemplando la figura del hombre, que se acerca a ellos reluciendo su sonrisa maligna, dónde aquel diente de oro se puede observar muy bien

Stephen que no está acostumbrado a la chapa de oro, se la retira y la guarda.

—¿Porque todos están callados?— la voz de aquel hombre es gruesa, pero algo ronca. Giada está sumamente confundida —¿Y quién es esta puta?— pregunta al ver a Giada, pues la mujer es de su gusto

—es mi mujer— Stephen mira a su gemelo

—¿Mujer?— sonríe maliciosamente —¿Desde cuándo te interesaste en tener a una mujer?— Angelo Verro lo mira fulminante

—¿Y cuál es el problema?— se atreve a decir Verro

—¿Te estás escuchando Stephen? ¡Me estás desafiando por una mujer! Que es igual a todas, tiene lo mismo que todas. ¡Déjenos a solas!— ordena Angelo, a sus socios, y todos se hacen a una distancia, a murmurar por lo que está pasando

—¿Por qué no me dijiste que ibas a venir?— Stephen alza su mentón

—¿Desde cuándo te lo debo decir? ¿Acaso se te olvida quién soy? Pero no voy a entrar en detalles estando está perra, que no me causa buena vibra, si según es tu mujer, entonces vamos a compartirla— se acerca a Giada, y coloca su mano en el mentón de ella, haciendo que lo mire a la fuerza y ella no ha dicho nada por los momentos

—debo admitir que tú putita está bien buena, así que... Cómo somos hermanos y todo lo compartimos, la llevaré conmigo, para cogerla.

—eso no será posible— interviene Stephen

—¡No será posible, porque no pienso permitir que un maldito hombre como tú, me toque!

Angelo sonríe, y Giada cada vez que ve ese diente de oro, la sangre se le sube a la cabeza, Angelo la jala hacia él y luego la gira, quedando ella de espaldas, el muy maldito ejerce mucha fuerza, no le importa que sea una mujer.

Luego la agarra del cabello, y hace su cabeza a un lado para oler el cuello de Giada, dónde se envuelve con ese perfume, Giada fija su mirada en Stephen, el cual está muerto de celos y no haya que hacer.

—¿No le has dicho a esta zorra que el que manda soy yo?— Angelo ejerce más fuerza en Giada, y ella cierra los ojos, porque literalmente le duele, y bastante

—no hay por qué decirlo Angelo, suéltala, y vamos hablar a solas

—¡No me apetece hacerlo! Resulta que si no vengo, tu permites que está zorra se meta en nuestras vidas, te aceptó que te cojas Miles de mujeres, pero mencionar ¿Qué es tu mujer?— niega con la cabeza —¡¡Está prohibido!!

—¡Tu no mandas en mi vida! ¡Suéltala y vamos a hablar!

—no tenemos nada de qué hablar, aunque si me llevaré a esta preciosura para follar

Angelo camina con Giada a la fuerza, hacia una pequeña casa, de mala apariencia.

Pero Giada no se aguanto más, pues ya escucho lo suficiente, ella se defiende de Angelo.

Le hace una llave, lo cual deja atónito al hombre, pero rápidamente él, que también es muy audaz, se suelta de su agarré y luego la abofeteo con fuerza.

Partiendo el labio de Giada, haciéndola sangrar.

Angelo la fue a golpear otra vez, pero Giada le propinó un puño en el rostro bien fuerte en la nariz haciéndolo sangrar. Angelo al ver su sangre, sonríe.

—pero la putita se sabe defender

—¡Es suficiente Angelon— habló Stephen, no le agrada que haya golpeado a Giada

—¡Cállate hijo de puta! No te atrevas a desobedecer, aquí el que manda soy yo, y está zorra me puso una mano encima, soy el rey de Italia y ¡Soy intocable!

Angelo saca su arma.

—¡Eres un pedazo de mierda que no se puede defender a mano limpia! Porque sabes que te haría pedacitos, ¿Y que seas el rey? Lo dudo, porque Italia tiene un solo gobernante, y soy yo

Ella también saca su arma, y el ambiente se puso pesado, ahora ambos están a mano, apuntando fijamente, sin parpadear, mientras que los socios están en sumo silencio.

—¡Te vas a morir, zorra barata!— gritó Angelo, está con el demonio desatado

—¡Baja el arma!— ordena Stephen Verro, al colocarle el arma a su propio hermano en toda la cabeza

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Hola lindas lectoras, este capítulo lo escribí con cariño, a las lectoras que se tomaron el tiempo en votar por esta historia, ya que no llegamos a la meta, porque muchas no lo hicieron.

Además, de que están leyendo sin dejar el me gusta y el comentario en cada capítulo, seamos empáticos, esto es una unión de escritor y lector, dónde cada uno debe aportar. Feliz noche

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