Extraña sensación

Giada sonríe, y camina firmemente hacia el centro de mesa. Ella está contra la espada y pared, pero debe hacerlo para que él le tenga más confianza, no hay opción, Giada Santoni, consume cocaína, la primera vez en su vida que lo hace.

—¿Y bien, qué te parece?— pregunta Stephen

Giada siente una extraña sensación en su cuerpo.

—no es tan buena, deberías tener algo de mejor calidad— ella trata de mantener su cuerpo relajado

—por eso la estoy mejorando, entonces ya somos socios como dices tú.

—siendo así, fue un placer, vendré mañana a primera hora— se coloca ella de pie

—no, no linda, de aquí no te vas, tus hombres están afuera, ¿Confías en todos ellos?

—si, y que sea la última maldita vez que pienses que yo voy hacer lo que tú digas, porque estás cruzando la línea, vendré a primera hora

Giada camina hacia la salida, fue a abrir la puerta, pero no puede. Ella suspira, siente la adrenalina recorrer su cuerpo.

Ella voltea a mirar a Stephen, pero el muy maldito ya está detrás de ella, y la acorrala.

—¿Te vas tan rápido?

—¡No te atrevas!— lo fulmina ella

—entre más te resistas, más ganas voy a tener de cogerte

Stephen la empieza a besar, pero Giada lo empuja y lo abofetea, el acaricia el golpe que Giada le propinó. —golpeas bien duro mujer, eso quiere decir que eres una gatita en la cama— la agarra de las manos, la tiene crucificada

Acerca su rostro a los pechos de Giada, ella tensa su entrepierna.

—¡Ay que sacarla de ahí!— exclama Bianca, sabe que cuando una persona sin experiencia, consume coca por primera vez, es peor, su mente se nubla un poco

Los hombres de Giada empiezan a disparar al aire, y eso llama la atención de Stephen.

Él pensó que se le habían metido a su territorio.

Sale junto a Giada.

—¡Jefe, no nos querían dar información!— dice uno de los escoltas

—estoy bien. Fue un placer señor Stephen Verro— Giada camina hacia sus hombres, mientras que Bartho la mira con desprecio, muy maquiavélico

Observa como Giada se marcha. —¡Bartho, síguela!— ordena Stephen, y su mano derecha asienta

Giada se sube a la camioneta junto a sus hombres. —¿Está bien, jefe?— pregunta uno de los hombres

—¡No! Rápido que quiero sacarme esta mierda del cuerpo.

El conductor se dirige hacia la mansión de Luciano. —nos están siguiendo

—sabemos que Verro iba a hacerlo, entra a la mansión y cierren las puertas, seguridad máxima— ordena Giada

Al hacerlo, Bartho se quedó mirando desde una distancia.

Giada baja del auto e ingresa a la mansión, Bianca ya esperaba por ella.

—¡Jefe, venga conmigo!— le sugiere Bianca y las dos mujeres se marchan a una habitación con baño privado —tome está pastilla jefe

—¡No me siento bien, Bianca!— Giada siente su corazón acelerado, su cuerpo enérgico

—tome ésto, y bastante agua jefe

Giada lo hace, y así dura en el baño y buen rato, y como ya no podía más, se desnuda y se empieza a bañar.

Bartho regresa a la mansión de Verro.

—jefe, permiso para hablar

—¿Qué sucede?

—la mujer está habitando en la mansión de Luciano

—quiero a esa mujer para mí, solo para mí

—jefe, no confío en ella, siento que algo oculta

—lo que tienes es envidia, te molesta que una mujer sea mejor que tú, ella es la que necesito

—jefe, aceptó lo que esa mujer puede llegar a hacer, pero tiene mucha información, solo... No sé confíe

—¿Me dices como debo hacer las cosas?— frunce el ceño, Stephen

—solo cuido de usted señor.

Al día siguiente, Giada despierta, para su sorpresa, Bianca estaba en la habitación, pero con su mirada fija en la gran ventana, mientras miraba el mar. —Bianca...— Susurra Giada

—jefe, tuve que dormirla

—tranquila hiciste bien

—le tengo una mala noticia, y es que el director me pidió que en cuanto usted despertara, le avisará porque necesita hablar con usted

—no puedo creer que ese maldito haya asesinado a Luciano

—con la gente de corazón negro, no se puede

—senti asco cuando ese maldito me tocó

—usted es muy valiente jefe, la admiró demasiado, pero lo mejor es que se prepare para lo que el director le vaya a decir

Giada se coloca de pie, y se alista rápidamente, mientras que Bianca la espera con un buen desayuno.

Giada llega al comedor y agarra la laptop, rápidamente, activa la videollamada.

—señor— habló respetuosamente Giada

Puede ver el enojo de su jefe

—¿Cómo permites que asesinen a Luciano?

—puedo explicarlo, eso me tomo por sorpresa señor

—¿Sabes del problema que me has metido?

—se que... Todo esto traerá problemas, pero se perfectamente lo que estoy haciendo

—¡No puedes incumplir las órdenes que te he dado! ¡Debes obedecer! Tan solo inicias y ya estás ocasionando problemas

—señor, muchas cosas estoy arriesgando, mi carrera y mi propia vida, solo le pido tiempo y que interfiera por mi, lo importante es que ya hice trató con Stephen Verro, se que en este momento estará esperando por mi, por favor señor, permítame continuar, ya logré dar un paso grande, por favor— Giada Santoni está preocupada

Mientras que Bianca muerde su labio inferior.

—esta bien, pero ten cuidado asistente, estoy metiendo mis manos al juego por ti, entre menos errores cometas, podrá seguir ¿Qué sucedió con el cuerpo de Luciano?

—lo quemó... Verro es demasiado malo señor director

—maldito miserable, espero que tengas buenos resultados

—¡Jefe! ¡Llegaron camionetas!— se apresura a decir Bianca, Giada cierra la laptop y la guarda rápidamente bajo el cojín del mueble

Giada agarra su arma— ¡Maldición! ¡Es Stephen Verro!— exclama Giada, al asomarse por la ventana —corre Bianca, debes esconderte

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