¡Aléjate de mí, no me busques!

Giada siente como el sudor de su frente se desliza por su rostro, ella no parpadea, desea tanto en ese momento matar es Angelo, pero un disparo se hace presente, bombeando su corazón a mil.

Puede ver cómo cae el cuerpo de su mano derecha, fiel compañera que estimaba, donde su trabajo iba más allá, como una amistad demasiado buena.

Sus lágrimas están apunto de salir, pero resiste para no demostrar debilidad. Su trabajo es proteger a su país, pero le trae muchos riesgos y situaciones dolorosas.

Giada contempla como la sangre se desliza por el suelo, dónde está a punto de tener una crisis nerviosa. —¡Ya eliminé a una, ahora lo haré con está— Angelo a punta a Giada y ella alza su mentón.

—suficiente Angelo, cisne lo iba hacer

—¡Pero no lo hizo!— gritó Angelo

—¡Era su hermana Angelo! ¿Acaso me matarías a mi también? Cisne no lo sabía, ¿Acaso eres sordo o que mierdas?

Angelo sonríe malicioso, y baja su arma.

—¡Dile a Bartho que lance a esta zorra a mis cocodrilos— ordena Angelo y se marcha, está estresado

Giada está paralizada, aún no lo puede asimilar. —¿Estás bien?— pregunta Stephen, ella se gira y lo abofetea

—la llevaré conmigo— Giada se acerca a Bianca

—¡La orden de Angelo es clara!

—¡Al diablo lo que diga el maldito de tu hermano!

Giada iba a dar un paso, pero Stephen la agarro de la mano, ella se gira y lo apunta justamente en la cabeza. —sabes que no me tiembla la mano para matar— amenaza ella— Stephen alza sus manos en son de paz y ella retrocede mientras lo apunta, al llegar al cuerpo sin vida de Bianca

Giada se agacha y la carga con difícultad. —te ayudaré— se acerca Stephen, pero Giada lo apunta nuevamente —¡Aléjate de mí, no me busques!— ordena ella

Y saca a Bianca a arrastras, Stephen suspira profundamente. Bartho al ver a Giada sacando a Bianca, se acerca. —¡Déjala irse!— ordena Stephen

Giada mira a todas partes, apuntando por si alguien se acerca, ella saca a Bianca de la mansión, y luego mira a todas partes.

Sin más, guarda su arma y la carga entre sus brazos, camina hasta salir de esa zona.

Ella ve como un auto color negro se acerca, se detiene apuntando al auto, pero al estacionar cerca, inmediatamente se bajan sus compañeros.

—¡Jefe!— exclama uno de los oficiales

—la mataron, mataron a Bianca— Giada soltó ese grito que estaba reteniendo

Los oficiales empezaron a auxiliar a Bianca, ella subió al auto y observa como la revisan, a ver si la pueden sobrevivir y eso le dolió más, Giada cubre su rostro con sus manos, no le gusta que la vean llorar, pero es en vano, hace poco mataron a su prometido, ahora a su fiel mano derecha.

—la perdimos— informa el oficial y Giada está tan llena de odió en ese momento, que desea tener el poder suficiente para matar a todos los mafiosos, pero más a la cabeza principal

Giada fue llevada directamente a polizia, aunque no está de ánimo, debe darle explicaciones a su jefe.

—un permiso señor— ingresa, la mujer está llena de sangre, su cabello vuelto mierda

No es capaz de mirar a su jefe a los ojos, le ha fallado. —¡Me explicas ya! ¿Cómo permitiste eso?— su jefe le pregunta con arrogancia

—trate, pero Angelo Verro la descubrió

—¿Entonces dónde está tu entrenamiento?— su jefe golpea el escritorio, está sumamente enojado

—señor... Le pido perdón, pero, usted debe entender, es difícil tratar con gente sin alma

—¡Silencio! No te importa la vida de los que te rodean, me has decepcionado, primero Rogelio, un gran oficial del departamento, pudiste haberlo ayudado, pudiste haber hecho algo, ¿Pero que hiciste? ¡Esconderte! ¡Dejaste que matarán a Luciano! El cual estaba protegido por la ley, ¿Ahora la oficial Bianca? ¡Solo piensas, en tí!

—¡¡Cómo puede decirme ésto!!— Giada sintió una fuerte punzada en su pecho —tambien estoy arriesgando mi vida, por esa razón ha pasado todo ésto, esas malditas ratas son astutos

—¡Estás fuera de esta misión!— habló el director con firmeza

—¿Qué? ¡No puede hacerme ésto! Stephen está interesado en mí, he logrado mucho jefe, solo deme más tiempo

—¡Solo estás haciendo un desastre!— le señala el director siendo prepotente

—¡No puede sacarme de la misión! Tengo información importante, solo deme más tiempo señor, usted sabe que ésto no es fácil, si no regreso van a sospechar, Stephen me buscará y todo será peor

—¿No será que te has enamorado de ese maldito hombre?

—¿¡Qué!?— Giada sonríe con amargura

—¡Lo que has escuchado! Esto me queda en claro que una mujer no es lo necesario para una misión tan importante, pondré a un hombre, el mejor de este departamento

—¡No puede hacerlo! Solo yo he podido estar cerca de ellos dos— Giada está preocupada de su posición

—¡No me contradigas!— le grita su jefe frunciendo el ceño

—¡Y usted a mi me respeta!— Giada le alza la voz a su jefe, al cual su rostro se torno rojo por la ira —¡No puedo creer que juzgue a una mujer! ¡Las mujeres somos más poderosas que los hombres! Así como usted se decepcionó de mí, yo estoy decepcionada de usted

—¡Vete de mi presencia!— señala el director hacia la salida, está con su respiración agitada

Giada lo mira con tanta rabia que sale de la oficina, camina entre los policías, los cuales la miran, ella camina hacia el estacionamiento y se sube a su auto, empieza a golpear el volante como una loca. —¡Maldito, maldito!— solloza Giada desesperada

La mujer se quebrantó en llanto. —esto no me puede estar pasando, todo lo que logré para una mierda, Bianca, Bianca por Dios... ¡Haaa carajo!

Giada golpea más el volante y en eso tocan la ventana de su auto.

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La novela continúa, estamos activas, amores, así que no bajemos la guardia

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