15. Dime, ¿que quieres saber?.

MÉRIDA.

Al darme vuelta en la cama lo primero que vi fue a mi guapo hombre a mi amado Mikhail quien aún dormía plácidamente, lo observe detenidamente y podía reconfirmar que a pesar del tiempo que estuvimos separados mis sentimientos hacia el siguen tan intactos como cuando lo conocí.

Seguí recorriéndolo con mi vista sus facciones, sus grandes brazos hasta que vi sus manos y pude notar sus nudillos enrojecidos, ay mi vida, ¿que habrás echo anoche?, estaba tan concentrada cuando la voz de Mikhail me asustó.

- sabes, extrañaba despertar a tu lado- sonreí a su comentario. - y volver a sentir tu mirada.

- perdón, solo, solo que aún me parece tan irreal, que estemos juntos, bajo el mismo techo- lo escuché suspirar hasta que me abrazo subiéndome sobre el.

- no tienes que pedir perdón, eso me demuestra que aún me amas y aunque me tard- y nuestra charla fue interrumpida por unos gritos.

Me bajé con rapidez de la cama y Mikhail ya estaba cerca de la puerta volteó a verme entregándome un arma, salimos de la habitación caminamos sin hacer ruido.

Los gritos provenían de la habitación donde estaba Valery al entrar bajamos las armas.

- ¡largo!, pervertido- escuché gritarle Valery a Danil quien solo tenía rostro de diversión.

- ¿que sucede aquí?- grito Mikhail, ante la escena de desastre de la habitación.

- pasa que este hombre estaba acostado en la cama y al despertarme fue lo primero que vi y por eso me asuste, ¿cómo se atreve?- vi a Danil negar con risa.

- haber niña, si, efectivamente estaba dormido en, mi, cama, por lo que veo no te has dado cuenta preciosa que esta es mi maldita habitación- El rostro de Valery era de sorpresa y su reacción fue aventarle una almohada - por cierto, mi ropa te queda bastante bien.

- cállate enfermo- le grita más que roja, pero no sé, si de vergüenza o coraje.

- hasta que grito Mikhail con su voz autoritaria que asustaría a cualquiera - ¡ya basta!, dejen de comportarse como niños, carajo, más tarde te mostrarán tú nueva habitación y tu Danil después hablamos.

Solo los vi asentir sin decir una sola palabra, me tomó de la mano y regresamos a la habitación, quitándome el arma de mis manos para dejarla sobre la mesita de noche.

Lo vi caminar hasta salir a la terraza sentándose en el sofá, me hizo señas y caminé hacia el sentándome en sus piernas.

- nos quedamos en silencio por un largo tiempo hasta que él hablo - es momento de hablar, mi amor dime, ¿que quieres saber?.

- sonreí asintiendo - quiero saber todo mi vida.

Por un corto tiempo guardo silencio, me imagino que era para organizar sus pensamientos, me vio directo a los ojos y comenzó a hablarme desde nuestro inicio.

Dándome a entender que mi padre tuvo que ver que él, se alejara de mi lado, me sorprendí, pero no lograba asimilar, ¿por qué me haría eso a mí?, el vio la peor parte de mí, me sentía morir por la partida de Mikhail y enterarme por voz de él, que mi padre lo mandó amedrentar para que me dejara, me entristece y a la vez me da rabia.

Seguí en silencio escuchando atentamente donde me confesó que su hermano y el estaban al frente de la mafia, "La nueva Rusia", "Los Vasilev" y ahí es donde entrelace algunos cabos sueltos, no me sorprendió que el y Danil fueran mafiosos, no soy tan tonta como para no darme cuenta, siguió platicandome que el siempre estuvo al pendiente de mi, entendiendo una vez más de las miles de veces que me sentí observada y cuando hablo de la "misión carnada" abrí mis ojos.

Y esta vez me sorprendí, la C.I.A. había montado todo, pero aún no entendía como es que ellos sabían de mi conexión con Mikhail, hasta que decidí interrumpirlo.

- amor, espera- guardé silencio tratando de pensar y unir las piezas faltantes hasta que todo tenía sentido - ahora entiendo el porqué me sacaron de campo de la noche a la mañana, me mandaron desarmada a Londres, la fiesta donde nos encontramos, lo que no entiendo, ¿por qué a Ravena?, ¿que hay ahí?.

- siempre e tenido rencillas en Italia, en ese lugar tenían bajo protección a una basura que se hacía llamar el gran Marveggio, pero solo era el GPS de la maldita C.I.A. para entregar las cabezas d lo que ellos no podían atrapar y a mí ya me tenían en la mira.

Y me explico de la muerte de sus padres, donde derribaron a la mafia y el que estaba al frente de esa misión era mi padre Izael; ellos dos hicieron renacer a la mafia Rusa y siendo un peligro para la veracidad de la C.I.A.

- pero, ¿por que yo?- me da un corto beso.

- simple, sabían que iría a buscarte y antes que me preguntes sobre los agentes que intentaron lastimarte, tenían órdenes, porque al capturarme sabían que tú harías algo al enterarte de mi paradero.

- eso tiene mucha lógica, pero como es que la C.I.A. sabía de nuestro pa..- me quedo en silencio, mi mente estaba a marchas forzadas, hasta que abrí mis ojos levantándome de sus piernas - Mikhail, dime, ¿quién esta detrás de todo esto es Izael Smith?.

- si y creo que es momento también que sepas algo más sobre Izael- asentí, lo vi levantarse y sacar una carpeta de un cajón, se volvió a sentar haciéndome señas para qué hiciera lo mismo - necesito que lo leas te puedo asegurar que esta es la última pieza del rompecabezas.

Asentí y abrí la carpeta comenzando a leer cada párrafo, cada hoja y ahora todo tenía mucho más sentido, ¿me dolía saber la verdad?, claro que dolía, pero era aún más grande la rabia que sentía por todo lo que me causó, el hacerme sentir culpable, el alejarme de la única persona que me ama y de poner mi vida en riesgo solo por seguir en el juego de la maldita C.I.A. la cual también me puso en medio sin importarle mi vida.

Sentía la furia correr por mis venas, me tomaron como si se tratara de un muñeco, querían manejarme a su antojo y cuando ya nos le sirvieran me desaparecerían.

Ahora entiendo todas sus malditas acciones que el hacia, hoy tienen tanto sentido como el cambio repentino desde que falleció mi madre, sus desprecios, su abandonó y su falta de tacto.

Cerré la carpeta tomándola de los extremos hasta que la partí en dos, sentía mis manos temblar de la rabia contenida porque así como sentí por un breve instante dolor y tristeza ese mismo fue reemplazado por todo lo que e sufrido y todo fue gracias a él y ahora lo que mi mente aclamaba era venganza porque si no hubiera estado Dennis, Danil y Mikhail, en este momento estaría tres metros bajo tierra y solo por el hambre de Izael.

- ¿estás bien? - volteé a verlo asintiendo.

- mejor que nunca, por fin me libero de una culpa que nunca existió, sabes desde pequeña pensé que había echo algo mal, pero era más que lógico - sonrió dejando un beso en mi hombro.

- sabes amor, todo el camino de regreso repase, pensé y busque las palabras adecuadas para no lastimarte, porque él siempre fue un héroe para ti - asentí recostándome en su pecho.

- lo sé, pero ese héroe siempre fue un monstruo y mi verdugo todos estos años y yo nunca me di cuenta - me incorporé hasta verlo a los ojos con una media sonrisa - pero hoy yo misma quiero desapa... - me interrumpe dándome un beso tan apasionado que mi mente de inmediato se pone en blanco.

- ¿quieres vengarte? - asentí acariciando su mejilla hasta entrelazar mis dedos en su cabello - juntos haremos caer a todos los involucrados - sonrió tan terrorífico, que me comenzaba a gustar su faceta de sanguinario.

- ¿cuándo? - me abrazo levantándose del sofá conmigo en brazos.

- no desesperes mi amada Malyshka, pronto daremos el segundo golpe, porque el primero fue, que te hicimos pasar por muerta - me sorprendí, pero solo asentí.

- ósea, que ellos darán por echo que en la emboscada, me asesinaron- el asintió llevándome a la cama.

- si mi reina, dejaremos pasar un tiempo y daré señales y cuando crean que me atraparan ese mismo día sabrán la furia de los Vasilev por haberse metido con mi mujer - sonreí hasta que nos volvimos a besar.

Y en esta ocasión fue más lento donde podía sentirse nuestros sentimientos y el amor que nos profesábamos, recostándome sobre la cama y una vez más hicimos el amor siendo tan distinto que las otras.

Esta vez pude sentir que el me aseguraba que estaría siempre a mi lado, sus manos, sus besos, sus caricias y su cálida mirada me lo decían una y otra vez.

- te amo, Mikhail Vasilev - beso mi cuello hasta subir a mi oído susurrandome.

- yo también te amo, Mérida Ek - dándonos el tiempo perfecto para entregarnos a los placeres de nuestro amor.

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