4. Italia.

Las horas avanzaban mientras veía por la ventanilla del jet, mi mente recordaba todo mi pasado, al reaccionar limpie mis lágrimas y me propuse una meta, de ser grande como mi padre o más que el sí se podía y si mi camino sería este de ahora en adelante lo aprovecharía al máximo y aunque se me haga difícil pasaré cualquier obstáculo sin titubear.

Al llegar fui recibida por el señor Romano y él sería mi jefe y quien estaría al pendiente de mi adiestramiento en este tiempo, me llevo a un pequeño departamento no muy lejos de la academia donde de inmediato me instale y me relaje porque al siguiente día iniciaría con mis clases.

El primer día solo fue una especie de teoría sobre la práctica, así estuve por dos semanas hasta que las siguientes semanas tuve que llevar a la práctica la teoría que había visto semanas atrás y de verdad fue demasiado agotador, dándome cuenta de lo que se veía tan simple y fácil era más que difícil o en ocasiones hasta imposible, pero no me rendí donde la constancia era mi mejor aliada en este momento, hasta que después de largas horas de entrenamiento entre golpes, caídas, cansancio, frustración y euforia por fin había aprendo el total manejo de las armas de distinto calibre donde sabía como armar y desarmar una con rapidez, mi agilidad me ayudaba mucho para cada pelea y muchas cosas más, también aprendí a manejar todo tipo de vehículo, porque los escenarios siempre serían distintos y para ser una buena agente tiene uno que improvisar en el momento que sea necesario.

Pase en adiestramiento más de un año, donde para recibirme tenía que pasar una serie de pruebas para demostrar todo lo aprendido y así lo hice.

Pase las pruebas sin dificultad alguna y a la semana siguiente me recibí con honores y donde me dieron mi placa junto con mi arma, al recibirla estaba feliz por mi logro, pero aún no me la creía qué oficialmente ya era la agente Ek porque así me lo presentaba el sistema.

Quería compartir mi felicidad con mi padre, el señor Izael, pero nuevamente y en automático solo desvío la llamada como en todo este tiempo que he estado aquí en Italia.

Asumí que en verdad ya no quería saber más nada de mí, así que cuando me dieron la opción de ser trasladada a la agencia de Estados Unidos solo me negué y decidí comenzar a trabajar aquí.

Sería un reto más para mí, porque tenía entendido que no era el mismo ambiente que se manejaba en la academia, pero aun así ese reto lo ganaría como los anteriores...

Por un momento estando en mi departamento la tristeza me invadió, pero me levante de inmediato tome mis cosas y salí de casa, no quería ser presa nuevamente por la depresión, porque ya había avanzado mucho camino como para dejarme vencer por nada.

Decidí ir al centro comercial donde dure parte del día, me compre algunas prendas y llegue a un restaurante mientras pedía, me sentía observada, al irse el mesero vi para ambos lados con disimulo, pero todo estaba normal.

Personas platicando con sus acompañantes y degustando los platillos, después de que me trajeron mi comida trate de pasar bocado, pero seguía sintiéndome observada.

Al final termine como pude, pague y me fui de regreso a casa, no tenía mucho que hacer pues dentro de dos semanas entraría a la corporación así que lo más seguro que me aburriría.

Pero así como estaba por casi fallecer de no saber más que hacer, por fin iniciaba mi primer día en la agencia.

Me levanté dándome una ducha al salir y verme al espejo en mi reflejo apreciaba el pequeño tatuaje en mi vientre y en automático una lágrima rodó por mi mejilla, porque aunque extraño que parezca aún lo sigo amando a pesar de que el hace tiempo no está a mi lado y aunque me hizo una promesa jamás sabré si esa en verdad se cumpla.

Salí del baño me aliste para irme, cuando abrí la puerta del edificio para salir estaba un sobre pegado con mi nombre y apellido, voltee para todos lados, pero estaba todo bien nada fuera de su lugar.

Agarre el sobre y lo guarde en mi mochila camine dos calles para tomar un taxi, al llegar, mi jefe el señor Romano me estaba esperando en la entrada, al acercarme lo saludé y caminé a la par.

- ¿estás lista para tu primer día?, Mérida - asentí mientras subíamos por un ascensor.

- nerviosa, pero lista- se abrieron las puertas me cedió el paso y lo seguí hasta su oficina.

- bueno, empezarás por realizar esto- me dio una caja llena de carpetas- no te desesperes pronto te daré tu primera misión, al salir Antonella te llevará a tu oficina.

Asentí me despedí y salí de su oficina, me acerqué al pequeño escritorio de su secretaria y de muy mal gana me llevó hasta mi nueva oficina, al entrar de inmediato me puse a trabajar en las carpetas.

Busque cada nombre de los agentes en el sistema y rellene la información faltante en cada informe sobre sus misiones.

Ya estaba oscureciendo y estaba por salir, así que deje todo en pausa, apague el computador, cheque mi salida y me fui caminando por qué en realidad no estaba tan retirado de donde estaba viviendo, al pasar por un pequeño parque me detuve y fui a sentarme a una banca.

Saque el sobre que habían dejado a la puerta del edificio y lo abrí su contenido eran unas llaves pegadas a una pequeña tarjeta que decía felicidades por tu gran logro, estoy tan orgulloso de ti.

Sonreí y de inmediato saque mi teléfono marcando el número de mi papá, pero la operadora solo dijo que ese número había sido reemplazado, era extraño no entendía entonces por qué me daría este regalo si seguía sin querer estar en contacto conmigo, observe con detenimiento las llaves y sabía que era de un coche por la insignia que llevaba grabada.

Me levanté y seguí caminando hasta que llegue al edificio y fuera de este estaba estacionado un auto compacto color azul, saque las llaves del bolsillo de mi pantalón y accione el botón.

Y se encendieron las luces, volví a ponerle la alarma y subí a mi departamento estaba cansada y muy confundida en este momento solo quería darme un baño y dormir por este día, ya mañana lo vería y exploraría cada rincón de mi nuevo coche.

Así que sin perder tiempo solo me duche y me aventé a mi cama donde de inmediato me quede más que profundamente dormida.

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