8. Londres.

Mérida

Después de horas por fin había aterrizado el avión, al bajar, fui a tomar mi equipaje y al cruzar la puerta del desembarque de inmediato saque mi celular y le hablé a Dennis solo se escuchó dos tonos y de inmediato contesto.

📲 hola Dennis, perdón por despertarte.

📲 hasta que por fin me llamas y no te preocupes bonita, lo importante es saber que llegaste con bien.

📲 si, ahora tendré que averiguar donde me quedaré.

📲 listo, bonita.

Le iba a contestar a su respuesta extraña, cuando unos hombres me detuvieron arrebatándome el teléfono y solo me enseñaron su placa entendiendo que eran agentes.

Camine a la par de esos tres hombres, pero uno en especial no dejaba de verme hasta que me habló.

- tu teléfono lo tendrás de vuelta al terminar tu visita- asentí un poco confundida- es por nuestra seguridad.

Volví a asentir si decir una sola palabra hasta que subimos a una camioneta negra con sus ventanillas entintadas y mientras avanzábamos solo pensaba el cómo me comunicaría con la única persona que hasta ahora ha demostrado que le importo, pero él detalle es que nunca me aprendí de memoria su número y en la agencia no me lo darían.

Después de algunos minutos en carretera la camioneta se detuvo frente a un edificio lujoso, me indicaron que bajara hasta llevarme a su interior subimos en el ascensor a un hermoso departamento que tenía la mejor vista de la ciudad.

Y sin decir una sola palabra más solo me entregaron la llave y se fueron, dejándome con más de miles de interrogaciones en mi cabeza, caminé hasta la habitación principal y solo me dispuse a dormir unas cuantas horas para presentarme muy temprano en la agencia.

Cuando sonó el pequeño despertador de mesa, me rehusaba a abrir los ojos solo quería dormir por algunas horas más, pero él deber llamaba así que me levante directa a ducharme y me arregle, cuando salí del edificio me llamo la atención una camioneta negra estacionada frente al edificio.

No le puse más importancia y le hice la parada a un taxi le di la dirección y manejo tan rápido que en diez minutos ya estaba en la agencia, entre y solo con dar mi apellido de inmediato me llevaron a la oficina de archivos y sin darme más explicaciones, solo me senté y me sumergí en el trabajo, pero sin dejar de notar que esto estaba poniéndose cada vez más extraño y no solo al pisar el aeropuerto Londres sino desde antes para ser específica desde Italia, cuando el capitán me dijo que tenía que venir sin lo esencial y mi única protección que era mi arma junto a mi placa.

Al siguiente día fue tal cual sin ninguna variante hasta la misma camioneta seguia estando fuera del edificio donde ya me daba que pensar y lo que menos quería en este momento era sentirme desprotegida.

Hasta que al tercer día por órdenes del capitán de la corporación del cual aún no conozco me dio la orden de trabajar hasta las cinco porque habría una fiesta a la cual tenía la obligación de ir.

No lo se, pero mi intuición prendió una alarma y más porque al dar las cinco dos agentes entraron por esa puerta, diciéndome que era hora de irme, de inmediato recogí mis cosas y antes de cruzar por el marco aun costado de ellos me entregaron dos bolsas.

Al llegar al departamento me fui directo a la habitación y al vaciar las bolsas y ver su contenido nuevamente me parecía demasiado extraño porque me habian dado el vestido y zapatillas el cuál tenia que llevar, me duche y arregle dándome cuenta que el vestido era demasiado revelador y no tenía ni el tiempo, ni ninguna prenda similar para poder cambiarme de nuevo, en el momento que cerré la puerta del departamento una corriente paso por mi columna donde unos nervios inexplicables hacían su aparición.

Al salir del edificio una camioneta me esperaba con dos hombres de traje negro esperando como estatuas al lado de ella, subí y de inmediato comenzó a moverse, pero antes de llegar al dichoso casino donde sería la fiesta, solo se detuvieron mucho antes y me hicieron bajar, sin darme indicaciones de nada solo se fueron desapareciendo por las amplias calles de Londres.

Comencé a caminar dándome cuenta que me habían dejado tres calles antes y tuve que caminar esa larga distancia con unas zapatillas de aguja y enserió no era nada lindo y más porque yo no estaba acostumbrada a usar ese tipo de calzado.

Al llegar entre sin problemas por una dichosa pulsera que me habían dado en el camino, al cruzar las enormes puertas en verdad era como entrar a otro mundo, todo era más que exótico, animales enjaulados, personas bailando en jaulas pendiendo del techo, hombres y mujeres que eran meseros solo traían una diminuta tela cubriendo solo las zonas necesarias junto a un antifaz impidiendo ver por completo su rostro.

Me asombraba cada vez más conforme avanzaba mientras observaba a hombres distinguidos con sus trajes más que costosos y las mujeres con ventidos elegantes y muy llamativo, gire a mi alrededor intentado reconocer algún rostro, pero era imposible era la primera vez que los veía y sin dejar de notar que cada hombre que estaba en la fiesta estaba armado así que no dudaba que las mujeres también lo estuvieran.

Así que decidí ir hacia la barra para pasar inadvertida porque aun no sabía para qué había venido aquí y con que finalidad, así que solo tomé unas cuantas bebidas para relajarme y desaburrirme, pero después de tomarme no se cuantos cócteles la urgencia de ir al tocador era inevitable.

Me levanté del banco y fui a prisa al tocador, después de liberarme enjuague mis manos y moje un poco mi rostro, porque el alcohol estaba haciendo efecto, cuando salí nunca me di cuenta que había una persona frente a mí; estrellandome con su cuerpo.

- perdon- me disculpe sin siquiera levantar la mirada.

Pero su reacción me puso en alerta, ya que posó sus manos en mis hombros, hasta que una colonia exquisita invadió mis fosas nasales, quedándome en shock, por que ese aroma lo reconocia y al escuchar su voz tan vibrante hizo que mi piel de inmediato se erizara.

- te extrañé, mi amada Malyshka- y solo mi mente se puso en blanco.

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