¿Dónde están los niños?

Cap. 20

Lyra

Sentí su intensa energía desde que entró al dormitorio, su aroma me ha seguido durante semanas, algo magnético me impulsa a ponerme de pie y salir de la tina, sin embargo, no lo hago… solo espero, sé que en algún momento atravesará la puerta que nos separa.

Está dentro, siento su mirada en mí, da pasos lentos en mi dirección.

No abro los ojos, tengo miedo de saber quién es, en mi cabeza, si no lo veo me podría dar el impuso para rechazarlo…

—¿Quién eres? — santísima mierda ¿esa pregunta salió de mí? Ya se me quemó el cerebro.

Al parecer no quiere responder, aun así, insisto

—¿No me lo vas a decir? — cuestioné en un jadeo

—Todavía no es el momento — ¿Qué? ¿todavía no es el momento?

—Déjame tocarte, sentirte — solo con esa frase me compró totalmente.

—¿puedo? Di que sí — rogó.

Está arrodillado en el suelo detrás de la tina, su aliento me eriza la piel, de forma automática ladeo mi cabeza dejando mi cuello al descubierto dándole acceso libre.

—Tócame… —

-Lyra: Loba loca qué estamos haciendo?

-Elan: déjate querer Lyra

¡Diosa! Soy la viuda más fácil del planeta tierra… ¿alguien me puede culpar? La fuerza de sus manos acariciando mi piel es deliciosa.

Abro mis ojos, sin que él lo note, no puedo ver su cara, un pasamontaña lo cubre por completo, solo sus labios están expuestos, y en este momento está besando mi cuello, subiendo hasta mi oreja.

Mi visión está borrosa, con su solo toque estoy que estallo, antes de darme cuenta sus manos están en mis pechos, pellizcando y apretando, provocando que me exalte un segundo por la sorpresa.

—Más — rogué… ¡o Diosa! Ya me volví loca

Sus manos serpentearon desde mis pechos hacia abajo, acarició mi vientre abultado y eso pareció encantarle porque se mantuvo un tiempo ahí.

Un ronco gemido salió de sus manos, al momento que tomó la decisión de seguir bajando con una de sus manos, mientras la otra mano la enroscó en mi cuello.

Nunca habría imaginado que ese simple acto fuera tan caliente, mi respiración se agitó aun más ante la expectativa de que haría ahora.

Su mano derecha bajó, bajó, y siguió bajando hasta situarse entre mis piernas, paseó sus dedos deliciosamente, como tanteando el área.

—mmmm… deliciosa, preparada para mí—

Abrí las piernas por inercia dándole el espacio necesario para lo que espero tenga en mente.

—Cuando llegue el momento, no solo mis manos estarán entre tus piernas, cariño, te daré día y noche… por días completos, sin descanso—

¿eso es una amenaza o una promesa?

—No he confirmado este vínculo— me burlo de él

Al parecer eso no le agradó, dejó de jugar con mi botón como lo estaba haciendo mientras me prometía darme como cajón que no cierra e introdujo sus dedos hasta ese punto que te puede llevar al éxtasis en un santiamén.

—No te atreverías, cariño — sus dedos son grandes y hacen un trabajo maravilloso en mis entrañas, haciendo que gritara de excitación.

—Eso cariño, grita para mí —

No sé cuantos minutos pasaron, sin embargo, el volcán que bullía en mí está a punto de entrar en erupción.

—Suéltalo, cariño, no te contengas—

Su mano en mi cuello, su lengua en mi reja y sus dedos dentro de mí lograron que llegara al punto máximo y gritara aún más fuerte.

—Voy a sacarte de esa tina, el agua ya debe estar fría—

No contesté nada, me encuentro casi inconsciente por culpa del fuerte orgasmo que acabo de vivir.

Aquel hombre me sacó con cuidado del agua y me llevó en brazos hasta mi cama, secó delicadamente mi cuerpo entre carisias y pequeños besos, que de apoco estaban logrando despertarme nuevamente.

Todo se sentía magnifico, sin embargo, Elan que estaba en mí mismo estado, comenzó a removerse incomoda en mi mente, angustiada, preocupada

-Elan: Algo pasa… los niños

No fue necesario preguntarle a mi loba que es lo que sentía, la puerta de entrada fue azotada con fuerza desde afuera.

El hombre en mi dormitorio se puso visiblemente tenso, pude distinguir que se estaba comunicando con alguien.

Me vestí a la velocidad de la luz mientras él seguía en su comunicación con quien sea esté hablando.

—Tienes que irte— tengo que irme— dijimos al unísono

Se acercó a mí y me besó en los labios, se asomó al ventanal y saltó el. Supongo que es por donde entró.

No lo pensé mas y me dirigí hasta la entrada para ver que es lo que estaba pasando.

Me encuentro con Cristina y Lorena, angustiadas pasaron dentro de la casa

—por favor dime que los niños están aquí— rogó Lorena con Cristina pisándole los talones.

—¡Se supone que los niños estaban en casa de Cristina! ¿no tenían una pijamada? — mi corazón se agitó y el miedo me recorrió desde los pies hasta la cabeza.

—Los niños estaban en mi casa, los estuve mirando cada 20 minutos, y la ultima vez que fui a verlos no los encontré — Cristina se desbordó, no pudo aguantar las lagrimas por mucho más tiempo.

—Lorena ¿puedes ubicar a Fernando? — inquirí

—¡No! Lo he intentado mil veces, pero nada, no contesta —

Los minutos comenzaron a correr hasta que se transformaron en horas, se nos unió Juli junto a Rafael, el hermano de Cristina, quien, junto a su cuñado, Alejandro y el compañero de Lorena, Mateo, salieron de mi casa con rumbo al bosque a buscar a los niños.

—¿Dónde están los centinelas cuando los necesitamos? — reclamó Juli

-Elan: los niños están bien… tienen que estarlo

-Lyra: Me muero si algo les pasa Elan… ¿Cómo es posible que hayan desaparecido? Alelí no es imprudente y Camilo siempre le hace caso

-Elan: debemos salir a buscar, no podemos quedarnos aquí sentadas

—¡Diosa! Por favor protégelos.

Lucas

Los desesperados golpes me sacaron de la niebla sexual que estaba experimentando con Lyra.

Hice lo que me pidió y me fui de cuarto a duras penas

Cuando estuve en el deslinde del bosque Bruno me alertó de que algo estaba pasando, algo malo.

-Bruno: Valentina ha desaparecido

-Lucas: No es posible, estaba a tu cuidado ¿Cómo es posible?, ¡Maldición!

Corrí como nunca en mi vida, el miedo y la rabia me impulsaban hacia adelante sin pensar en nada más que en mi pequeña Valentina y en donde podría estar.

Llegué a la cabaña y la totalidad de los centinelas están presentes, incluyendo los que resguardan a Lyra y los niños

—¿Por qué están todos aquí? Ustedes 3 debería estar en la casa de Lyra —

—Yo lo llamé, eran necesarios aquí ya que tu estabas allá — es cierto.

—Dime qué pasó ¿Dónde está mi niña? — hablé afligido, con un nudo en la garganta, no podía sentir el aroma dulce y cálido de mi bebé

—Estaba junto a ella, despertó y me pidió agua, me acerqué al baño a llenar su botella y cuando salí ella no estaba en la cama, pensé que podría haber salido a buscarte, pero una niña de apenas dos años no pude recorrer 3 kilómetros en un par de segundos—

En ese momento Víctor apareció por la puerta, con un objeto en una de sus manos y un sobre en la otra.

—Encontré esto, no lo he abierto, si quiere puedo revisar antes de que lo vea, alfa—

Miré el sobre en su mano y pude distinguir la letra de Rita

—Dámelo y sigan buscando no pierdan ni un segundo más—

Querido Lucas

Amado mío, deberías saber lo conveniente que es tener una amiga como Leonora, es lo máximo, no te imaginas las cosas que pude hacer, una de las que mas me encanta es hacer desaparecer cositas pequeñas como nuestra hermosa cachorrita, con chasquido de sus dedos, pude conseguir a tu amada Valentina y tenerla en estos momentos entre mis brazos.

¿La quieres devuelta? Es super sencillo conseguirla solamente debes firmar los papeles que están adjuntos.

Si no lo haces, la niña se queda conmigo, no la volverás a ver nunca más en tu patética vida.

Besitos cariño mío.

—Quiere que le entregues el terreno del norte, el que colida con el terreno de su padre ¿por qué? —

—Al tenerlo en sus garras, serían imparables, ella conoce todo lo que respecta a nuestra manada, quiere hacer las cosas sin luchar—

—¿Secuestrar a su propia hija por terrenos? —

—podemos investigar que es lo que hay en esa zona, nunca nos hemos preocupado ya que esas tierras son de tu exsuegro— sugirió Víctor.

—Lo haremos, envía gente a ver que es lo que pasa en ese lugar, no puede tratarse solo de terrenos—

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