capitulo 17

Cap. 17

Víctor

Si hay algo que Rita no sabe de mi y mi cuadrilla, es que somos como la sombra, no hacemos ruido, y aparecemos y desaparecemos a placer, escondernos no es un problema.

—¿Quién es la mujer que está con Rita? — cuestioné a mi mano derecha.

—Su nombre es Eleonora, y es la hechicera que le cuida la espalda, descubrimos que lleva escondida en la casa de la manada, otras manadas como la de Garras la ha estado buscando—

Gervasio me entrega una carpeta con toda la información de la mujer, tiene alrededor de 100 años o quizás más, y es buscada por asesinato.

Las vemos bajar por el camino de tierra que da a la orilla de la playa de una de las tantas propiedades que posee su familia.

Ambas mujeres se sienten tan seguras en este lugar, que prestan nula atención a su alrededor, y es el momento de actuar, nuestra única misión es deshacerse del o los amuletos y luego desaparecer.

—Tengo dos hombres vigilando las entradas principales, dos en las entradas de servicio, 2 en el techo—

Anuncia Gervasio entregando en mi mano una granada de somnífero, de alguna forma hay que dormir a la hechicera.

Esperamos a que Rita se metiera al agua y lanzamos la primera granada, en el momento en que ella se zambulle, en pocos segundos Eleonora se desploma y yo aprovecho de saltar al agua.

Narrador omnisciente

Rita emerge del agua y observa a su amiga recostada en la orilla —parece que realmente estaba cansada— Pensando que Leonora dormitaba, ella se dispuso a nadar, sin percatarse de que alguien se avecinaba hacia ella.

Vestido de negro y a cara cubierta Víctor se sumergió y se dirigió hacia Rita, la tomó de los pies y la obligó a descender bajo el agua, desde su espalda, aplicando la fuerza necesaria logró arrancar de un tirón la argolla del hélix de su oreja.

Rita intentando luchar para salir del fuerte agarre de sea lo que sea que la tuviera retenida, sintió el dolor punzante de su oreja desgarrada, sin embargo, salir del agua era su único deseo.

Solo faltaba un elemento, por lo que soltó a la mujer y descendió hasta su tobillo para quitar la cadena que la rodeaba, era una cadena de oro con un dije, del cual no se preocupó hasta estar lejos de la mujer.

En la desesperación por lograr respirar, ella no le tomó importancia a lo que estaba sucediendo y mucho menos a lo que había perdido en la lucha.

Emergió del agua encontrándose lejos de la orilla, nadó en círculos para encontrar a la criatura que la había atacado, sin embargo, solo pudo visualizar un bosque de algas bajo sus pies. Nadó sin parar hasta llegar a la orilla y sentirse a salvo solo para encontrar a su amiga aun inconsciente.

Escaneó el lugar a su alrededor en busca de alguna persona o presencia que las estuviera mirando desde algún lugar y no encontró nada también intentó procesar los olores que en ese lugar había, sin encontrar nada fuera de lugar.

De pronto, divisó la figura de su padre descender por el camino de tierra que guiaba hacia la casa, con semblante preocupado y en estado de alerta.

—¿Qué pasó? Estas sangrando— cuestionó tomándola por las mejillas

—Algo me atacó en el agua…— Rita respiraba con dificultad —Leonora está desvanecida— indicó.

—Los guardias en la casa también están fuera de combate, no sé que fue lo que pasó, no lo vimos venir—

Rita se quedó mirando a su papá con los ojos abiertos de par en par casi desorbitados, por instinto llevó su mano a la oreja ensangrentada sin creer que su amuleto no estuviera ahí.

Buscó por el suelo entre sus cosas y no lo encontró

—¿Qué buscas? — con la cara llena de ira, la respiración entrecortada respondió

—El amuleto de vínculo me fue arrancado por lo que sea que me haya atacado en el agua—

—¿Es posible que él lo sepa? — la visión iracunda de Ángelo, el padre de Rita, la paralizó un instante antes de responder.

—Ahora no debe entender que es lo que pasa, ya para mañana mi marca no estará en él, así como la suya desaparecerá de mi con el paso de las horas—

Sin más palabras, el iracundo hombre dio media vuelta y desapareció por el camino que llegó.

Lucas

Caí al suelo sintiendo una punzada de dolor al momento de entrar a la casa de la manada, al principio no entendí lo que pasó hasta que el dolor fue disminuyendo

-Damián: El maldito Víctor lo logró

Comenzó a rugir mi animal en mi cabeza, moviéndose de un lado a otro como si estuviera enjaulado.

Bruno que seguía mis pasos tomó a Valentina en sus brazos para entregarla a Maria que nos esperaba en la entrada.

—Víctor lo consiguió — exclamé entre el dolor y la calma que se mezclaban en mi interior.

Bruno ayudó a ponerme de pie y juntos nos dirigimos hasta la sala de estar donde nos encontramos con Lucio, mi padre y mi madre.

—¡Hijo! ¿Qué pasó? Tienes muy mala cara — mamá corrió hasta mi para envolverme entre sus brazos.

Nadie le había contado a ella lo que estaba pasando, por que me fui con Valentina y por qué Rita no había vuelto.

Me ayudó a sentarme en el amplio sillón y se irguió en toda su altura

—Grupo de lobos descerebrados ¡me dirán en este mismo momento qué es lo que está pasando en esta casa ¡— exclamó con enojo.

No nos dejó opción, así que tuvimos que hablar

—En mis años, solo he conocido 2 personas con doble compañeros— sonrió —en ese entonces yo era muy joven, todavía no cumplía los 15 años, pero recuerdo lo felices que eran, es una anomalía— agregó mi madre.

—Bueno, ya te volvió el color, ¿te sientes bien, cariño? —

Estuve unos minutos más con mis padres y después me fui a descansar, el dolor ya no está, sin embargo, siento que me pasó una manada de elefantes por encima.

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