Es la hora 1/2

Cap.5

Lira

—Lira, llegaron por nosotros, debemos irnos —

Me encontraba sentada mirando por la ventana de mi dormitorio mirando a la nada, recordando el sueño que tuve durante la noche y nuestros últimos minutos juntos.

Es la hora de darle la despedida definitiva, el corazón me martilla en el pecho y duele. Sé que no puedo echarme a morir, tengo dos tesoros que dependen de mí y entregarles amor y cuidar de ellos —Debo ser fuerte — suspiré antes de ponerme de pie y dirigirme hacia Julieta que me esperaba paciente en la puerta.

—Ya estoy lista Juli… ¿los niños? —

—Ellos están con… Uuuf… están con Bruno —

Observo su mirada, el solo de hecho de decir su nombre le duele, Bruno le dijo que no quería nada con ella, dejándole en claro que no está interesado en tener a su mate ¿la razón?... no la sabemos, no lo dijo.

Salí junto a Julieta, y repetía en mi cabeza como un mantra —Debo ser fuerte— susurré antes de cerrar la puerta.

Una camioneta monstruosa nos espera fuera de la casa, aspiro hondo antes de subir al inmenso vehículo, con mis niños en la parte trasera y emprendimos el viaje hasta aquél lugar al que se supone pertenezco, pero no quiero conocer y mucho menos vivir ahí.

El camino se hace eterno, quiero terminar cuanto antes con todo esto, que el dolor deje de embargar mi mente y corazón. Estoy tan consciente de que todo esto no es un maldito sueño, que me provoca terror pensar en lo que nos depara el futuro.

—Mami… todo va a estar bien, nosotros somo tan fuertes como papá — expresó Camilo como si pudiera leer mi mente Alelí por su parte apoya las palabras de su hermano enérgicamente.

—Lo sé mi amor, papá está con nosotros aquí — posé mi mano sobre su pecho en donde está su corazón —Un pequeño puchero se formó en sus labios y un par de lagrimas se le escaparon las cuales limpié con mi mano y luego lo senté en mis piernas para llevarlo el resto del camino abrazado.

—Llegamos — avisó Bruno deteniendo el vehículo, frente a una casa gigantesca, mis pequeños admiraron cada detalle de la hermosa construcción frente a ellos, con mucha curiosidad.

—El alfa nos está esperando, síganme — comenzamos a caminar detrás del gran muro de músculos —no habrá más miembros de la manada, solo nosotros, como lo solicitaste Lira— agregó.

Gracias a la Diosa, lo que menos quiero ahora es tener cerca a los incompetentes que dejaron solo a Manuel y mucho menos recibir sus condolencias.

Al entrar no miré a ningún lado, en serio quiero terminar luego aquí y marcharme con mis pequeños a mi pequeña casa, necesito paz, mi hogar así podré dejar de sentirme asfixiada.

—Hola Lira, bienvenidos — nos saludó Lucas, no quiero mirarlo, aun siento que pudo haber hecho algo por Manuel… haberlo salvado. — solté sin decoro o formalidad.

—¡Gran jefe! Que bueno verlo — saludó un efusivo Camilo acercándose al Alfa como si de un gran amigo se tratara y le tendió la mono para estrecharla —Pequeño Camilo, es un gusto volver a verte — acarició la cabeza de mi pequeño hijo —Hola Alelí ¿Cómo te encuentras? — mi hija al igual que su hermano esbozó una sonrisa y contesto cordialmente a su saludo.

Recuerdo las muchas veces que le pidieron a Manuel conocer a Lucas, la oportunidad nunca llegó… hasta ahora.

—¡Lucas! — una voz se escuchó desde uno de los pasillos, por el que apareció una hermosa mujer con una bebé en sus brazos, todos volteamos en su dirección —Valentina no quiere estar conmigo… como siempre— exclamó tratando de ocultar su molestia.

Lucas de dos zancadas estuvo al lado de la mujer y alzó con extrema ternura a la bebé que hasta ese momento se removía incomoda en los brazos de quien supongo es su mamá, ya que tienen un gran parecido, solo les cambia el color de ojos, ya que el de la bebé deben ser de Lucas ya que la mujer tiene unos fríos ojos color celeste.

Después de deshacerse de la niña, la mujer se volteó a verme de manera directa, su mirada ensombrecida erizó los bellos de mi nuca, al parecer a Camilo no le pasó desapercibido ya que ágilmente enlazó su manito con la mía.

—¿Eres Lira? ¿la compañera de Manuel? — escudriñó tratando de ocultar una sonrisa burlesca mientras presta atención a mis hijos

—Si Luna, soy Lira, buenos días — saludé provocando que su mirada se dirigiera de nuevo a mí. —Buen día, soy Rita, no es necesario que seamos tan formales…Una pena lo que sucedió con Manuel, fue uno de nuestros mejores hombres… lo extrañaremos mucho — asentí con mi cabeza sin decir nada.

El ambiente se volvió hostil e incómodo y solo siento la necesidad de largarme de aquí, correr, correr lo más lejos posible de esta mujer que no me da buena espina.

—Será mejor que salgamos, mis padres nos esperan — habló Lucas a quien por cierto no le he dedicado ni una sola mirada desde que entré en esta casa.

Se dispuso a caminar con Valentina en brazos y Rita afirmada de la mano, el silencio se me hace molesto, como si un pitido se alojara en mis oídos y mis ganas de salir de aquí se acrecientan, mi pecho se siente comprimido, como si alguien o algo muy pesado me aplastara impidiendo que el aire llegue a mis pulmones.

Recorrimos varios metros lejos de la casa, estamos muy apartados, rodeados de bosque y se divisan varias lápidas, lo que recuerdo de las historias que contaba Manuel es que este es el cementerio en donde sepultan a los miembros más importantes de la manada.

Me quedé de pie en la entrada observando como el grupo de personas incluyendo mis hijos llegaban al lado de otros hombres que se encuentran presentes.

Apresuré el paso, caminé lo más rápido que mis gordas piernas me lo permitieron y llegué hasta Lucas tirando de su chaqueta para que se volteara hacia mí.

Sus ojos fueron a para sobre los míos y es la primera vez que hacemos contacto visual desde que llegó a mi casa y lo golpeé. Su gran estatura podría resultar aterradora para otros, para cualquier persona en realidad, en cambio yo lo único que quiero en este momento es fulminarlo con la mirada.

—Quiero que todos se vayan de aquí, quiero hacer esto solo con mis hijos y con Julieta, no quiero a nadie de tu manada en esta ultima despedida — exigí con cólera.

Sus oscuros ojos me escanearon, sin creer que alguien sin rango le estuviera exigiendo algo —No puedo hacer eso… Manuel era como un hermanos para mí y para Bruno — mordió su labio inferior ofuscado, yo por mi parte fruncí mis labios por un par de segundos y luego solté.

—Pero no lo era, no lo protegiste, por lo que no mereces estar aquí ni tu ni el grupo de personas ajenas a mi familia, que son mis hijos y Julieta… me lo debes después de cometer tal brutal error — apreté tanto mis dientes para hablar que me dolieron

—Hijo… démosle espacio a Lira y los niños para que se despidan, nosotros podemos esperar en la casa— un hombre mayor muy parecido a Lucas se paró tras él apoyando una gran mano sobre el hombre en frente a mí.

Un aura paternal rodea al hombre, logro sentir el gran cariño que le tiene a Lucas, lo que me hace deducir que es su padre, su mirada bondadosa se dirige a mí.

—Manuel siempre habló de ti, y de los niños — sonrió sin embargo su mirada dejaba entre ver la pena.

—Está bien papá, voy a ceder — se dio la media vuelta, le habló a su mujer y a los demás presentes incluyendo a Bruno y estos lo siguieron por el mismo camino que llegamos. Me volteé a verlos hasta que desaparecieron de mi campo de visión.

Solo uno de los hombres se quedó junto a nosotros, he de suponer que es quien se encarga de las ceremonias, su mirada cristalina me deja entre ver que es alguien que conoció a mi compañero y su muerte le duele igual que a mí.

—Por favor, no quiero palabras de consuelo, tengo entendido que ya hicieron una ceremonia para Manuel —

—Así es Lira, anoche — suspiró —si no quieres que diga palabra alguna lo haré — titubeó un segundo antes de seguir —no obstante, me gustaría solo decir que Manuel fue como un hijo, el que nunca pude tener, siempre estuvo preocupado de este viejo — sonrió como recordando.

Sonreí al descubrir quien es, Lucio, es el ex Beta de la manada, mi compañero solía pedir que cocinara el doble cuando hacia cosas ricas para comer, solo para traerle a Lucio.

—¿Eres el señor Lucio? — tomé sus manos entre las mías, sin avisar el anciano me rodeó entre sus brazos entre sollozos que le fueron imposible contener.

—¿Él te habló de mí? ¿de este viejo seco? — habló entrecortado —Claro que sí ¿Quién crees que cocinaba esos pasteles y postres para ti? —

Mis niños también sabían quién era Lucio por lo que no dudaron en acercarse y conversar con él por un largo rato con él.

—Lucio, no sigamos alargando esto… ya estoy lista para esta despedida— solté un gran suspiro.

Él solo asintió y comenzó junto con otro hombre que se encontraba apartado de nosotros a bajar el féretro.

Nuestros hijos están en calma, sé que están tristes, su papá era todo para ellos, a pesar de su trabajo lejos de casa, Manuel pasaba tiempo de calidad con ellos, las actividades de la escuela no se las perdía, se disfrutaron como nosotros no pudimos con nuestros padres cuando éramos niños.

Juli no se ha apartado de nuestro lado, es mi pilar, sin ella no sabría que hacer ahora.

la segunda parte de este capitulo será mas cortita por que es la cola de este :D

Aquí en Chile hoy 14 de Mayo se celebra el día de la madre... (en realidad es el 10 de mayo, pero para hacerlo comercial se celebra el segundo domingo del mes

Les deseo a todas las que son mamis un hermoso día, espero que las hayan pasado bien y que las hayan regaloneado como se lo merecen

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Comments

Milagros Rodriguez

Milagros Rodriguez

a mi parecer, las sospechas recaen en la hermosa y vanidosa luna, todo el suplicio que pasó para que al fin cicatrizara la marca, el rechazo de la bebé, todo es un conglomerado de sospecha

2024-09-29

1

Noelia Elizabeth Barrera

Noelia Elizabeth Barrera

Que triste 😭😭.
y que bien redactado y expresado el capítulo, logrando transmitir todo lo escrito.
Te felicito escritora.

2023-09-12

1

Maria Hernandez

Maria Hernandez

Que tristeza y dolor tan grande como es la pérdida de un ser querido o amado pero de ese dolor uno se levanta y saca fuerzas de donde uno no tiene para seguir adelante. Muy buena la historia amiga ☺️🤠

2023-07-04

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