Escape fallido

< imposible... > pensó Azalea aterrada.

Al reencontrarse con Mury pensó por un momento que la suerte estaba de su lado, pero la realidad era otra.

Frente a ella estaba la última criatura que quería ver, el rey demonio. Este la miraba fijamente, pero Azalea podía sentir su penetrante mirada en ella.

Mury sintió el miedo de su querida dueña y reuniendo todo su coraje salto de los brazos de Azalea quedando a unos pasos de distancia del rey demonio. Luego estiro sus alas y comenzó a hacer o intentar chillar de forma amenazante con la intención de espantar al gran demonio y proteger a su querida Azalea.

El rey demonio miró al bebé grifo para luego acercarse a él y agarrarlo del pellejo.

— que pequeña y graciosa criatura... Y sin duda muy ruidosa.— se burló el rey demonio mirando a Mury como si fuera algo insignificante.— ¿crees que esos chillidos asustan?

Entonces el rey demonio tomó aire para así soltar un rugido que resonaría por todo el bosque dejando al bebé grifo con su pelaje y plumas completamente erizados.

— que lindo, de seguro sabrá bien a la parrilla — dijo el rey demonio lamiendo sus huesudos dientes.

Azalea al escucharlo palideció, imaginar a su querido bebé siendo devorado era algo que nunca desearía que pasara ni en sueños. Mury era todo lo que le quedaba, lo único que verdaderamente amaba de este mundo y no iba a permitir que nadie lo lastimara ni siquiera el rey de todos los demonios.

— ¡suéltalo!— grito fuertemente Azalea con una voz cargada de una genuina furia.

El rey demonio volteó a verla, era la primera vez en el día que ella le gritaba de esa forma, ni siquiera antes cuando ella le exigía respuestas le había gritado así.

El rey demonio soltó al bebé grifo dejando caer contra el suelo, Azalea inmediatamente fue a cargar a Mury, que se hallaba chillando de miedo, para consolarlo.

— ya, ya, no dejaré que ese monstruo malvado te coma, mi bebé — lo consoló Azalea con una voz suave y baja

— supongo que yo soy ese "monstruo malvado" — hablo el rey demonio con un ligero tono de burla

— ¿quién más iba a ser?— respondió Azalea dándole la espalda

— ¿te preocupas más por un animal que por ti misma? — le pregunto el rey demonio disgustado.— intentaste inútilmente escapar, pero he de verme aquí, pensando en que clase de castigo debería darte. Si no fueras tú, te estaría azotando hasta que suplicaras perdón

— ¿y qué te detiene? — le pregunto Azalea viéndolo desafiante. — ¿o es que te diviertes "jugando" conmigo?

— veo que ya no tienes miedo o más bien... tu odio es mucho más grande que tu miedo. Tal parece que esa cosa plumosa te importa demasiado. — dijo el rey demonio enfocando su visión a Mury. — puede que haya bromeado sobre comerme a esa cosa o puede que no, eso dependerá de si vienes conmigo por las buenas

Azalea se estremeció y se aferró con más fuerza a Mury. Aunque le disgustara totalmente la idea de regresar a ese castillo al lado del rey demonio, tenía que pensar en la seguridad de Mury.

— de acuerdo — acepto Azalea a regañadientes

Luego miro con dulzura a Mury.

— Mury... tengo que irme, tú también deberías irte a un lugar más seguro y puede que encuentres a alguien que pueda cuidarte mejor que yo—

Dicho eso, Azalea dejó a Mury con cuidado en el suelo y fue de mala gana al lado del rey demonio. Sin embargo, Mury corriendo a Azalea aferrándose en la falda del traje de Azalea mientras lloraba.

Esta escena destrozó el corazón de Azalea, tampoco quería separarse de su querido Mury, pero lo hacía por su seguridad. Ella se agachó y abrazo a Mury.

El rey demonio estuvo observando todo en silencio hasta que suspiro.

— puedes quedarte con tu animal — hablo el rey demonio con disgusto

Azalea miró incrédula al rey demonio.

— no te preocupes, no voy a comerlo ni nada parecido y al igual que tú va a estar bajo mi protección. — dijo el rey demonio con un leve disgusto. — así que date prisa y vámonos

Azalea no lo podía creer, ¿cómo es que se apiadó de ella? ¿Acaso quería ser amable o solo era un truco para que baje su guardia?. Salió de sus pensamientos cuando su pie, el que se había torcido, comenzó a dolerle.

Con todo lo que había pasado recientemente se había olvidado por completo de su pie.

Para su sorpresa, el rey demonio la cargó como si fuera una princesa.

— eres realmente descuidada, ¿qué hubieras hecho si perdías el pie? Dudo mucho que hubieras podido ir más lejos — dijo el rey demonio.

Así, Azalea fue llevada nuevamente al castillo mientras era cargada por el mismo rey demonio y seguida por su bebé grifo Mury.

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