Cena

Una vez desvestida, Azalea se metió por completo en el manantial. Sus aguas eran de la temperatura perfecta, se sentía igual o mejor que estar dentro de una tina.

Con todo su cuerpo sumergido a excepción de su cabeza, Azalea comenzó a sentir que todo su cuerpo se relajaba y sus preocupaciones se las llevaba el agua. Podía comprender por qué este el lugar preferido del rey demonio.

"Solo confía en mí, nada te pasará"

<¿por qué tuvo que decir esa maldita frase? > pensó Azalea disgustada, no cabía duda de que realmente odiaba esa frase.

Azalea miró el cielo del atardecer, recordando que debía estar lista para la cena con el rey demonio. La verdad es que no le gustaba mucho la idea de comer con el ser más peligroso de todos, pero era su oportunidad de conocer más el castillo.

Una vez terminó de bañarse se dispuso usar su viejo vestido hasta que noto que cerca a la puerta de la entrada había algo de tela, curiosa Azalea se acercó y vio que en realidad era un vestido violeta pálido. Dudo si debía utilizarlo o no, al final decidió probárselo y curiosamente era de su talla, también había un par de zapatos blancos que encajaban perfectamente en sus pies.

¿Qué hacían ahí? La respuesta era obvia: "El rey demonio lo dejó"

Debía admitirlo, fue muy considerado de su parte haberle regalado ropa nueva para usar en lugar de su viejo vestido, pero... ¿Cómo supo el rey demonio su talla?

Respuesta: la midió mientras dormía.

Azalea ya vestida abrió la puerta encontrándose con el rey demonio.

— voy a escoltarla hasta el comedor, Azalea — informo el rey demonio

Así fue como el rey demonio escolto a una humana al comedor.

Durante el trayecto, Azalea estuvo prestando atención a cada detalle; pasadizo; puerta o ventana que veía y tomando nota mental de sus ubicaciones.

En un rato, ambos se encontraban en el comedor. Era una gran habitación oscura iluminada únicamente por antorchas, en el centro había una larga mesa rectangular en vertical rodeada por varias sillas capaces de soportar gran cantidad de peso, pero había una silla más grande que las otras y con un diseño más siniestro ubicada en la parte superior.

El rey demonio se sentó en aquella silla y miró fijamente a Azalea.

Ella estaba indecisa en donde debería sentarse.

< A juzgar por la mirada del rey demonio, él quiere que elija sentarme a su lado ¡pero no quiero! > pensó Azalea

Al final no tuvo más remedio que sentarse al lado del rey demonio para evitar su penetrante y expectativa mirada sobre ella.

A los pocos segundos entró una humana de cabello violeta pálido y largo con un carrito que traía un plato de ensalada con una pierna de pollo cosida que lo dejo frente a Azalea, también le dejo un tenedor junto a un cuchillo y luego se retiró.

Azalea empezó a comer dándose cuenta de que en el gran comedor solo estaban ellos dos.

— ¿no debería haber más demonios aquí? — se atrevió a preguntar Azalea

— normalmente no, los demonios prefieren comer solos y este lugar se usa más en las reuniones con vampiros y acólitos. — respondió el rey demonio.— sin embargo, por ti, puedes comer aquí

Azalea también notó que el rey demonio no tiene ningún plato de comida.

— ¿usted no comerá nada?—

— no necesitó comer para vivir...— respondió el rey demonio apartando la mirada

Ahora que lo pensaba, nunca antes había visto al rey demonio comer. Siempre que era la hora de la comida, Azalea era la única que almorzaba y el rey demonio siempre estaba con ella asegurándose de que comiera todo.

— aunque solo quiero saborearte a ti.— dijo el demonio con una voz juguetona

— ¡AL FIN REVELO SUS VERDADERAS INTENCIONES! — grito Azalea alterada sorprendiendo al rey demonio.— ¡Todo esto fue un plan suyo! ¡Pensaba hacer que bajara la guardia y luego me engordaría para luego comerme!

A este punto Azalea estaba tan asustada que en cualquier momento ella saldría corriendo. Así que el rey demonio tuvo que calmarla.

— ¡espera! No voy a comerte. ¡Solo te estaba cortejando!— le explico el rey demonio — cuando dije que quería saborearte era besar tu piel, no a devorarte

Ahora Azalea ya no estaba asustada solo asqueada y lo demostraba con su rostro.

— perdí el apetito — dijo mientras empujaba su plato

— ¿a qué viene eso?— pregunto el rey demonio sorprendido

— es solo... seré sincera, me disgusta que el que se llevara mi virginidad diga eso.— respondió Azalea fríamente

Sin embargo, el rey demonio empezó a aguantarse la risa.

— ¿que es tan gracioso? — pregunto Azalea

— sigues siendo virgen — respondió el rey demonio a duras penas por la risa

Azalea estaba en blanco y boquiabierta.

La primera noche él la había arrastrado a su cama y empezó a hacerle cosas que alteraban sus nervios. Estaba segura de que en esa noche el rey demonio se aprovechó de ella.

— si te refieres a lo que sucedió en nuestra primera noche juntos pues no paso nada de eso. Lo que sucedió realmente fue que te estaba dando mi afecto hasta que te desmayaste.— le explico el rey demonio.— parece que no estás acostumbrada a tanto cariño

Azalea rápidamente cubrió su cara para evitar que vieran su rostro que estaba tan rojo como un tomate a causa de la vergüenza que sentía.

El rey demonio la veía divertido considerando su reacción tan adorable.

< es tan tierna cuando se avergüenza, así me da más ganas de provocarla. Es igual a un gato cuando se asusta > pensó el rey demonio divertido con la situación.

— eres igual que un gato — dijo el rey demonio ganándose una mirada de Azalea.

— ¿A qué te refieres? —

— olvídalo —

— Entonces, yo sigo siendo virgen ¿verdad?— pregunto Azalea un poco ruborizada

— por supuesto, a menos que quieras dejar de serlo — dijo el rey demonio cortejando a la humana pero se detiene al ver su mirada de asco.— por supuesto que solo bromeo

Realmente era un alivio para Azalea saber que su cuerpo no había sido profanado por el rey de los demonios.

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