Calor intenso.

Antonio llegó esa mañana temprano a la mansión de los Santamaría y le pidió amablemente a Aida que le avisara a Alejandra de su visita. Cuando Aida iba a golpear la puerta de su habitación, ella salió de repente y ambas se espantaron. Rieron torpemente por la situación y bajaron al salón donde Antonio estaba esperando.

"Vaya, qué sorpresa verte aquí tan temprano", dijo Alejandra.

"Bueno, quería recoger personalmente a la nueva presidenta de Industrias Santamaría y darle un buen servicio", dijo Antonio con una mirada un poco egocéntrica.

"Precisamente por eso me sorprende. ¿Un buen servicio, eh?", respondió Alejandra.

"¡Vamos! Sabes que debemos trabajar bien en el futuro", dijo Antonio.

Al escucharlo, Alejandra soltó una risita.

"Con que eso es", dijo de manera burlona.

Ambos subieron al auto donde los esperaba Ronaldo. El secretario de Antonio los seguía desde su auto. Al llegar al edificio, Alejandra se apresuró en tomar el ascensor de empleados.

"¿A dónde vas?", preguntó Antonio con confusión. Ese no era el ascensor que la llevaba a la oficina del presidente.

"Debo pedirle a los miembros de recursos humanos que me consigan un asistente", respondió Alejandra.

"Pídeselo a alguien más, eres la presidenta", dijo Antonio.

"¿A quién se lo voy a pedir? Si aún no tengo un asistente", dijo Alejandra poniendo los ojos en blanco y burlándose.

Antonio la siguió. Cuando se abrieron las puertas del ascensor en el piso 10, en las oficinas de recursos humanos, todos se quedaron en completo silencio. Ahora que era la presidenta, todos la miraban diferente. Algunos solo asintieron, otros agacharon sus cabezas y otros le sonrieron amablemente. Ya no era solo Alejandra, ahora era la Señora Presidenta de Industrias Santamaría. Era una gran hazaña.

"Boris, buenos días. Necesito que por favor hagan entrevistas para asistente de presidencia. Todos los trabajadores en cargos administrativos en este edificio pueden participar", dijo Alejandra.

"De acuerdo, presidenta", dijo Boris con una sonrisa. "Enviaré los requisitos a tu correo".

Dicho esto, Alejandra volvió al ascensor con Antonio. Le llegó una notificación al móvil mientras subían de piso.

"Queen, ¿estarás allí?" preguntó Neil en el mensaje de texto.

Alejandra hojeó el mensaje, pero no fue la única. Antonio, que estaba justo detrás de ella, pudo leerlo, aunque no sabía con claridad de qué se trataba.

Al llegar a la oficina de presidencia, Alejandra se apresuró en encender el ordenador. Antonio le pidió un momento por una llamada urgente que debía hacer, salió de la oficina y se ubicó en el pasillo que estaba solo después de que Andrea decidiera renunciar tras la noticia del fallecimiento de Ricardo.

"¿Qué has averiguado del tal Neil?" dijo Antonio en la llamada con mucha cautela.

"Lo hemos estado siguiendo, pero ya no se ve frecuentemente con la señorita Santamaría", dijeron del otro lado del teléfono.

"Pues sigue vigilándolo, todo lo que haga. Te tengo otra tarea. Averigua todo lo que puedas sobre Gzgamers y Queen".

"Si, señor", colgó después de eso y volvió a la oficina.

Alejandra estaba ya muy metida en su trabajo, tomó algunos archivos de la central en Barcelona y se los pasó a Antonio. "Esto es lo que necesito que revises por ahora. Estaremos manejando el proyecto Acosta desde allí".

"Vale", Antonio tomó todos los documentos y salió deprisa de la oficina. Miró hacia atrás por unos segundos y pensó que algo le parecía muy misterioso de Alejandra. Siguió su camino.

Iba siendo la hora del almuerzo, Alejandra tomó las llaves del auto y bajó al parqueadero. Ronaldo estaba esperándola para llevarla a casa, pero Alejandra decidió comer por su cuenta. Subió al coche y condujo hasta Gzgamers. En su auto ya estaba preparada su máscara de gata.

Al llegar, vio estacionada la motocicleta de Neil y sonrió de inmediato. Ya había esperado mucho para poder verlo otra vez, aunque él no lo supiera.

Al subir las escaleras, vio a Alex que apenas iba entrando a la sala de reuniones con unos papeles. Lo saludó amablemente y entraron. Allí ya se encontraba esperando Neil y el resto del equipo.

Neil, al verla entrar, se quedó boquiabierto. Queen estaba tan radiante.

Llevaba una chaqueta de cuero y unos pantalones ajustados, botas cortas y su icónica máscara. Neil aún no se acostumbraba a verla seguido, siempre lo sorprendía. Su esbelta figura, largas piernas y su piel clara y radiante le atraían mucho. A veces se lograba ver parte de su cabello.

Alejandra saludó cálidamente a cada uno de los presentes y le pidió a Alex que le diera un poco de agua. Hacía calor en la sala, ya que estaba empezando el verano. Alejandra se quitó la chaqueta sutilmente, dejándose ver en una blusa sin mangas. Todos pudieron ver su reciente tatuaje de alas de ángel con la letra "R". Alejandra se sonrojó al sentir la mirada de todos.

Sin embargo, nadie preguntó ni se detuvo a hablar sobre el tema. Se centraron todos en la reunión y en aproximar lo más que se pudiera la fecha de la colaboración. "Debemos hacer esto lo más pronto posible, ya se acerca la temporada de mundiales de liga y necesitamos tener todo concretado antes", dijo Alex con un tono de preocupación. "Yo estoy dispuesta, claro", respondió Alejandra con alegría. Esto era lo que le apasionaba.

Neil la miró directamente a los ojos. Cuando ella le devolvió la mirada, él no dudó en sonreír. "Por supuesto que yo también estoy dispuesto", dijo mientras la miraba y le soltaba un guiño. Él era muy coqueto con ella. Recordó que también era muy coqueto con Alejandra y se preguntó si era así con todas. Tuvo esta duda en la mente por un par de minutos mientras se terminaba la reunión. Estaba tan acalorada que volvió a tomar un vaso con agua.

Bajó las escaleras y se sentó en uno de los ordenadores. Aún sin su chaqueta, tomó un abanico de papel que había en el escritorio para refrescarse. Neil bajó y al verla se acercó. "No sabía que te gustaran los tatuajes", dijo Neil mientras caminaba hacia ella. La miró con astucia, sabía lo tímida que era. Neil tenía varios tatuajes en el cuerpo y por eso se interesó tanto en verle uno. "Es un homenaje", dijo Alejandra tímidamente.

"Oh, ya veo", respondió Neil rozando su hombro con la punta de sus dedos.

Esto estremeció a Alejandra, tanto que su cuerpo entró en un calor intenso y no era por el clima precisamente. Ella tragó saliva, pero Neil continuó acercándose.

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