Alejandra, estando en la oficina de su padre, no podía evitar ver el reloj cada 5 minutos. Estaba ansiosa porque el turno de Neil en la panadería terminara rápidamente. Sin embargo, trató de forzarse a estar concentrada en el papeleo que tenía sobre el escritorio. Odiaba tener que lidiar con eso.
Andrea tocó a la puerta. «Señorita Santamaría, el señor Acosta la espera afuera», dijo y se marchó.
Alejandra frunció el ceño confundida. No habían hablado desde la cena de aquel día y tampoco habían cuadrado un nuevo encuentro. Ella solo quería que desapareciera, pero estaba en la empresa donde podía aparecer su padre en algún momento y debía tratar cortésmente con ese idiota. Así que caminó afuera para verle.
En cuanto Alejandra entró por la puerta, Antonio no dudó en pavonearse por el lugar con su traje de diseñador y su Rolex. Era tan presumido que a ella le causaba un gran fastidio. «Debería venir acá más seguido, tu mirada es diferente», dijo Antonio mientras pasaba por detrás de ella mirándole el trasero, que por cierto era bien pronunciado y eso lo volvía loco.
«Disculpe, señor Acosta, pero ahora estoy muy ocupada y por favor, a brevedad», dijo Alejandra con prisa y desaire, ignorando por completo la mirada pervertida de Antonio.
«Pues su padre me ha pedido venir hasta acá para ayudarle en el proyecto que tenemos pendiente, así que pasemos de una vez a su oficina, si quiere brevedad», dijo Antonio con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Sabía que Alejandra iba a estar incómoda y eso le causaba gracia.
«Puedo perfectamente sola con eso, no tiene por qué preocuparse. Si gusta, puede marcharse», dijo Alejandra. Giró en sus talones para marcharse, pero se detuvo al escuchar a su padre.
«Sé que eres capaz, Alejandra, pero son órdenes mías que Antonio esté acá para avanzar en este proyecto, así que por favor, colaboren juntos ¿quieres, hija?», dijo Ricardo mientras miraba la expresión de desagrado de su hija.
«Por supuesto», dijo ella e invitó a pasar a Antonio a su oficina a regañadientes.
Al entrar, vio a Antonio mirándola de arriba a abajo y mordiéndose el labio inferior. Alejandra de inmediato puso los ojos en blanco y trató de ignorar su expresión. Puso toda su atención en el proyecto hasta que por fin llegó la hora de la salida. Apresuró a tomar su bolso y las llaves del auto, pero Antonio, mucho más rápido que ella, le tapó el paso hacia la puerta.
- "Deberíamos despedirnos adecuadamente, ¿no crees, preciosa?" -dijo mientras la tomaba de la cintura y la acercaba a él con fuerza. Ella escondió su asco por un segundo mientras él le dio un frío beso en el cuello. Después de esto, simplemente lo alejó y salió en dirección a su auto.
Miró el reloj y escuchó sonar el móvil. Al ver el nombre en la pantalla, no dudó en contestar.
- "Queen, buena noche. ¿Qué tal todo?" -dijo Neil del otro lado del teléfono.
- "Hola, no esperaba que me llamaras hoy. ¿Hay alguna novedad?" -respondió Alejandra con un tono desinteresado. Al menos eso quería parecer, pero su corazón estaba acelerado. Esa voz le hacía sentir cosas.
- "Sí, quería repasar los ítems de la última partida. ¿Podemos vernos mañana?" -preguntó Neil con entusiasmo.
- "Claro, solo envíame la hora y ubicación. Allí estaré" -dijo Alejandra con una voz más suave.
Se quedó mirando el móvil luego de colgar la llamada y suspiró. "Qué rico escuchar a este hombre hablar", pensó. Encendió el auto y fue camino a casa. Se duchó y vistió, se puso ropa ligera para salir a comprobar si Neil aún estaba de turno, aunque nunca le dijo su hora de salida. Puede que aún estuviera trabajando o quizá no.
Al entrar a la panadería, vio de lejos a Neil hablando felizmente con otra de las chicas que atendía el mostrador. Esto la confundió y se preguntó si eran cercanos o no. Por su forma de hablar, parecía que sí. Trató de no darle mucha importancia, pero no podía sacar la imagen de su Dios de los videojuegos coquetear con alguien más. Neil, al percatarse de que ella estaba allí, se acercó y le preguntó qué iba a pedir.
"Me interesas tú", dijo Alejandra de manera directa y sin apartarle la mirada. "No me dijiste tu hora de salida", continuó diciendo, mordiéndose los labios.
"En una hora", respondió Neil sin dudarlo, hipnotizado por la mirada de Alejandra. Tragó saliva tratando de recomponerse. Aclaró su garganta y volvió a preguntar: "¿Qué le sirvo, señorita Alejandra?".
Ella solo se alejó un poco y dijo: "Hasta entonces, Neil". Se giró, pero antes de salir, lo miró una vez más, queriendo descifrar cuánto podía influir ella en él. Ella solo se deleitaba al verlo ponerse helado, sin tener ni idea de todo lo que le provocaba también. Era como un juego.
Fue a casa, buscó qué ponerse y se lo pensó muy bien. Se puso un vestido ajustado color celeste con destellos en la cinturilla, que no era tan casual ni tan formal. Se puso tacones no muy altos y un abrigo color perla que la hacía ver de piel más clara de lo que era. Tomó su cartera y las llaves del coche, bajó las escaleras que daban al salón donde la estaba esperando Aida, su ama de llaves, con paquetes que parecían ser pesados, pero ahora no tenía tiempo de revisarlos, así que le ordenó que los colocara en su habitación.
Salió deprisa, aparcó en la entrada del local esperando a Neil. De repente, lo vio salir con la chica de hace un momento. Alejandra no pudo resistir tener un poco de enojo. "¡Qué rayos! Solo son compañeros de trabajo", tratando de convencerse a sí misma.
Hizo sonar la bocina del auto para llamar la atención de Neil y así fue. Él se acercó rápidamente al auto y ella lo invitó a entrar. "¿A qué dirección vamos? Estoy para llevarte sano y salvo", dijo Alejandra con un poco de burla en la mirada.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 29 Episodes
Comments