Ausencia

Estando en el salón de la casa en Barcelona, Alejandra, sumida en sus propios pensamientos y buscando respuestas a todo lo que había pasado, recostó su cabeza en el sofá.

"No puedo dejar a papá solo, deberé quedarme hasta que pueda ir conmigo a casa", dijo Alejandra mientras miraba a Ronaldo, que estaba del otro lado del escritorio.

Él asintió levemente. "Prepararé todo para que se sienta a gusto en su estancia aquí", dijo mientras se retiraba.

Alejandra recordó la imagen frágil que tenía su padre en esa sala de hospital. Nunca se imaginó que algo así le ocurriría a su familia.

Tomó el teléfono y vio un par de llamadas de Alex y mensajes de su madre. Decidió no responder y solo se tiró a llorar nuevamente, desconsolada, hasta que al fin pudo quedarse dormida.

Ronaldo ya había ordenado su desayuno para cuando despertara. Tenía unas bolsas terribles en los ojos, se notaba que había llorado toda la noche.

Mordisqueó los alimentos y se fue a duchar. Tomó su bolso y se dirigió al hospital.

Era sábado por la tarde y Neil estaba terminando su turno en la panadería.

"¿Te vas ya a casa?" le preguntó Nataly, una de sus compañeras de trabajo, poniendo una mirada curiosa.

"Sí, debo hacer algo rápido en casa. Nos vemos", respondió Neil mientras se marchaba.

Pero Nataly se apresuró en agarrarlo de la manga de su chaqueta. "Espera, vamos a beber algo. Es sábado después de todo", dijo Nataly mientras pestañeaba. "No seas tan cuadrado".

Neil soltó una pequeña risita, pero no dudó en negarse. Quería ir a casa pronto, así que se subió a su moto y se fue.

Nataly puso los ojos en blanco. Siempre había querido llamar la atención de Neil, pero él continuaba rechazándola.

Neil había tomado una ducha breve, pero no se vistió enseguida. Solo se envolvió una toalla alrededor de la cadera, dejando ver su abdomen tan bien definido y esculpido, como todo un dios griego. Todavía le bajaban gotitas de agua desde su cabello castaño. Sabía perfectamente lo que causaba en las mujeres y usaba eso para hacerse viral en las redes sociales. Se miró al espejo, tomó su móvil y se tomó una selfie muy sexy. De inmediato la subió a todas las plataformas. Sonrió satisfactoriamente y se dirigió a la cocina para preparar algo de merienda. Empezó a sonar el móvil y lo miró rápidamente:

"¡Hombre, tanto tiempo sin verte! Deberíamos ponernos al día", dijo Stev del otro lado del teléfono. Este era un chico que había sido capitán de su equipo hace algunos años, pero se retiró debido a una lesión en una de sus manos. Neil lo respetaba mucho.

"Vale, vale. Ya nos veremos. Igual debo presentarte a alguien, pero primero debo confirmar", respondió Neil de manera entusiasta.

"Esperaré", dijo Stev antes de cortar la llamada.

Neil hizo una marcación rápida en el móvil, era el número de Queen Blue, pero este se iba directamente al buzón de voz. Hizo un par de intentos más hasta que se rindió. Miró la pantalla del móvil extrañado, pero aún así fue a devorar su merienda.

A la mañana siguiente, muy temprano, se despertó para ir a su turno en la panadería. Esperó con ansias ver a Alejandra asomarse por allí e ir a comprar los ponqués que tanto le gustan, como era de costumbre cada mañana, pero ella no apareció. Se le hizo muy raro, pero decidió no dejarse llevar mucho y continuó con su trabajo. Sin embargo, cada vez que sonaba la campanilla de entrada, alzaba la mirada, ansiando que fuera ella.

Su turno terminó y se dirigió a Gzgamers, donde Alex lo había citado antes. Al entrar a la sala de reuniones, se fijó en que todos estaban allí, excepto Queen. Le extrañó, ya que ella siempre estaba empapada de su trabajo. Frunció levemente el ceño, pero apresuró en sentarse.

Al terminar la reunión, preguntó rápidamente: "¿Por qué no vino Queen? ¿Pasó algo?", mirando a Alex con curiosidad.

"Va a estar ausente por un tiempo por problemas personales. Realmente no sabemos si podremos hacer la colaboración como habíamos planeado anteriormente. Deberá ser por separado", dijo Alex con un poco de angustia en el rostro. Él era el único que sabía los motivos de Queen.

"Debe ser muy grave", respondió Neil arqueando las cejas, levemente sorprendido. Rápidamente recordó que hoy tampoco pudo ver a Alejandra, lo que le pareció una extraña coincidencia.

Neil se despidió amablemente y tomó su motocicleta para dirigirse a casa.

En la puerta, estaba estacionado un coche, pero no había nadie dentro. Nunca había visto ese auto antes, no le dio mayor importancia y entró. Tiró todo lo que tenía encima. Había sido un día muy largo. Solo se recostó en su sofá sin darse cuenta en qué momento se quedó dormido allí.

Para cuando recordó, ya eran las 3 de la mañana. Se levantó del sofá y miró a la ventana. Ya no estaba el auto. Fue tambaleando de sueño hasta su habitación y volvió a dormir.

...

"Ronaldo, compra frutas y unos panecillos, por favor. Ya me harté de comprar comida en ese hospital. Es tan insípida", le ordenó Alejandra.

Él asintió y de inmediato salió.

Alejandra estaba arreglando algunas pijamas y toallas para su padre. No le gustaban las del hospital. Prefirió mantenerlo limpio por ella misma.

Tomó el móvil: "Mamá, lamento no haber podido hablarte antes. Realmente fue bastante agotador llegar aquí y estar al tanto de todo. Prometo llamarte pronto".

Secó un par de lágrimas que habían brotado de sus ojos y se dirigió al hospital.

Llegó a la habitación de su padre. Habían entrado las enfermeras a medir sus signos vitales. Estaba igual que cuando llegó. Eso no la aliviaba, pero al menos la mantenía alerta por si había algún cambio.

Sacó el ordenador de su bolso y planeó trabajar al lado de su padre un rato. Vio la bandeja de entrada del correo suministrado por Gzgamers.

✉️Neil Pérez.

Se apresuró a mirarlo. Llevaba ya un par de días sin saber de él, así que tenía mucha curiosidad.

"No respondes mis llamadas, así que intento por acá. No te vi en la reunión de hoy. Espero que marche todo bien. Llámame apenas puedas, ¿va? Neil Pérez".

Se quedó mirando el mensaje por varios minutos con tristeza. Quería seguir en sus partidas llenas de gloria, pero no podía dejar a su padre solo en esto. Ella era lo único que él tenía.

Soltó un suspiro y se limitó a trabajar.

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