Llegó Ronaldo con las frutas que Alejandra le había pedido, pero ella se había quedado dormida con la laptop encendida. Miró la pantalla que estaba llena de documentos de Industrias Santamaría e hizo una leve sonrisa. Ella había estado trabajando duro para tomar el puesto de su padre cuando él se retirara.
Alejandra fue abriendo los ojos lentamente, Ronaldo le pasó la cesta con frutas. Ella tomó una manzana para comerla, luego miró la pantalla de la laptop y recordó el mail que le había enviado Neil. Buscó su perfil, vio una foto que se había tomado él recientemente frente al espejo. Llevaba el cabello húmedo y desordenado, su torso completamente desnudo, sus pectorales y abdominales tan imponentes y poderosos. Sin darse cuenta, se mordió los labios. Recordó ese día que Neil la llevó al complejo de oficinas en ese pequeño cuarto. No pudo evitar sonreír un poco.
Decidió responderle a Neil. "Debo resolver algo, me disculpo de antemano, te llamaré en un par de horas".
Alejandra se fue a casa luego de haber estado todo el día al lado de su padre, hablándole y aseándolo. Su agotamiento mental no era nada comparado al físico que tenía en ese momento. Tenía mucho peso encima. Decidió meterse a la bañera un buen rato con agua tibia. Empezó a restregar su cuerpo para limpiar cualquier cosa obtenida en el hospital. Pero algo le subió por su espalda cuando recordó la selfie de Neil, el día en el complejo de oficinas, la noche en su casa. Tenía una necesidad de él y lo había estado reprimiendo. Dejó de restregarse y empezó a acariciar sus senos, su abdomen hasta bajar a su entrepierna. Tuvo el deseo de tenerlo cerca, pero todo terminó cuando de repente sonó su móvil. Se espantó un poco y saltó de la bañera para tomar la llamada.
Era del hospital. "Señorita Santamaría, los signos de su padre han mejorado. No ha despertado del coma, pero nos ha dado una chispa de esperanza hoy", dijeron del otro lado del teléfono.
Alejandra se emocionó, sonrió con lágrimas en los ojos, se puso el pijama y mirándose al espejo por fin pudo soltar un suspiro que se puede decir que era de alivio. Sin embargo, no era absoluto. Debía seguir estando a su lado.
Se dispuso a jugar un rato en su ordenador y puso música suave para relajarse. Tuvo en cuenta el cambio horario entre Europa y América, pensando que nadie la vería jugar, pero no podía estar más equivocada. Justo en ese momento, apareció la notificación: "Neil ha iniciado sesión".
A Alejandra se le aceleró el corazón y soltó una risita de alegría. Se le aceleró aún más el corazón cuando vio que Neil la había invitado a unirse a su equipo para echar unas partidas.
"Señorita Queen, no esperaba verla por aquí", vio el mensaje en la pantalla.
"Pues aquí estoy, vamos", respondió mientras iniciaba el emparejamiento de la partida.
Después de un par de victorias en Liga de Dragones, vio que Neil estaba haciéndole una videollamada.
Alejandra se quedó atónita, se bloqueó por un segundo, corrió hasta su habitación y buscó la máscara de gata que había dejado en una de sus gavetas. Le dio gracias a Dios por haberla iluminado el día que empacó sus cosas. Volvió rápidamente al salón con su máscara ya puesta y contestó la llamada. Había algo raro, Alejandra se puso la máscara, pero se olvidó de ponerse un suéter. Tenía su pijama blanco con transparencia. Neil apenas la vio, se quedó boquiabierto. Alejandra se dio cuenta de inmediato porque la mirada de Neil se centraba en sus pechos. Se dispuso a alzar la cámara para que se viera solo su máscara mientras se tapaba con una cobija que había en el sofá.
"Ho, hola Queen, qué gusto verte", dijo Neil tartamudeando un poco.
Alejandra no pudo evitar soltar una risita burlona al ver la reacción de Neil.
"Hola, puedo decir lo mismo", respondió Alejandra pestañeando a la cámara.
Ambos se quedaron en silencio por un breve momento hasta que Alejandra decidió romper el incómodo silencio.
"Oye, recién vi tu foto tan exhibicionista", dijo riéndose.
Neil inmediatamente se puso rojo. "Ja, ja, ja, me atrapaste, era para que tú la vieras", dijo soltando un guiño.
Alejandra se sorprendió por lo coqueto que podía llegar a ser él.
"Vaya, pues sí que lo lograste", dijo Neil al escucharla. Se alzó la camisa un poco. "Aunque antes estaba mejor".
Alejandra abrió más los ojos y volvió a dar gracias por llevar esa máscara puesta, sino dejaría en evidencia todo lo que Neil le provocaba.
"Qué modesto", dijo mientras ambos reían.
Continuaron hablando por unos 20 minutos sobre todo un poco, Liga de Dragones, Gzgamers, Alex, las partidas que habían acabado victoriosas juntos.
Alejandra bostezó brevemente. "Debo irme ya, mañana será un día largo para mí".
"Acá ya amaneció y debería estar cambiándome para ir a trabajar", dijo Neil casi con un susurro. Se estiró y se despidió.
Alejandra apagó el ordenador y se tiró a la cama.
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