Neil hizo un enorme esfuerzo por reprimir sus impulsos y aclaró su garganta.
"Discúlpame, solo tenía una pequeña cosa en mente", dijo.
"Noté perfectamente. ¿Puedo preguntar qué te pasó?", preguntó Alejandra sin apartar la mirada de este bello hombre al cual le encantaba intimidar.
"No es nada, pero tu voz me resulta familiar. Debo estar alucinando", respondió Neil queriendo desviar el tema porque era claro que se sentía atraído.
Al escuchar esto, a Alejandra le empezaron a sudar las manos.
¿Será que me descubrió? ¿Acaso puede saber quién soy? ¡Mierda! tengo que hacer algo. Ella se puso sumamente inquietante. Nadie podía saber quién era, al menos no hasta que pudiera posicionarse como presidenta de Industrias Santamaría exitosamente.
Alejandra aclaró su garganta y se movió en la silla buscando una posición más cómoda para ella.
"Ya que estamos aquí, tratemos de aclarar el panorama para llevar la colaboración a cabo. Dime, Neil, ¿qué es lo que necesitabas hablar conmigo?", dijo.
Neil procedió brevemente a explicarle los puntos que quería resaltar de la competencia y el paso a paso para lograr la meta marcada. Alejandra no dudó ni un momento en apoyarlo. Se nota que es dedicado en lo que hace y se preguntaba en qué otro aspecto podía ser tan bueno. No pudo evitar llenar su mente con múltiples posturas con el hombre que tenía en frente. Lo imaginó en la mesa, en el sillón, incluso en el piso. Él sacaba todo ese lado pervertido de ella y eso le resultaba interesante. Hacía tiempo que no se sentía así por alguien que no fuera Manuel, su ex-prometido.
Aunque ya habían pasado casi 6 años desde que rompieron, llegaron a ser buenos amigos. Manuel continuó su vida casándose con otra mujer y Alejandra se centró en la carrera que su padre había escogido para ella.
Repentinamente, Neil dejó de hablar y Alejandra solo asintió aunque no había escuchado casi nada o nada de lo que había dicho. Le restó mucha más importancia cuando lo vio levantarse y caminar hacia ella. Se puso detrás y se inclinó tanto que pudo rozar su espalda con el pecho. Él estaba mostrándole imágenes en la tableta que sostenía en las manos, pero ella solo estaba sumida en el contacto físico que estaban teniendo. Inconscientemente, le rozó los dedos con sus pechos y él solo se quedó paralizado. Luego de un momento, volvió a incorporarse y le preguntó de manera curiosa: "¿Qué te parece? ¿Estás de acuerdo con los cambios?"
Tratando de no parecer tonta, Alejandra solo asintió.
"Lo que tú me digas está bien, sé que eres el mejor en esto. De igual manera, necesito que me envíes todos esos datos para revisarlos y estudiarlos mejor", respondió él.
Una notificación llegó al móvil de Alejandra. La revisó y era su padre: "Cariño, necesito que vuelvas temprano. Hay junta con los accionistas y te necesito presente".
Alejandra, a regañadientes, se despidió de Neil y se marchó.
Estando en su auto de camino a casa, hizo repasos en su mente de su reciente encuentro con el señor Neil Pérez, el Dios de los videojuegos que la volvía loca. No entendía cómo podía hacerle sentir de esa manera sin siquiera conocerlo bien. Algo de él le intrigaba mucho. ¿Será porque no era de su mismo círculo social? ¿Se sentía atraída porque era diferente? No estaba segura, pero lo que sí sabía es que quería mantenerlo cerca el mayor tiempo posible. Por eso, se disgustó cuando su padre le escribió. Estaba segura de que no sería solo una junta. Sabía que el idiota de Antonio estaría allí. Después de todo, siempre ha sido un lamebotas de su padre para conseguir el dichoso proyecto.
Alejandra salió de la ducha para ponerse el lindo vestido de seda que le regaló su padre para esta ocasión, cuando el tono del móvil la asustó por un segundo.
"Antonio, ¿no puedes esperar a verme?" atendió.
"Estoy ansioso por verte de nuevo. ¿Tienes tiempo para después de la junta?"
Alejandra puso los ojos en blanco al escucharlo.
"Te dije que no quería seguirle el juego a mi papá. No necesitamos seguir viéndonos. Puedes seguir siendo un playboy".
"No puedo ser siempre un playboy, y sabes que esto es necesario, nos guste o no".
"Voy a cortar". Alejandra tiró el móvil a un lado y decidió no arruinar su noche. Que pase lo que tenga que pasar.
Aida llamó a la puerta, y ella se apresuró en bajar para irse junto a su padre.
Como era de costumbre, la junta con los accionistas era siempre en lugares de lujo, como salones VIP y restaurantes con 4 o 5 estrellas, todo al estilo de la Élite.
Al llegar, estrechó cortésmente la mano de cada uno de los integrantes y, sonriendo amablemente, tenía que ser agraciada y gentil para tomar confianza y poder posicionarse como sucesora de los Santamaría. Era el orgullo de su padre, o eso le hacía creer. Él no tenía ni idea de que su tan linda hija vivía una vida completamente diferente encerrada en su habitación, donde él nunca entraba por respetar su espacio, pero que a veces sospechaba de "Andanzas". Por supuesto, que Aida sabía que tampoco tenía permitido decir ni una sola palabra. En eso, mi ama de llaves era la mejor.
Llegó Antonio y saludó amablemente a todos, pero al ver a Alejandra luciendo tan elegante, no pudo apartarle la vista de encima. Se apresuró en saludarle con un beso en la mejilla. "Tan guapa como siempre, si tan solo tuviera una oportunidad". Al escucharlo, Alejandra hizo una expresión de desinterés y, apartando la mirada hacia otro lado, se dio cuenta de la figura esbelta y bien parecida que tenía en frente: el señor Pérez, que estaba trabajando en ese mismo restaurante esa noche, le devolvió la mirada con un guiño y una leve sonrisa.
Alejandra se quedó boquiabierta. No esperaba verlo allí, pero ¿cómo? Aparte de ser uno de los mejores jugadores, también trabaja aquí y en la panadería. ¿Cómo podía con todo eso?
Su padre la sacó de sus pensamientos cuando la llamó para presentarle a los nuevos accionistas que también tenían sus inversiones en el grupo Acosta. Mi padre quería a toda costa que me casara con ese idiota egocéntrico.
"Disculpen señores, debo ir al baño", diciendo esto, Alejandra le hizo señas a Neil para que la siguiera al baño. Rápidamente fue allí. "¿Qué haces aquí?", dijo Alejandra con incredulidad.
"Este restaurante es de un buen amigo y vengo a ayudarle de vez en cuando. Sabía que tenías dinero, pero no sabía la magnitud del poder que tiene tu familia en esta ciudad. Ya me das miedo", dijo Neil burlonamente.
"No te hagas el gracioso conmigo", Alejandra le devolvió una sonrisa de complicidad y fue a reunirse nuevamente con su padre para terminar sus asuntos.
Más tarde en casa, Alejandra se desmaquillaba y lavaba sus dientes cuando recibió notificaciones en el teléfono:
"Te veías preciosa, definitivamente serás una gran esposa.
Antonio Acosta."
"Queen, aquí está todo el material de apoyo que me pediste, cualquier duda me puedes llamar.
Por cierto, te quería decir que te veías muy bien ;)
📎Ítems liga de dragones.doc
Neil Pérez."
Le dio un vuelco el corazón al leer el último mensaje y pudo irse a dormir feliz.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 29 Episodes
Comments