Un triste adiós

Estando Neil en el turno de la mañana, recordó que llevaba ya varios días sin ver a Alejandra. Puso una sonrisa amarga al pensar que, por ser una persona adinerada, era normal que olvidara rápido a gente como él. Solo sacudió su cabeza para quitarse el pensamiento y continuar en su labor. En el otro lado de la entrada estaba estacionado nuevamente el auto negro que había visto cerca de su apartamento, pero no lograba ver a la persona en el puesto del conductor, ya que los vidrios polarizados no se lo permitían. Se dispuso a salir para ver más de cerca. Al momento de dar un paso a la acera, el auto arrancó, dejando atrás la panadería. Neil se quedó mirando el auto confundido y con sospecha. Sin embargo, volvió al mostrador para terminar su turno.

Alejandra estaba al lado de su padre, sumida en su trabajo. Desde que él cayó en coma, ella no dejaba de ir al hospital. Siempre llevaba su laptop para avanzar en sus cosas sin dejar de ver a su padre. Empezaron a sonar los aparatos que mantenían a su padre alerta, alertando su decadencia. Alejandra se sobresaltó. De inmediato, entraron una docena de enfermeras y el médico. "¿Qué está pasando?" preguntó Alejandra muy alterada, pero nadie le respondió. Las enfermeras la empujaban fuera de la habitación. "Debe salir de inmediato", le decían mientras la sacaban. Alejandra intentó forcejear con las enfermeras para no salir, pero finalmente la sacaron, cerraron la puerta y Alejandra solo pudo verles las espaldas, atónita con lo que recién había pasado. Nerviosa, caminaba de un lado a otro. Ronaldo llegó y, al verla en ese estado, preguntó rápidamente: "¿Qué ha sucedido?" Alejandra lo agarró fuertemente del saco y, con los ojos llenos de lágrimas, le respondió: "No lo sé, mi papá de repente empezó a temblar, las enfermeras vinieron con el médico y me pidieron, no, me sacaron de la habitación". Alejandra soltó el saco de Ronaldo y, con un suspiro, dijo: "Por favor, Ronaldo, averigüe qué pasa". Ronaldo se acercó a la puerta. Una de las enfermeras le susurró algo. Él asintió y volvió con Alejandra.

"Solo debemos esperar", dijo.

Alejandra solo pudo ponerse aún más nerviosa, esperó con ansiedad noticias.

Después de unos minutos que parecieron horas, salió el médico.

"Señorita Santamaría, lo sentimos mucho, su padre no pudo salir adelante..."

Alejandra, al escuchar esto, se derrumbó por completo. Soltó todo el llanto que tenía reprimido, solo le brotaban lágrimas y más lágrimas.

...

Después de haberse calmado un poco, Alejandra le pidió a Ronaldo que se encargara del papeleo y la preparación del cuerpo de su padre. Lo debían llevar a Miami para su sepelio.

Alejandra no comprendía por qué le pasó eso a su padre. Ella tenía la esperanza de que se recuperara, pero el traumatismo que tuvo le causó daños no solo en su cabeza, sino también en sus pulmones y riñones.

Alejandra se había prometido en algún momento que habría un homenaje a sus padres cuando partieran de este mundo. Decidió ir a una tienda de tatuajes en Barcelona antes de subir al avión. Se hizo unas alas de ángel en su hombro izquierdo en honor a la memoria de su padre, con la inicial "R" en la mitad.

...

Tomó sus maletas y salió con dirección al aeropuerto. Ronaldo tenía los tickets esperando en el momento de abordar el avión. Alejandra no se quitó sus lentes oscuros en todo el viaje. Al llegar a Miami, llamó a su madre de inmediato.

"Madre, ya estamos aquí. En un rato iré a verte, ¿de acuerdo?" Colgó el móvil y se subió al auto con Ronaldo camino a la mansión Santamaría.

Llegó al jardín que estaba frente a las puertas de la mansión. Tomó su tiempo para disfrutar la vista de todas las flores, árboles y animalitos que allí habían decidido vivir. Miró las dos grandes puertas de la entrada y se tomó su tiempo para entrar. Cuando al fin entró, no pudo evitar llorar al ver la amplitud del salón que ahora lo sentía mucho más grande y vacío sin la presencia de su padre. Fue directo al estudio donde él solía trabajar largas horas. Tocó con la punta de sus dedos el sillón donde él solía estar. Tomó un memito que había en el escritorio, escribió "Te amaré siempre" y lo colgó en la pantalla de la laptop.

Aída entró al estudio interrumpiéndola. "Bienvenida de nuevo a casa, señorita", dijo con una cálida sonrisa.

"Gracias, Aída. ¿Podrías traerme un té, por favor?", dijo Alejandra con una media sonrisa.

"Por supuesto", dijo Aída mientras salía a la cocina.

Alejandra fue detrás de ella. Tomó su té y atrajo a Aída a sus brazos, la abrazó por al menos 3 minutos. "Señorita Alejandra, tenga mucha fuerza", dijo Aída consolándola.

Alejandra se alejó y se giró para ir a su habitación. Miró su cama y le apeteció mucho dormir una siesta antes de ir a casa de su madre. Fue al armario y se cambió a una ropa más cómoda, se metió en la cama, tomó el móvil revisando sus pendientes pero no tenía nada. Se quedó dormida.

...

Aída tocó suavemente la puerta, despertando a Alejandra.

Abrió la puerta. "Señorita, su madre está abajo. ¿La hago pasar?", dijo mientras Alejandra se frotaba los ojos tratando de acomodarse.

"Sí, por favor, Aída", dijo Alejandra en un bostezo.

"Hola, cielo", dijo Amanda desde la puerta. Se apresuró a entrar y darle un fuerte y cálido abrazo a Alejandra.

"Mamá, estuve todo el tiempo con él...", dijo Alejandra en un llanto desconsolado.

"Lo sé, cariño", dijo Amanda tratando de calmarla y consolarla.

Se abrazaron por un tiempo y luego se dedicaron a ponerse al día. Amanda se acostó junto a Alejandra. Vieron una película en su habitación para intentar no pensar mucho en lo sucedido.

Al cabo de un rato, sonó el móvil de Alejandra. Era Alex. "Queen, lamento lo de tu padre, mis más sinceras condolencias", dijo él con calidez.

"Gracias, Alex. Veo que ya lo han hecho público. Perdón por no haberte avisado de mi regreso. Ya entenderás... Sin embargo, no quiero volver por un tiempo".

"Sabía que dirías algo así. No te preocupes, comprendo la situación", dijo Alex comprendiendo que Alejandra necesitaba tiempo.

Amanda la miró. "Cariño, vendré por ti mañana. ¿Vale?"

"Está bien, mamá". Alejandra se despidió de Amanda y volvió a la cama.

...

Al día siguiente, Amanda fue a buscarla y se subieron al auto juntas para el sepelio de su padre.

Había mucha gente: accionistas, amigos cercanos, la prensa y Alex.

Alejandra vistió un vestido largo negro, ajustado en la parte superior y holgado en la parte inferior, lentes oscuros y un sombrero. Hasta sufriendo se veía genial.

Alex se acercó y le brindó un fuerte abrazo.

"Te estaremos esperando, no te preocupes ¿vale?", dijo Alex.

Alejandra asintió y le dio una sincera sonrisa.

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