Gil les explicó a su escuadrón sobre la reunión que tuvo hace escasos minutos. Narró los hechos que tuvieron relación con Alexa y la decisión de matarla. Luego de terminar, observó cómo todos estaban temerosos. No los culpaba, si todo giraba en pelear con esa aldea, la mayoría moriría; e incluso, existía la posibilidad de que fueran exterminados y estos cazadores tomaran acciones con los responsables.
—Con todo dicho, tienen una hora para despedirse de sus familiares, conocidos o cualquiera que guarde relación con ustedes—dijo Gil. Miró a todos su escuadrón y continuó:—No les prometo que ese panorama no se cumpla. No les prometo que vayan a sobrevivir. Ni siquiera les prometo que cumplamos la misión. Lo único que puedo asegurarles es que me encargaré de que sus familias no les falte casi nada.
Los caballeros vieron a su capitán con respeto y admiración. No todos los capitanes de los otros escuadrones decían la verdad y les prometían que cuidarían de sus familiares y personas preciosas. También, su capitán supo que sus muertes afectarían a todos sus conocidos y por eso no podía darles todo.
—Eso es todo, pueden retirarse—habló Gil y vio por un momento el sol.—A las diez de la mañana nos veremos en este campo para marcharlos.
Los caballeros dieron un grito de confirmación y se marcharon en un destello. Tenían que aprovechar al máximo su posible último día de vida. Al final, los únicos que se quedaron en el campo fueron Gil y Sil.
—¿Por qué aún estás aquí, Sil? Ve y despídete de tu familia.
—¿Vas a pelear con Finn, cierto?—preguntó. El silencio de su capitán lo confirmó.—¡¿Por qué aceptaste pelear contra él?! Sabes que no puedes derrotarlo. Está en una liga distinta.
—Lo sé, Sil. Finn era un monstruo antes y lo sigue siendo. Sin embargo, sus energías y fuerzas no pueden crecer desde aquel día—respondió. Miró a su compañera y continuó:—Desde que fue maldito por Fafnir, él se quedó estancado. Sus energías y su fuerza física no pueden incrementar. La maldición impuesta por ese maldito dragón no es para bromear.
—Pero...
—Además, no es seguro que lleguemos a esa situación. No te preocupes.
—No te hagas el tonto, ambos sabemos cuánto desea el rey tener las mazmorras de ese bosque. Tú deberías saber que Finn nunca entregaría a Alexa, él mismo se encargaría de matarla si tuvo contacto con Nightmare. Y en el caso de que no la tenga, los otros miembros de otros continentes pueden usar esas palabras como excusa para atacar.
Gil suspiró por la perspicacia de Sil. Él mismo conocía el hambre de poder del rey. Fue esta misma la que consiguió que formara parte de la orden y después en el líder de los caballeros.
El objetivo del rey era apoderarse de las tres mazmorras dentro del bosque. Su interés no radicaba en que dos de las tres fueran de rango A, sino por la cantidad de monstruos antiguos que solo podían encontrarse en ese lugar.
Por ejemplo, muchos nobles compraban los huesos o núcleos de Rocs y Mamuts gigantes para formar contratos o crear objetos con alquimia. También, como estos procedían de mazmorras del tiempo de la invasión de Nightmare, la energía que estos monstruos tomaban de sus hábitats era mayor a las normales. Lo cual significaba que sus pisos o planetas beneficiarían a los cultivadores.
—Sí, tienes razón. Pero no hay nada que podamos hacer, son órdenes.—respondió Gil.—En cuanto a Finn, parece que tendremos ayuda. Tal vez, en este momento, el rey debe estar recibiendo llamadas de otros continentes para participar.
—Aun así, es peligroso que pelees con Finn—dijo con un deje de tristeza.—Y si mueres, ¿quién se encargará del escuadrón?
—No moriré—habló con seguridad.—Todavía tengo que aniquilar a los caidos. Tengo que hacerlo.
—Ya veo... Entonces no tomo más tu tiempo, nos vemos más tarde.
Gil observó cómo Sil se marchó y se puso serio. Le molestaba que el rey lo utilizara a su antojo, pero es la única opción de eliminar caidos con los mejores recursos. Y si eso significaba eliminar a sus antiguos compañeros, lo cumpliría a de lugar.
En un balcón del castillo, el rey miraba la retirada de Gil con una sonrisa. Tenía todas las piezas en su lugar para apoderarse de ese bosque y buscar las reliquias de las doncellas. Lo mejor es que otros continentes e incluso la iglesia pedirían participar a cambio de las mazmorras, sin saber que el verdadero valor se hallaba en la aldea.
—Una flecha capaz de atravesar todo. Surca los cielos sin ser detenida. El nirvana no puede alcanzarla. Su tiro erradica todo —murmuró el rey. El tono melodioso sonaba antiguo.—Arco de imprescindible valor. Oculto en lo recóndito del bosque corazón. Crear flechas de vivido valor. El flujo es su constante consorte.
El rey tarareaba la melodía hasta que recibió una comunicación en su comunicador. Removió el dispositivo de sus vestimentas reales y lo colocó en la mesa.
El dispositivo brilló. Una pantalla traslúcida se formó para presentar a un anciano de pelo blanco. Sus ojos ámbar miraban al emperador con una mirada misteriosa. Una peculiaridad de este individuo es la mitra en su cabeza y vestimenta de obispo blanca.
—No interrumpo nada, rey de Avalon.
—No, Papa —desestimó el rey.—Y no importa si lo hace, usted es la persona más importante del planeta. Su presencia debe significar una revelación divina.
—Tan alargador como siempre, rey de Avalon —rió un poco el Papa. Luego se puso serio y sus ojos calculadores vieron al rey.—Por lo que veo, no pudieron eliminar la amenaza.
—Sí, Gil falló en su misión. La chica guardaba varios trucos —respondió.—Tenía pensado castigarlo, y qué mejor que perder varios miembros de su escuadrón.
—Tan cruel como siempre. Pero te lo advierto, rey de Avalon, Gil muere y tendrás varios problemas —dijo. La comunicación se comportó errático unos segundos hasta volver a la normalidad.—¿Quedó claro?
—Comprendo, Papa —dijo el rey mientras se levantaba de su asiento y se inclinaba en una rodilla.—Siento que mi comportamiento lo disgustara. Solo deseo que Gil siga creciendo para que le sirva a usted en su búsqueda de proteger este mundo.
—Agradezco sus pensamientos. Aunque, la próxima vez resérveselos hasta consultarme—comento e indico que volviera a su lugar. Espero a que el rey regresara a su asiento y continuo:—Dada la situación actual, varios continentes enviarán a sus activos más fuertes para ayudar. Yo desplegaré a seis de mis paladines para purificar los restos de Alexa.
El rey de Avalon no lo mostró, pero se sorprendió de que el propio Papa desplegara parte de su élite más fuerte. Cada uno de ellos tenía el mismo o mayor valor que otras élites de todos los continentes.
Los paladines eran los miembros más fuertes de la orden templaria. Estaban versados en el manejo de varias armas, temas y elementos sacros. Ellos se encargaban de preservar el tratado de no guerra entre continentes, asesinar cultos oscuros y demoníacos, y sobre todo, eliminar caidos o cultos relacionados con Nightmare.
—Gracias, Papa. Su ayuda es muy grata.
—No agradezca, es mi deber eliminar todo rastro de ese maligno ser—respondió con una sonrisa.—Bueno, eso es todo, rey de Avalon. Espero recibir noticias de nuestra victoria.
—Las recibirá. Dios está de su lado.
Después de que el Papa cortara la comunicación, el rey golpeó y rompió la mesa. Estaba harto de tener que mantener una relación amistosa con ese zorro astuto. Sin embargo, guardó la calma. Muy pronto tendría la oportunidad de devolverle todas las humillaciones que recibió.
—Filo de almas. Servidor de la muerte—volvió a murmurar. Esta vez, su vista en la catedral de la capital.—Arrastra los muertos. Un fin sin lamentos.
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