Zero se encontraba de nuevo en la cápsula, sintiendo como la impotencia, frustración y decepción latían en su pecho. A pesar de todo lo que había intentado, seguía atrapado en ese mundo virtual y controlado por aquellos científicos detrás de las pantallas.
La cápsula estaba sumida en un completo silencio y oscuridad, solo interrumpido por el sonido constante de los monitores y dispositivos conectados a ella. Zero se sentía atrapado y sin esperanza, ¿cómo podría escapar de allí y encontrar a sus amigos?
De repente, una luz brillante inundó la cápsula y una voz desconocida resonó en su cabeza: "Bienvenido, Zero. Espero que te hayas tomado el tiempo para reflexionar sobre tu situación. Ahora es el momento de continuar con tu misión".
"¿Qué está pasando?", preguntó Zero con ansiedad en su voz cuando escuchó los disparos desde el otro lado. Los científicos parecían igual de desconcertados que él, y antes de que pudieran responder, la puerta de la cápsula se abrió de golpe, liberando a Zero.
Antes de que pudiera recuperarse del shock, el líder del equipo sombra, Hydra, entró corriendo en la habitación con Ana a su lado. Zero se sintió aliviado de verla sana y salva, pero su mente estaba llena de preguntas.
Ana se acercó a él con preocupación y le preguntó si estaba bien. Zero intentó hablar, pero tosió y se llevó la mano a la garganta. "Sí... creo que sí", respondió finalmente mientras trataba de recuperar el aliento.
Hydra interrumpió su conversación y les explicó lo que había pasado. El equipo sombra había entrado en acción para rescatarlos, y habían logrado infiltrarse en las instalaciones con éxito. Sin embargo, había habido un enfrentamiento armado con los guardias de seguridad y tuvieron que luchar para escapar con vida.
Zero estaba sorprendido y aliviado al mismo tiempo. Todavía no podía creer que todo lo que había vivido en las últimas horas había sido una especie de experimento en un mundo virtual controlado por los científicos.
"¿Y ahora qué?", preguntó Ana con impaciencia. "¿Cómo vamos a salir de aquí?"
Hydra les aseguró que tenían un plan de escape, pero necesitaban moverse rápido y con cuidado. Les dio un breve resumen del plan y les pidió que lo siguieran de cerca.
Zero miró a Ana con los ojos llenos de confusión y ansiedad. "¿Cuánto tiempo he estado aquí?" preguntó, tratando de recuperar su sentido del tiempo.
Ana suspiró y respondió: "Han pasado seis meses, Zero. No hemos sabido nada de ti desde que desapareciste en la base del bosque".
Zero quedó boquiabierto. "¿Seis meses?" repitió incrédulo. "¿Cómo es posible?"
Ana asintió con tristeza. "Sí, hemos estado buscándote desesperadamente. Encontramos algunas pistas sobre este laboratorio de Cyferworld que estaba ubicado en las afueras de la ciudad. Fue difícil entrar, pero finalmente dimos contigo".
Zero asintió lentamente, todavía tratando de procesar todo lo que había sucedido. "Necesito salir de aquí", dijo finalmente con determinación. "Y luego necesito respuestas".
Hydra y su equipo comenzaron a desactivar las defensas del laboratorio mientras Zero y Ana permanecían agazapados detrás de un muro cercano. La tensión en el aire era palpable, cada uno de ellos sabía que cualquier error podría costarles sus vidas.
"¿Estás listo?" preguntó Hydra a su equipo a través del comunicador. "Listos para proceder", respondieron los miembros del equipo.
Con movimientos precisos y coordinados, el equipo avanzó hacia la entrada del laboratorio, desactivando las trampas y asegurándose de que el camino estuviera despejado. Zero y Ana los siguieron de cerca, manteniéndose alerta y listos para cualquier eventualidad.
Finalmente, llegaron a la entrada principal del laboratorio. "Estamos adentro", dijo Hydra en el comunicador.
De repente, sonaron alarmas en todo el edificio y las luces comenzaron a parpadear. "¡Maldición, se dieron cuenta!" exclamó uno de los miembros del equipo. "Tenemos que salir de aquí ahora mismo".
Hydra rápidamente les ordenó que se retiraran mientras él y su equipo lidiaban con los guardias. Zero y Ana se movieron con cuidado hacia la salida, pero fueron interceptados por un grupo de guardias que salían de un pasillo cercano.
"¡Alto ahí!" gritó uno de los guardias apuntando con su arma. "¡No se muevan!"
Hydra y su equipo aparecieron en el otro extremo del pasillo y comenzaron a disparar contra los guardias, dándoles la oportunidad de escapar.
Corrieron hacia la salida mientras los disparos seguían sonando detrás de ellos. Finalmente, llegaron a la salida y salieron del laboratorio, encontrándose en el exterior. Respiraron aliviados, pero sabían que todavía no estaban a salvo.
"Tenemos que movernos", dijo Hydra mientras sacaba un dispositivo de rastreo. "Los guardias nos seguirán, tenemos que perderlos".
Zero y Ana asintieron en silencio mientras seguían al equipo sombra a través del bosque cercano. La adrenalina corría por sus venas mientras se movían a través del terreno irregular, saltando sobre troncos caídos y esquivando ramas.
Finalmente, después de horas de correr, llegaron a una zona segura. Hydra miró a su equipo, "Lo hicimos", dijo con una sonrisa de satisfacción.
Hydra guió al grupo hacia un vehículo que estaba estacionado a pocos metros de la entrada del laboratorio.
"Suban, tenemos que salir de aquí lo más rápido posible", dijo mientras abría las puertas del coche.
Zero y Ana subieron rápidamente al asiento trasero, mientras que Hydra se sentó en el conductor y el resto de su equipo se acomodó en el asiento delantero y en la parte trasera del vehículo.
El motor del coche rugió mientras Hydra aceleraba, tratando de alejarse lo más posible del laboratorio de Cyferworld. Zero podía sentir su corazón latiendo rápidamente en su pecho mientras se aferraba al asiento trasero.
De repente, Ana le habló en un susurro. "Zero, ¿estás bien? Pareces estar en estado de shock."
Zero sacudió la cabeza y se enderezó en su asiento. "Sí, estoy bien, solo... No puedo creer que haya estado allí durante seis meses."
"Lo sé", dijo Ana con preocupación en su voz. "Parecía tan real, ¿verdad? Todo lo que pasó en la aldea Flor de Loto, Zang, Ku y el anciano Yang. Pero no era real, Zero. Era solo un programa."
Zero asintió lentamente mientras reflexionaba sobre todo lo que había experimentado en el mundo virtual. "Sí, lo sé. Pero fue difícil de aceptar. Me sentía tan conectado con todo, con todos ellos."
"Lo entiendo", dijo Ana con comprensión en su voz. "Pero ahora estás aquí con nosotros, y eso es lo que importa. Tenemos que centrarnos en el presente y asegurarnos de que esto no vuelva a suceder."
Mientras estaban en el coche, Ana sacó un intercomunicador y se lo entregó a Zero.
"¿Qué es esto?", preguntó Zero, examinando el dispositivo en sus manos.
"Es un intercomunicador", respondió Ana con una sonrisa en su rostro. "Hay alguien que quiere saludarte".
Zero frunció el ceño, sin entender a quién se refería Ana. Pero cuando se puso el intercomunicador, reconoció inmediatamente la voz que escuchó al otro lado.
"Zero... ¿eres tú?", dijo la voz con tono de sorpresa.
"Alfred", respondió Zero emocionado. "Sí, soy yo. ¿Cómo estás?"
"Estoy bien", dijo Alfred. "Nos tenías preocupados a todos, después de que fuiste capturado. Nos esforzamos por saber de ti".
Zero suspiró, recordando todo lo que había pasado en la habitación virtual. "Sí, estuve en un lugar extraño", dijo. "Parecía tan real... estuve allí por seis meses".
"Seis meses...", repitió Alfred, asombrado. "Eso es mucho tiempo. ¿Cómo te sientes ahora?"
"Confundido", respondió Zero. "Pero estoy bien, gracias a Hydra y su equipo".
Ana miró a Zero con una expresión de preocupación. "¿Estás seguro de que estás bien?", preguntó.
Zero le sonrió débilmente. "Sí, estoy bien. Solo necesito tiempo para procesar todo esto".
Mientras iban en el coche, Zero miraba por la ventana, observando la naturaleza que pasaba velozmente. Los árboles y las montañas se sucedían, mientras el sol se ponía en el horizonte. Poco a poco, el cansancio lo fue venciendo y, finalmente, cerró los ojos y se quedó dormido. Ana lo cubrió con una manta, mientras Hydra conducía en silencio, con su mirada puesta en el camino. El sonido del motor del coche y el paisaje que se desvanecía alrededor de ellos, creaban un ambiente relajante y reconfortante. El cansancio se apoderó de todos, y pronto estaban dormidos, dejando atrás la tensión y el peligro que habían vivido. El coche seguía su camino, llevándolos a un nuevo destino, mientras la noche se extendía por el horizonte.
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