Capítulo 2 Una Empresa Peligrosa.

Después de varias horas de investigación, Alfred encontró el nombre del hombre responsable. Se trataba de un pez gordo llamado Simon Baker, un hombre adicto al tabaco y a experimentos de laboratorio.

"¡Bingo, directo en el blanco!", exclamó Zero emocionado mientras miraba la pantalla del ordenador. "¡Alfred, eres un genio!"

"Gracias, Zero", respondió la voz electrónica de Alfred. "Pero no podemos bajar la guardia. Baker no es alguien a quien tomar a la ligera. Hay que tener cuidado al enfrentarlo".

"Lo sé, Alfred", respondió Zero con seriedad. "Pero no podemos permitir que continúe con sus operaciones ilegales. Tenemos que actuar rápido y con precisión".

Zero tomó una profunda bocanada de aire antes de comenzar a idear su plan. Sabía que Baker no era alguien que pudiera derrotar fácilmente, pero también sabía que tenía que intentarlo.

"Primero, tenemos que infiltrarnos en la empresa 'Robots X' y recopilar toda la información posible", dijo Zero mientras comenzaba a escribir códigos en su ordenador. "Alfred, necesito que me ayudes a encontrar cualquier punto débil en su sistema de seguridad".

"Lo haré lo mejor que pueda, Zero", respondió Alfred. "Pero ten cuidado. Si descubren lo que estás haciendo, podrían rastrearte y detenerte".

Zero sabía que tenía que ser cuidadoso, pero también sabía que no podía permitirse el lujo de detenerse ahora. Con la ayuda de Alfred, comenzó a bajar exploit y ejecutarlos para ganar acceso a ciertos lugares y buscar información sobre Simon Baker y sus actividades ilegales.

Después de horas de trabajo, finalmente pudieron hackear la empresa 'Robots X' y acceder a su red. Zero y Alfred comenzaron a recopilar toda la información que pudieron encontrar sobre las operaciones de Baker.

Fue entonces cuando Zero se detuvo y miró fijamente la pantalla del ordenador. "Mira lo que tenemos aquí", dijo en voz baja. "Parece que Baker ha estado utilizando los androides de la empresa para actividades ilegales. Está utilizando sus capacidades para robar información y perpetrar crímenes".

Zero se sintió indignado ante lo que vio. Sabía que tenía que hacer algo para detener a Baker y proteger a la ciudad de sus actividades delictivas. Con la información que habían recopilado, Zero comenzó a idear su plan para confrontar a Baker y detenerlo de una vez por todas.

Zero salió de su guarida en la oscuridad de la noche. La ciudad estaba desierta, con solo unas pocas luces que parpadeaban en la distancia. Las calles estaban desoladas y el silencio era ensordecedor. Caminó por las calles vacías, su figura se movía como una sombra en la noche.

Finalmente llegó a la empresa "Robots X", una imponente estructura de vidrio y acero que se alzaba hacia el cielo. Zero se acercó a la entrada principal, pero estaba cerrada con llave. Con un movimiento rápido, sacó una herramienta de su bolsillo y abrió la cerradura sin hacer ruido.

Una vez dentro, siguió las instrucciones de Alfred en su oído, quien lo guiaba a través de las oscuras y laberínticas habitaciones de la empresa. El edificio estaba en silencio, con solo el suave zumbido de las luces de emergencia como sonido de fondo. Zero se movía con sigilo, evitando los pocos dispositivos de vigilancia que había en su camino.

Finalmente llegó a la sala de servidores, el corazón de la empresa. La puerta estaba cerrada con un lector de huellas, pero Zero tenía una herramienta especial que podía engañar al sistema de seguridad. Después de unos momentos, la puerta se abrió con un suave chasquido.

Dentro de la sala de servidores Zero trabajaba silenciosamente en la sala de servidores, inyectando el virus en cada sistema y asegurándose de que se propagara rápidamente. Afortunadamente, Alfred lo guiaba a través del proceso, lo que hacía que su trabajo fuera mucho más fácil.

Después de unos minutos, Zero se aseguró de que la infección se hubiera propagado a todos los sistemas. Ahora era el momento de retirarse. Sin embargo, justo cuando se estaba preparando para salir de la sala de servidores, escuchó un ruido extraño que venía de una puerta en la esquina de la habitación.

"¿Qué diablos es eso?", susurró Zero mientras se acercaba lentamente a la puerta, tratando de no hacer ningún ruido. Sabía que debía ser cuidadoso, ya que no sabía quién o qué podría estar al otro lado de la puerta.

Con el corazón latiendo con fuerza, Zero giró lentamente el picaporte de la puerta y la abrió sigilosamente. La puerta se abrió a una escalera que conducía hacia abajo, en la oscuridad profunda de la empresa.

"¿Alfred, puedes detectar algún movimiento en esa área?", susurró Zero en su micrófono, tratando de no hacer demasiado ruido.

"No hay actividad registrada en esa área, Zero. Podría ser una falsa alarma, pero mantente alerta", respondió Alfred en voz baja.

Con el corazón latiendo con fuerza, Zero tomó una bocanada de aire y comenzó a descender por las escaleras, preparado para lo que pudiera venir.

!

Zero sintió un escalofrío recorrer su espalda al abrir la puerta que daba a lo profundo de la empresa. El aire estaba cargado de tensión y el silencio era opresivo. Al adentrarse en la sala, una escena aterradora lo recibió: cuerpos, muchos cuerpos, desmantelados y esparcidos por todas partes.

El suelo estaba cubierto de manchas oscuras y había rastros de sangre que lo hacían sentir como si estuviera pisando sobre el mismo infierno. Los cuerpos parecían haber sido utilizados en experimentos, con partes de humanos fusionados con piezas robóticas, como si hubieran estado creando algo aterrador.

Zero sintió un nudo en el estómago, la vista le hacía sentirse mareado y un fuerte dolor de cabeza comenzó a afectarle. Se dio cuenta de que había visto algo que podría poner en riesgo su vida y decidió salir de allí lo antes posible.

Corrió por los pasillos de la empresa, intentando mantener la calma y ocultándose en las sombras para no ser detectado. Sabía que necesitaba salir de allí antes de que fuera demasiado tarde. Finalmente, logró llegar a la entrada principal y salió corriendo hacia su guarida, sintiendo el alivio de estar a salvo.

Pero incluso en su escondite, no podía sacudirse la imagen de los cuerpos desmembrados y las abominaciones que había visto en la sala profunda de la empresa. Sabía que había descubierto algo terrible y peligroso, algo que debería mantener en secreto si quería sobrevivir

Zero se sentó en su silla y trató de calmarse. Sabía que no podía permitirse perder la compostura, pero la imagen de los cuerpos desmembrados seguía acechándolo. Miró a su alrededor en su guarida, donde había pasado innumerables horas trabajando en su ordenador para investigar a la misteriosa empresa. Ahora, sin embargo, todo parecía diferente. El mundo que había estado construyendo en su cabeza se había derrumbado por completo.

Se levantó de su silla y caminó de un lado a otro de la habitación. Necesitaba pensar en lo que había visto y en lo que significaba para él. Si decía algo, pondría su vida en peligro. Pero si no decía nada, la empresa seguiría haciendo lo que estaba haciendo.

Zero tomó un momento para respirar profundamente y calmarse después de su terrible descubrimiento en la empresa. La imagen de los cuerpos desmembrados y las abominaciones experimentales seguía rondando su mente, pero sabía que debía mantener la calma y continuar trabajando.

Fue entonces cuando Alfred, su asistente virtual, le informó de un nuevo mensaje encriptado. Zero sintió un escalofrío recorrer su espalda, preguntándose si la persona misteriosa detrás del contrato había descubierto su infiltración en la empresa.

Con un poco de temor, Zero le pidió a Alfred que mostrara el mensaje. Al leer las palabras "ven mañana en el lugar donde nos conocimos y dime lo que descubriste", se dio cuenta de que debía reunirse con su misterioso cliente lo antes posible para entregar la información y terminar su trabajo.

A pesar de que su curiosidad lo hacía querer saber más sobre la empresa y sus secretos, sabía que no podía correr más riesgos. Así que, con determinación, Zero decidió cerrar el capítulo de la empresa y prepararse para su reunión con la persona misteriosa.

Con un suspiro, Zero se levantó de la silla y se dirigió a su armario para prepararse para el día siguiente. La tarea estaba casi completa, y esperaba poder terminarla pronto y volver a su vida normal. Pero algo en su interior le decía que esto no sería tan fácil como él esperaba.

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