Capitulo 18 Error del protocolo

A medida que pasaban los días, Zero comenzó a sentirse cada vez más desconcertado. A pesar de su entrenamiento diario con la instructora Ku, no podía sacudirse la sensación de que algo estaba mal. Se preguntaba constantemente por qué estaba allí y qué estaba sucediendo en el mundo exterior.

La comunicación con Alfred se había perdido y no tenía manera de saber si su equipo estaba bien. Cada vez que intentaba conectarse con su comunicador, solo escuchaba estática. Zero intentaba no demostrar su preocupación, pero era evidente en su rostro.

La instructora Ku era amable pero rigurosa a la hora de entrenar. Zero aprendía rápidamente las técnicas de la espada, pero su mente estaba en otro lado. La falta de noticias del exterior lo estaba consumiendo por dentro.

Zang, por su parte, parecía estar siempre observando la aldea. Zero notó que estaba más alerta de lo normal, como si estuviera esperando algo. El silencio que envolvía la aldea parecía cada vez más amenazante.

Zero trató de distraerse con su entrenamiento, pero era difícil. Cada día se sentía más aislado y preocupado. ¿Qué estaba sucediendo allí fuera? ¿Qué le había pasado a su equipo? La falta de respuestas lo estaba volviendo loco.

La sensación de suspenso en la aldea se hizo más fuerte cada día. Zero sabía que algo estaba por suceder, algo grande y peligroso. Pero no tenía ni idea de qué era, ni cómo prepararse para ello. Todo lo que podía hacer era entrenar y esperar a que llegara el momento.

Pasada la semana, Zero se presentó ante el anciano Yang, quien lo recibió con una mirada serena pero enigmática. "Y bien, Zero, ¿Qué te pareció todo? ¿Te quedarás o seguirás tu propio camino?", preguntó el anciano.

Zero, por su parte, solo quería regresar con sus amigos y seguir tocando las teclas de un ordenador. Esta forma de vida era más tranquila y diferente, pero la incertidumbre no lo dejaba en paz. "Gracias, anciano Yang, por todo, pero debo regresar con mi equipo. No sé cómo estarán ellos y no puedo pensar en otras cosas si ellos no están", respondió Zero con un tono firme.

El anciano lo miró seriamente, frunciendo el ceño y frotando su barba mientras pensaba en lo que Zero acababa de decir. "Veo que no resultó. Está bien, reiniciaremos el protocolo hasta que lo aceptes", dijo el anciano con una sonrisa enigmática.

Zero no entendió sus palabras, solo se fijó en su sonrisa y de repente, antes de que pudiera decir algo, todo se nublo.

Zero se encontraba en la misma postura que cuando llegó a la aldea Flor de Loto. Trató de moverse, pero se dio cuenta de que estaba atado y que tenía una venda en los ojos. De repente, escuchó pasos acercándose y sintió la presencia de alguien a su lado.

"Tranquilo, no te haremos daño", dijo una voz conocida, era Zang.

Zero se sorprendió al ver que la habitación estaba completamente vacía. No había señales de la existencia de algún objeto o mueble en el lugar. Miró alrededor, desconcertado, tratando de encontrar algún indicio de lo que había sucedido. Pero nada. El vacío absoluto llenaba la habitación y su mente se quedaba en blanco. Era como si alguien hubiera borrado por completo cualquier rastro de la existencia previa de la habitación. ¿Cómo era posible? Zero estaba perplejo.

De repente, todo comenzó a desvanecerse a su alrededor, como si se tratara de un sueño. Zero se tambaleó y cayó al suelo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en una especie de cápsula.

Zero comenzó a sentir pánico. Trató de abrir la cápsula, pero estaba atrapado.

De repente, una voz le habló a través de un altavoz: "Tranquilo, Zero, estás seguro en nuestro mundo virtual. No te haremos daño, solo necesitamos que completes algunas misiones para nosotros".

Zero estaba desconcertado. ¿Un mundo virtual? ¿Qué estaba pasando? De repente, recordó todo lo que había pasado en la aldea Flor de Loto y se dio cuenta de que todo había sido una especie de programa. No podía creerlo.

Pero entonces, ¿Dónde estaban sus amigos? ¿Eran ellos también parte de este mundo virtual? Zero comenzó a preocuparse por ellos. ¿Cómo los encontraría? ¿Cómo escaparía de allí?

La tensión y la incertidumbre se apoderaron de él mientras esperaba alguna señal de lo que pasaría a continuación. ¿Cómo lograría salir de esa cápsula y encontrar a sus amigos?

Zero intentó calmarse y pensar con claridad. Si estaba atrapado en un mundo virtual, debía encontrar una forma de salir de él. Pero primero necesitaba saber más sobre su situación.

Miró a su alrededor y se dio cuenta de que la cápsula estaba conectada a varios cables y dispositivos. Parecía que estaba siendo monitoreado. De repente, una pantalla se iluminó frente a él y un mensaje apareció: "Completa la primera misión y podrás reunirte con tus amigos".

Zero frunció el ceño. ¿Qué tipo de misión era esa? ¿Y cómo sabía la persona detrás de la pantalla sobre sus amigos? Pero tenía que intentarlo. Si completaba la misión, tal vez podría encontrar una manera de escapar.

El mensaje le indicó que la misión era hackear un sistema de seguridad en una base militar. Zero se sentía un poco confundido, ¿por qué querrían que él hiciera eso? Pero luego recordó que era un experto en informática y que esa podría ser su única oportunidad de salir de allí.

Zero se encontraba atrapado en su antiguo apartamento virtualizado, y su única salida era completar la misión de hackear la base militar. Se acercó a la computadora y comenzó a trabajar en el sistema de seguridad. No fue fácil, pero después de varias horas de trabajo, finalmente logró burlar el sistema y obtener acceso a la información que buscaba.

Pero cuando intentó salir de la habitación, se dio cuenta de que aún estaba atrapado. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no podía salir? Entonces recordó las palabras de los científicos: "hasta que no hackees la base militar, no podrás salir de este entorno".

Zero se sintió enojado y frustrado. Sabía que estaba siendo manipulado y controlado, y que su única salida era completar tareas para estos científicos desconocidos. Pero también sabía que tenía que encontrar una forma de escapar. Miró a su alrededor y comenzó a buscar pistas y cualquier cosa que pudiera ayudarlo a salir.

Después de varias horas de buscar, encontró un pequeño orificio en la pared detrás de la computadora. Con una herramienta improvisada, logró ampliar el orificio y descubrió un cable que conectaba la habitación virtual con el mundo real. Sin pensarlo dos veces, cortó el cable y la habitación comenzó a desvanecerse. De repente, se encontró de vuelta en la cápsula.

sintiendo la presión de los científicos detrás de las pantallas. "No hagas esto más complicado, Zero", dijo uno de ellos con un tono de impaciencia. "Solo estás retrasando lo inevitable. Completa la misión y podrás salir de ahí".

impotencia, frustración y decepción tres cosas que latía en el pecho de aquel joven que yacía en aquella cápsula.

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