Capítulo 11: Hermandad

Amarilis y Anabella detuvieron en aquella habitación durante tanto tiempo que se quedaron dormidas, en los sueños de Amarilis miraba todo lo que ocurrió entre ella y Anabella, presto más atención a todo lo que recordaba y justo lo que temía todo encajaba con su inseguridad y el miedo que se creó al sentirse abandonada.

También recordaba todas las veces que Miriam la manipulaba a ella, así que no le sorprendería que haya hecho lo mismo con su hermana, tenía pensado no cambiar nada, las únicas personas que le preocupaban era su madre Nelly, su padre Magnus, y Maximiliam, nunca pensó en nadie más, hasta ahora.

Esto le hacía preguntarse que si realmente merecía el regresar en el tiempo y vivir feliz, se dio cuenta su forma egoísta de pensar, ya que sería absurdo vivir como antes.

Se despertó y se levantó de la cama, levanto a Annabelle y ambas decidieron alistarse para salir a desayunar juntas ambas querían recuperar su tiempo perdido así de que mejor que ir a una cafetería a comer algo y pasar toda la tarde juntas como hermanas.

Su padre Magnus miro por la ventana y vio como sus hijas se sonreían e iban juntas al mismo carruaje como cuando eran niñas, esto lo sorprendió, pero sonrió con dulzura, ya que las niñas de sus ojos por fin eran unidas, aunque él se aseguraría de no dejar que nadie les quita esa sonrisa a sus hijas.

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Amarilis y Annabelle caminaban por la capital muy alegres y comprando algunos accesorios para el cabello, mientras hacían eso Amarilis se preguntaba a sí misma si podría decirle lo que vivió hace unos años, pero lo haría a manera de sueño porque tampoco es como que la quiera hacer sentir mal con su muerte y con la de su padre, lo haría después del desayuno.

Después de las compras y el desayuno Amarilis estaba muy nerviosa y esto lo noto Annabelle la cual le pregunto lo que le pasaba

- Bueno te diré algo que pasó, pero por favor tienes que creerme - *Dijo Amarilis muy nerviosa y asustada en ese momento*

- Tranquila solo confía en mí - *Dijo Annabelle con una sonrisa*

Amarilis sonrió, pero después puso su rostro serio y comenzó a contarle sobre su antigua vida por así decirlo, pero a manera de un sueño, contó sobre la búsqueda de la prometida para el príncipe heredero, en el cual fue elegida, el posible compromiso, la ruptura de este, su romance con Maximiliam, la muerte de su padre y por último su muerte y mientras más decía se podía ver la cara de sorprendida y de terror de Annabelle por cada palabra.

- Juro que cuando desperté sentí un gran alivio porque creí que solo era una simple pesadilla, pero cada cosa que ha ocurrido en ese sueño ha ocurrido y de verdad yo no quiero vivir eso, no otra vez - *Dijo Amarilis asustada y temblando en su asiendo*

Annabelle tomo su mano en ese momento y le regaló una cálida sonrisa la cual lloraba manchando su rostro.

- De verdad yo fui quien ocasionó tu muerte?? - *Dijo Annabelle*

Amarilis asiento la cabeza, muy triste, ya que pocas veces la vio llorar.

- Por favor perdóname, perdóname Amarilis juro que nunca trataré de hacerte daño, por favor perdóname - *Dijo Annabelle llorando y abrazando a Amarilis*

Amarilis también la abrazo y comenzó a llorar junto a ella, no tenían miedo de que nadie las viera, ya que estaban en una habitación privada así que nadie las molestaría.

- Descuida sé que no lo harás, apartir de ahora estaremos juntas y muy unidas - *Dijo Amarilis sonriendo*

- Gracias hermana, te prometo que no te fallaré y también quiero ayudarte a detener ese sueño, juntas evitaremos ese futuro - *Dijo Annabelle sonriendo y con un rostro lleno de determinación*

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Después del desayuno ambas estaban caminando por la capital y luego de eso irían a un bar para divertirse un rato y olvidar los malos momentos, claro solo comprarían unas botellas y las llevarían a la casa para evitar riesgos, pero cuando estaban hablando de lo más tranquila.

- Es un placer volver a verlas señoritas de Novak - *Dijo el príncipe Augustus haciendo una reverencia*

Amarilis comenzó a sentir miedo, ya que nuevamente estaban esos ojos azules oscuros que daban demasiado miedo, Annabelle noto esto por lo que ella fue la que saludo y dijo que se irían a otro lugar, pero Augustus no se rendiría tan fácil.

- Yo puedo acompañarlas señoritas - *Dijo Augustus tomando la mano de Amarilis pero haciendo presión*

Amarilis no pudo evitar hacer una mueca de dolor el agarre era muy fuerte y su cuerpo al ser tan débil hacía que el dolor fuera insoportable...

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